Diego Sánchez Aguilar revisa el mito de Prometeo y rinde homenaje a Mary Shelley en 'El órgano'
Literatura ·
El escritor cartagenero, de vuelta de Londres, donde ha vivido los últimos cinco años, presenta este miércoles en La Montaña Mágica de Cartagena y este jueves en Libros Traperos en Murcia la novela corta con la que ganó el Premio Ramiro Pinilla de Getxo y que acaba de publicar CandayaDiego Sánchez Aguilar (Cartagena, 1974) apura los días en Londres, donde ha vivido los cinco años. También los más intensos de su vida literariamente. Allí ... creó una gran novela, 'Los que escuchan' (2023), el poemario 'El nudo' (Premio González de Lama) y una novela corta, 'El órgano', recién aparecida en la editorial Candaya, con la que ganó el premio Ramiro Pinilla de Getxo, y que presenta este miércoles en Cartagena (en La Montaña Mágica, a las 19.30 horas, con Juan de Dios García), y este jueves en Murcia (en Libros Traperos, a las 19 horas, con Carmen Pujante). En toda su narrativa ha buscado contar el presente de las sociedades occidentales, con enfoques sociológicos y políticos, pero 'El órgano' no tiene nada que ver con 'Los que escuchan' ni con sus temas habituales.
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Sánchez Aguilar vuelve a la Región de Murcia este mes de julio, definitivamente, para retomar su actividad docente en el IES de La Manga del Mar Menor, y a su casa de Cabo de Palos. Lo que más ha extrañado este tiempo son los amigos y el mar. «Estos cinco años en Londres han pasado volando», admite el autor cartagenero, que tiene en marcha la escritura de una nueva novela y de un ensayo, su primer ensayo, «y tengo dos o tres cosas ya acabadas». Ha aprovechado, como dice, intensamente el tiempo, con unos horarios de trabajo de ocho horas diarias dedicadas a la escritura de lunes a viernes.
En 'El órgano', la novela que el sábado firmará en la Feria del Libro de Madrid, en la caseta de Candaya, encontramos una revisión del mito de Prometeo, y un homenaje a Mary Shelley y a 'Frankenstein' (1818), el primer mito moderno. «Necesitaba una ambientación mítica, que el lector no asociara el relato a una sociedad contemporánea». Un tiempo indefinido, abstracto, que puede ser el siglo XVIII o el siglo XIX. La ambientación podría parecer brechtiana, incluso. De drama escénico.
«Necesitaba una ambientación mítica, que el lector no asociara el relato a una sociedad contemporánea»
«Lo que quería hacer es una tragedia griega, por eso hay un coro de tres hermanas que comenta lo que sucede a los personajes. Es una tragedia también porque desde el principio de la novela, el lector sabe, como en cualquier tragedia, que ese personaje sabe que está condenado. De hecho, comienza con la muerte del organista». Las tragedias griegas se inspiran en mitos, y esta tragedia de Sánchez Aguilar está contaminada del elemento teatral. Por eso no hay narrador. Solo se escuchan las voces de los personajes. Cinco monólogos [del herrero, del tabernero, del maestro, del niño y del cura] que alternan con el coro de las tres hermanas.
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No hay un lugar identificable. «No pensé en ningún país: la acción, el tiempo y el espacio son míticos, y los mitos normalmente no se ubican en espacios concretos. Yo pensé en una montaña, puede que por la influencia de Mary Shelley y del romanticismo inglés y alemán. Podría pensar el lector en Suiza, donde se escribió 'Frankenstein', pero tampoco. Lo que encontramos es un todo abstracto y mítico, el organista ante su destino y los demás personajes con su misterio y con sus dramas».
El personaje del organista es «el artista». «Es una novela también sobre el arte, un artista que tiene una visión que le hace enloquecer, en cierto modo, ir más allá de los límites de lo humano, y juguetear con lo divino». Este organista está obsesionado con atrapar en su música aquello que Pitágoras definió como «la música de las esferas»: «Decía Pitágoras que los planetas al moverse emiten una música, y que el orden de los planetas, como está perfectamente medido y calculado matemáticamente, es armonioso. Pitágoras dice que hay una música en el universo y que no la podemos escuchar, que está ahí desde el momento en que nacemos, y que somos sordos a ella, y nos parece que es el silencio». Este organista está obsesionado con esta teoría de Pitágoras, y con la idea de captar esa música. Él quiere escribir la partitura que consiga representar o atrapar esa música de las esferas. Eso que es casi el orden divino. «Como todo relato trágico de obsesión y de ir más allá de los límites, claro, termina mal».
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«En 'Los que escuchan' hay un personaje, el padre de Esperanza y Asunción, que es escritor, y ahí se van intercalando los argumentos de las novelas que escribió. Y una es el argumento de 'El órgano', que se me quedó colgada por un tiempo»
Diego Sánchez Aguilar
Escritor
Sánchez Aguilar no consultó con nadie el argumento de esta novela corta. «Nunca me gusta hablar de lo que escribo hasta que está escrito. Una vez que lo escribo, sí que lo paso a mis lectores de confianza [Leonardo Cano, Miguel Ángel Hernández, Javier Moreno]. Nunca hablo de los proyectos, solo si veo que tiene sentido y va bien, avanzo, pero si se me cae a pedazos, lo dejo».
De hecho, esta novela, 'El órgano', aparece en la trama de 'Los que escuchan'. «En 'Los que escuchan' hay un personaje, el padre de Esperanza y Asunción, que es escritor, y ahí se van intercalando los argumentos esbozados de las novelas que escribió el padre. Y una de las novelistas es el argumento de 'El órgano', que se me quedó colgada esa historia por un tiempo, porque creo que es una historia potente, y por fin me decidí a escribir la novela que habría escrito el padre de Esperanza y Asunción. Un juego que me interesaba hacer, una aparición cervantina. Nunca antes me había sucedido».
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Doctor en Filología Hispánica y profesor de Lengua Castellana y Literatura, Diego Sánchez Aguilar es también autor de 'Nuevas teorías sobre el orgasmo femenino', que obtuvo el Premio Setenil al mejor libro de relatos publicado en España en 2016. Como poeta ha publicado 'Diario de las bestias blancas' (Premio Internacional del Poesía Dionisia García, 2008) y 'Las célebres órdenes de la noche' (2016). También es autor de 'Poesía vertical', edición crítica de la obra de Roberto Juarroz para la editorial Cátedra. Habitualmente publica reseñas y artículos de crítica literaria en revistas como 'Quimera' y 'El coloquio de los perros'.
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