Un edificio con un huevo colgandero
Sobre la clausura de la sede de la Escuela Superior de Diseño de la Región de Murcia
Hace unas pocas semanas, un enorme huevo se estrellaba en la fachada de la Escuela Superior de Diseño de la Región de Murcia —rebautizada como ... Edi–. La enorme masa albuminosa no venía de ningún ave gigante, que desorientada y víctima de los nervios, hubiera dejado caer este orbe gigantesco entre la avenida Europa y Juan de Borbón. Tampoco habría cabido un huevo de tal calibre en la pala de un tractorista que, en una hipotética manifestación, hubiera decidido catapultarlo contra este desmejorado edificio.
Si pasan hoy por la calle Periodista Antonio Herrero esto es lo que verán. Un enorme huevo, de tres pisos de altura, esclafado en un edificio viejo, cochambroso, triste y ahora... cerrado. La única Escuela Superior de Diseño de esta región, que permite un acceso gratuito a las enseñanzas de diseño, está hoy cerrada, desde el pasado día 14 de febrero, y sin previsión de reapertura. La razón, según indica la propia Consejería de Educación, es que «se detectan problemas estructurales... incompatibles con el normal desarrollo de las enseñanzas autorizadas al centro». Estos problemas estructurales no son a causa del huevo, que quizá no impactó con tanta fuerza, vienen de hace tiempo. Tanto o más que los años que lleva instalada la Edi en este inmueble. Este edificio albergaba previamente otro centro de primaria y secundaria que cambió de sede en 2008 por la presión de la directiva y las familias que ya señalaban la precariedad de unas instalaciones del todo definientes. Aún con estas carencias y tras años cerrado, en 2010 se pensó que era el sitio más idóneo para dar sede a la institución educativa que va a formar, y, de hecho, así lo viene haciendo, a las diseñadoras y diseñadores que piensan nuestros muebles y utensilios, nuestra ropa, el interior de nuestras casas y comercios, nuestras campañas, marcas, páginas webs, aplicaciones o cualquier otra cosa que lleve texto y fotos y veamos por una pantalla o en la calle. Básicamente todo lo que vemos tanto si aparta usted la vista de este artículo como si no (si está usted en el bosque entonces mire el artículo). Estas personas llevan formándose catorce años en un edificio con poco más de 20 aulas que dan servicio a una comunidad educativa de casi 400 personas. El salón de actos ni siquiera tiene sillas, solo 50 pupitres que no permiten la realización de conferencias u otros eventos con el aforo necesario.
Aún con estas, han salido grandes profesionales que están manteniendo a Murcia en el, para muchos, inexplicable 'ranking' del diseño nacional. Sí, esto no es sacabarriguismo provincial, y «Murcia es una potencia en diseño», no es un titular del 'Mundo Today', es una realidad que da sede a empresas donde se diseñan sillones y lámparas que se venden en todo el mundo, etiquetas de las bodegas más prestigiosas de Rioja, Ribera o Rueda, marcas que nos llevan al espacio como país, carteles que visten la plaza de Callao para el Ayuntamiento de Madrid, campañas que ganan premios en San Sebastián o Cannes, ropa que desfila en Madrid, Barcelona o Londres e infinidad de diseños que reciben cada año el reconocimiento de premios y publicaciones de Estados Unidos, Japón, Alemania o Italia.
El huevo esclafado paradigmáticamente parece ser el síntoma de un edificio que pide a gritos ser derruido
Murcia no es solo huertos, Murcia es un vergel en su sentido más amplio. Y si no me creen consulten un par de medios especializados o el blog (murciavisual.es) que Jesús Serrano mima cada semana recogiendo todo este periplo de talento autonómico.
El año pasado arrancamos desde el estudio un proceso selectivo para cubrir una plaza de diseñador júnior y no nos sorprendió ver que más del 70% de las candidaturas vinieran de otras comunidades autónomas, alguna incluso de fuera del país. Todas apelaban a su hueco para trabajar en esta Murcia del diseño. En un sector en alza que necesita personas con formación especializada. Personas que sepan observar, analizar y pensar y solo después, dibujar, animar, esbozar o formalizar. Y para aprender todo esto se necesitan medios y un entorno estable, que no provisional, a la altura de unos estudios superiores como son los de Diseño. Hoy tenemos un colegio viejo con huevo esclafado que paradigmáticamente parece ser el síntoma de un edificio que pide a gritos ser derruido, aunque tenga que ser a huevazo limpio.
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