Inma Bermúdez: «Tenemos que entrar en razón y pensar en lo que queremos dejar a nuestros hijos y nietos»
La diseñadora murciana pretende buscar soluciones al problema del cambio climático que sufre nuestro planeta
yousra takaroumt
Murcia
Domingo, 11 de diciembre 2022, 07:40
La tercera mujer y la más joven que ha recibido el Premio Nacional de Diseño es una murciana: Inma Bermúdez (1977). Detrás de este reconocimiento ... hay una trayectoria repleta de éxitos, mucho trabajo, esfuerzo y sacrificio. Recibir este premio que concede el Ministerio de Ciencia e Innovación la ha hecho sentir «muy orgullosa» y desea que sirva para animar a todas las mujeres a verse capaces de conseguir llegar donde desean. «Tienen que pensar que se puede y si tienen sueños se pueden conseguir, aunque siempre hay que trabajar mucho, nada es fácil», cuenta en esta entrevista a LA VERDAD desde Valencia, donde lleva años instalada. «Yo también he trabajado muchísimo para llegar a donde estoy. Trabajaba los fines de semana, he dormido poco... pero bueno, es mi pasión», dirige estas palabras a las mujeres.
¿Cualquiera puede conseguir sus sueños? Ella cree que sí. «Hay que trabajar en algo que te apasiona porque al final son muchas horas de tu vida dedicadas a eso». Cree en la igualdad entre mujeres y hombres, y en verla lo más real posible en un futuro muy próximo. «Si fuéramos más mujeres en los estratos más altos y en el poder, no solo en la política, en general. Creo que sería bueno, tendríamos otra manera de resolver las cosas», reflexiona.
La carrera profesional de esta diseñadora industrial comenzó en Alemania, donde estuvo un año de Erasmus de prácticas en la Universidad de Ciencias y Diseño Aplicados en Pforzheim. «Me adapté muy bien y empecé a trabajar en estudios de diseño industrial», recuerda entre risas. Una etapa «bastante satisfactoria», donde aprendió mucho y que resultaría clave en su vida.
Posteriormente, se dirigió a la sede de la multinacional de muebles y decoración Ikea en Suecia para realizar un periodo de prácticas. La compañía le ofreció un puesto de trabajo, pero la murciana lo rechazó: «Llevaba 6 años fuera de España y quería volver». En Valencia comenzó a trabajar con la empresa de figuras y productos de porcelana Lladró a la vez que siguió colaborando con Ikea. En el 2011, Bermúdez, junto a su pareja y socio, el arquitecto Moritz Kefter, construyó su propio estudio y taller a las afueras de Valencia para trabajar de forma autónoma con varias empresas a la vez. Aunque insiste en que la mayoría de clientes permanecen en el tiempo, como es el caso de Ikea.
«Nos llevamos bien y estamos los dos contentos, seguimos trabajando y consiguiendo más objetivos que los que se consiguen en un primer trabajo, cada vez hay más confianza y nos entendemos mejor con el cliente», señala.
Junto al taller se encuentra su propia casa. Una construcción hecha «con lógica», según la diseñadora. Cuenta con muros muy anchos que ofrecen un buen aislamiento y permiten conservar el frío y el calor. «No me gustan -indica- los chorros de aire caliente, no me hace sentir bien. No hay en mi casa ni aire acondicionado ni calefacción». Tampoco tiene televisión: «El hábito de sentarse a mirar la tele no es muy saludable».
Su hogar cuenta con un sistema de ventilación cruzada, una cubierta vegetal, una piscina libre de químicos, aislamiento de corcho, orientación al sur que facilita que el sol caliente el interior en invierno y para el verano tiene unas viseras que protegen también. «Cosas que ayudan a estar más a gusto en tu casa y es como las de hace unos 100 o 150 años atrás», resume. También tiene un huerto con gallinas del que se encarga su madre, que vive, al igual que otros tíos suyos, en una casa junto a la de la diseñadora. «Es saber vivir bien», confirma con satisfacción.
Trabajar rodeada de su familia, su madre, sus hijos (Carla, 3 años, y Otto, 5 años), tíos y pareja, lo considera una gran ventaja. Con su socio pasa mucho tiempo y siempre tiene tema de conversación; cada uno de sus proyectos lo consideran un hijo más y tiene que salir muy bien. «Muchas parejas a veces no tienen de qué hablar y caen en la monotonía, pero a nosotros nos gusta lo que hacemos y lo llevamos bien», anota. Puede compaginar el trabajo con el cuidado de sus hijos gracias a la presencia de su madre tan cercana: «No hubiera sido posible si no viviera ella aquí», remarca.
Bermúdez no recuerda que haya rechazado trabajar con ninguna empresa, excepto alguna de China que no le convencía. «Cuando trabajo con una empresa me gusta pensar que es una relación a largo plazo», apunta. Ha comprobado que es más fácil trabajar con las empresas conforme pasa el tiempo: «Cuando empiezas con alguien nuevo tienes que invertir muchos más recursos».
Las frases
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Motivación «Las mujeres tienen que pensar que los sueños se cumplen luchando mucho»
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Estilo de vida «No hay en mi casa ni aire acondicionado ni calefacción»
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Un respiro «Llevo muchos años a tope y necesito parar, descansar y pensar»
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Reciclaje «Lo más sostenible es lo que no se tira a la basura, reparar es una cosa maravillosa»
Lleva dos años colaborando con la famosa empresa Roca (dedicadas al diseño, producción y comercialización de productos para espacios de baño). Juntas lanzarán en febrero de 2023 una nueva grifería. Probablemente sea uno de los últimos trabajos que salga a la luz de manos de la diseñadora, ya que piensa tomarse un descanso y dedicar más tiempo a su familia. «Llevo muchos años a tope y necesito respirar y pensar». «Pensar cómo puedo hacer las cosas mejor», recalca.
«Un problema muy grande»
La murciana se está replanteando su línea de trabajo. Considera que los diseñadores son una fuente de soluciones, gracias a su creatividad y capacidades de diseñar objetos y sistemas que pueden facilitar el día a día de una persona. «Siempre nos hemos vinculado a un producto, a un gráfico o a un interiorismo, pero me gustaría poder ayudar a otras empresas de otra manera», sugiere. Le gustaría trabajar con Ecoembes (organización sin ánimo de lucro que cuida del medio ambiente a través del reciclaje y el ecodiseño de los envases domésticos ligeros en España) para mejorar el sistema de reciclaje que hay en España. «Tenemos un problema muy grande y hay que solucionarlo porque no podemos mantener esta situación así durante mucho más tiempo», señala refiriéndose al problema del cambio climático.
El punto de partida, señala, es la concienciación de la ciudadaní. Tomar conciencia de la realidad del cambio climático e incentivar la participación conjunta. «Diseñar soluciones a los graves problemas que va a enfrentar la humanidad muy pronto».
La última ganadora del Premio Nacional de Diseño, en la categoría de profesionales, cree que «el consumismo es el gran problema». Plantea que hay que cambiar nuestra manera de pensar y nuestros hábitos. «Tenemos que ser conscientes de todo lo que hacemos, todo tiene un impacto en la tierra».
Desde su estudio diseña productos lo más sostenibles que puedan ser. Trabajando con Ikea aprendió a ahorrar en materia prima, a aplicar procesos de producción eficientes, a transportar en paquete plano, que permite reducir la huella de carbono. Estas cuestiones las ha ido aplicando con los nuevos clientes que recuerda que hace unos años no estaban muy sensibilizados. Hoy la mayoría buscan la sostenibilidad de sus productos. Ya que ella insiste en que «lo más sostenible es lo que no se tira a la basura».
«Reparar es una cosa maravillosa». Su pareja, el arquitecto Moritz Kefter, recicla en su taller todo lo que puede, algo que Inma considera muy satisfactorio y una buena práctica que pueden heredar los hijos. De hecho, su hijo Otto, de 5 años, siempre presume en el colegio y entre sus amigos de que si algo se rompe no pasa nada, ya que su padre lo puede reparar. «Es muy bonito que un niño tenga esa visión, porque tendríamos que pensar así también los mayores», cuenta orgullosa y emocionada. «Tenemos que entrar en razón y pensar en lo que queremos dejar para nuestros hijos y nietos», insiste.
La ausencia de conciencia cree que también puede deberse a la falta de información en algunas ocasiones. Pero en su caso al vivir tan cerca de la naturaleza observa de forma directa las consecuencias del cambio climático: «La sequía se nota -señala-, enseguida se seca el monte».
Además de reducir nuestras compras en general, algunas prácticas que considera que hay que tener en cuenta son consumir menos carne y consumir productos de temporada. «¡Queremos tener tomates en febrero y aguacate todo el año!». También es partidaria de consumir los productos de cercanía: «Nada de la naranja de Marruecos». «Hay que aplicar la lógica en nuestro día a día», concluye.
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