El actor, con una copa de Bruto, en la cava del restaurante Churra. Vicente Vicéns / AGM

Imanol Arias: «Yo he llegado a soñar un vino»

De cómo, de una serie de ficción de éxito, se llega a un proyecto enológico de éxito en las tierras de Jumilla

Lunes, 7 de octubre 2024, 13:10

Desconocemos cuántos tragos de 'Bruto, X aniversario', ese vino de Jumilla deudor de nuestra Monastrell y acompañado por la Cabernet Sauvignon, con 23 meses de ... crianza en Roble francés, ha trasegado Imanol Arias estos días de presentaciones en sociedad, pero hemos de confiar en su máxima: «En el vino, como en el amor hay que ser comedido». Pero es evidente que su pasión al menos por este 'hijo' enológico, producto de una conjunción de circunstancias irrepetibles, es desmedida. Lo curioso del caso es que en toda esta historia, real como la vida misma, ha tenido mucha importancia la ficción: tanto la serie 'Cuéntame' como el programa 'Un país para comérselo' marcaron dos hitos que condujeron al nacimiento de Bruto en tierras de Jumilla.

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-¿De dónde y desde cuándo procede esa estrecha relación con el vino?

-Es una herencia familiar que tiene que ver con ser el hijo mayor y con la idea de que el vino era parte de la alimentación en el País Vasco. Cuando los 'aitas' salían de la fábrica a las 12,30 chiquiteaban. Y el hermano mayor era el encargado de ir a la bodega con una botella grande para que se la rellenaran de uno de los pellejos de vino de la Rioja Alavesa. Y el bodeguero te ponía un 'chispín' para que vieras que era el vino de tu casa. Y ahí fui formándome en reconocer el vino. Todo esto con 10 años.

-Vale, herencia familiar. Pero ¿de ahí a hacer vinos con Ronaldo y con Figo?

-La verdad es que nunca he desarrollado una memoria gustativa y olfativa como para aprender de otra manera que no fuera bebiendo. Cuando vivía en Madrid --aún era muy joven, pero ya muy conocido- descubrí que los lugares donde no me encontraba incómodo era en los restaurantes. Y un día, en 2000, en una presentación de puros conocí al bodeguero José Moro, y me propuso participar en un proyecto. '¿A ti te gusta el vino?', me preguntó. Yo le dije que mucho, y con esa cachaza me soltó: '¿Cómo andas?' ¿De qué?, le contesté yo? 'A ver cómo quieres participar: así -y golpeó la mesa con los nudillos-, o así -y se golpeó la cara con una mano abierta-? Y ahí empezó todo. Y me metí así [el actor golpea con los nudillos la mesa].

-O sea, apoquinando

-Si, aquello fue una inversión fuerte. La verdad es que en aquel proyecto no hacía vino, no estaba muy en contacto con él. Pero me fui adentrando en ese mundo y aprendiendo la parte promocional y empresarial.

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-Y llega el siguiente paso: el contacto con Murcia, con las tierras de Jumilla, con la Monastrell...

-Yo la Monastrell ya la seguía porque en la trama de la serie 'Cuéntame' aparece una circunstancia que yo no pedí, pero que cuando apareció le dediqué mucho tiempo a desarrollar una historia. Y era que los hermanos Alcántara heredaban unas tierras con viñas. El caso es que estábamos rodando en Méntrida y el alcalde un día me pone en la mesa un vino y me dice 'Mira: tú que haces un personaje de Murcia, he abierto un vino de allí'. Era El Nido. Me quedé pasmado. A partir de ahí empezó una obsesión mía por conocer esta zona. En la serie los Alcántara eran de Tobarra y quedó claro que las tierras que habían heredado eran de Tobarra hacia abajo, hacia Murcia. Más adelante volvimos a probar el vino en compañía de Paco Rabal. Pero las cosas llegan de otra parte. Yo conozco a Jorge (Jorge Martínez, publicista murciano) en el proyecto que tenía con la Fundación Vicente Ferrer y me dice que él tenía un vino. Lo probé y me dio un revolcón. Total, que él me puso en contacto con la familia Gil.

Del vino a la tierra

«A la Monastrell y a Jumilla les debo entender mejor el concepto de 'terroir'

-Y empezó a hacer vino de Jumilla

-Si, y qué vino. La familia Gil nos cede una parcela y nos dice que vamos a intentar hacer un vino con las características del vino de los Alcántara, 'El Sueño' el vino que yo soñé. Y efectivamente yo soñé un vino, lo soñé cada día que tenía que rodar, que tenía que ir a las viñas. Incluso nos inventamos la gran ruptura matrimonial de España. Antonio Alcántara se separa de su mujer porque se enamora de una bodeguera, que es quien le enseña el ''coupage'' de ese vino. ¡Hasta eso tuvimos que hacer en la serie, romper el matrimonio Alcántara, el matrimonio de España, para llegar ese vino soñado!.

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-Y ese vino soñado es este: Bruto. ¿Qué expresa? ¿El calor extremo, la resistencia de la uva la dureza de las tierras calizas...

-Yo al final venía muy despistado porque venía con un profundo enamoramiento de la uva, la Monastrell. pero poco a poco fui entrando en el concepto 'terroir' [terruño]. Cuando conocí lo extremo del paisaje de los viñedos de Jumilla acabé enamorándome de este 'terroir'. No sé lo que pasará en treinta años con el cambio climático, pero estoy convencido de que este 'terroir' [combinación de cuatro elementos del proceso de elaboración de vinos: suelo, clima, variedad de uva y hombre] resistirá.

'Cuéntame'

«Mi relación con Murcia se fue estrechando gracias a la serie»

-A estas alturas todo el mundo sabe que es usted un apasionado de su profesión, de la interpretación. ¿Pone la misma pasión en el vino o es un amor distinto?

-Quizá la del vino sea mucho más humilde y por tanto mucho más sincera. Al final, después de tantos años de oficio uno descubre que no es tanto el esfuerzo que haces como el haber sabido estar en el momento adecuado en el lugar adecuado. Yo he sido un actor que me he ido formando a toro pasado. Y con el vino me ha ido ocurriendo lo mismo. Hoy, el vino es algo que me importa mucho, no ya como consumidor, sino como observador del proceso que ha vivido el vino respecto de la gastronomía.

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-Por cierto, ya que estamos: dos actividades realmente complejas, la interpretación y la elaboración de vinos.

-Interpretar es una opción más personal y más sencilla, porque aquí la oxidación de tu propio cuerpo y cabeza te va dando un 'coupage' que no tenías antes. El vino hay que trabajarlo mucho, hay que ponerle mucha ciencia y mucha técnica... y todo, al final, para extraer la esencia de una tierra y una uva.

-El alma de un vino.

-Exactamente. En la bodega donde hacen mi vino se ha apostado por la madera, algo carísimo. El otro día cuando estuve y vi las barricas que me correspondían de este año, ya con olor a la Monastrell de dentro de dos o tres años, me puse a llorar.

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-¿Siempre ha mantenido esta relación con la Región de Murcia; fue a raíz de Cuéntame o más recientemente de la serie 'Un país para comérselo'?

-A partir de 'Cuéntame'. Durante el rodaje se nos presentó un problema. Estaba bien identificado el territorio, la familia... pero nos faltaba el acento; no conseguíamos dar con la tecla. Hice muchos viajes a aquí para ver si encontraba algo común para la zona de Tobarra y el altiplano murciano, hasta que lo logramos. De hecho, cuando voy a Tobarra me dicen «acho, es que lo clavas».

-Después de esto habrá que ir pensando en hacer un programa que se llame 'un país para bebérselo'

-Bueno, aquél programa fue la bomba. Tengo un gran recuerdo. Pero mira, ahora mismo, que estoy vinculado a Argentina, allí si me gustaría hacer algo así. En fin, y está bueno el muchacheco, ¿eh?

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[Lo está, lo está].

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