Joaquín Reyes: «Me habría encantado llegar a ser bajista de un grupo. ¡Qué lástima!»
El humorista acompaña mañana a la Orquesta Sinfónica de la Región en el primero de los 'Conciertos canallas' programados en Murcia
Él, dice, no es «especialmente canalla». Es más, «de los cómicos», asegura, «soy, entre comillas, el más comedido». Pero es él y no otro quien ... inaugura mañana el nuevo ciclo de la Orquesta Sinfónica de la Región (OSRM). Joaquín Reyes (Albacete, 1974) protagoniza este viernes el primero de los 'Conciertos canallas' programados por el Auditorio Víctor Villegas de Murcia para acercar la música clásica a otros tipos de público distintos al que suele ocupar sus butacas. Propone un monólogo-concierto que intercalará piezas de Falla, Rossini, Beethoven, Bizet y la familia Strauss, a cargo de la Sinfónica, con detalles, anécdotas y curiosidades de las biografías de sus compositores que Joaquín Reyes presentará en clave de humor. Un espectáculo, define el cómico, dibujante y actor, conocido por su trabajo en 'Muchachada Nui', 'La hora chanante' o 'El intermedio', «único» y «muy especial», adelanta.
Tome nota
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Qué: Joaquín Reyes con la Orquesta Sinfónica de la Región (OSRM). Ciclo 'Conciertos canallas'.
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Dónde y cuándo: Mañana, a las 21.30 horas, en el Auditorio Víctor Villegas de Murcia.
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Entradas: 25 y 35 euros (descuentos en Oferplan
-No sé si esta es la primera vez que comparte escenario con una orquesta sinfónica.
-¡Sí! Y me hace mucha ilusión. Para un cómico no es usual actuar junto a una orquesta, y me gustó que pensaran en mí para este proyecto. Me encanta la música clásica.
«La gente suele pensar en la música clásica como algo serio e intocable. Estos conciertos buscan atraer a otro tipo de público»
-¿Toca algún instrumento?
-No, pero me hubiera gustado saber tocar alguno.
-¿Cuál?
-El bajo eléctrico, por ejemplo. Me habría encantado ser bajista de un grupo. ¡Qué lástima! [ríe]
-¿Qué propone exactamente con la Sinfónica?
-Voy a ser el maestro de ceremonias. La Orquesta va a interpretar piezas muy famosas y yo he adaptado mi monólogo al contexto, incorporando un poco de información sobre los compositores y las circunstancias en las que estos escribieron las piezas que se van a interpretar.
-¿Para usted es un reto?
-La gente suele pensar en la música clásica como algo serio e intocable que solo pueden disfrutar unas determinadas personas. Lo que se busca con estos conciertos es atraer a otro tipo de público y hacer la propuesta más atractiva, y por así decirlo, yo ofrezco ese atractivo [ríe]. Sí, es un reto mezclar humor y música.
-¿Qué ha descubierto? Ha buceado con detalle en las vidas de grandes compositores.
-Hay muchas anécdotas muy curiosas y desconocidas que me han parecido muy interesantes.
-¿Cuál le ha llamado la atención?
-Por ejemplo, Rossini, al parecer, era muy vago. En una ocasión, estando escribiendo un aria en su cama, se le cayó la partitura al suelo, y por no cogerla, escribió otra. De él se va a interpretar la obertura de 'El barbero de Sevilla'.
-De Beethoven se conmemora este año el 250 aniversario de su nacimiento. ¿Qué se desconoce?
-Sobre él vamos a estar hablando todo el año. Le llamaban El Español, porque parece ser que su abuela era valenciana, aunque no se sabe con certeza.
-¿Con qué ha disfrutado mucho?
-Para mí ha sido muy entretenido ir descubriendo todas estas anécdotas de las que me ha nutrido mucho [el periodista radiofónico] Martín Llade; mezclarlas aportando algo divertido es un reto.
-¿Y en el escenario?
-Los cómicos hacemos reír a la gente, es algo muy básico, pero para nosotros es nuestro motor y con lo que más disfrutamos.
-Se ha debatido mucho sobre los límites del humor. ¿Para usted, cuál es el principal enemigo de la profesión?
-A mí no me parece que vivamos una mala época para el humor. Lo que ocurre es que la gente tiene un medio, como lo son las redes sociales, para mostrar su enfado, pero esto no es malo. No comparto esa corriente que dice que estamos mal, yo creo que estamos bien. Los cómicos también estamos expuestos a que se critique nuestro trabajo y que la gente muestre su enfado por algo no me parece necesariamente malo.
-¿Cree que como sociedad somos un país crispado, como sucede estos días en el terreno político?
-Es verdad que la gente está crispada y eso no es bueno. Hay que aceptar al diferente y convivir, pero también a los políticos hay que pedirles un poquito de responsabilidad. En política no tenemos un debate moderado y lo que estamos viendo es de mucha pobreza en los discursos. La situación es muy complicada, pero no ayuda al debate que unos y otros se estén descalificando. Como sociedad, lo mejor que hemos conseguido ha sido dialogando.
-¿Usted qué hace para rebajar la tensión de su día a día?
-Recurro al humor.
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