Pilar, la última picaora de esparto de Cieza. M.M.

Diario de escritura (XCVIII)

Domingo, 30 de mayo 2021, 08:00

Lunes 17 de mayo

Preparador físico antes de desayunar. Te deja exhausto. Después, mañana de gestiones en la universidad.

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Por la tarde, rehabilitación. Al volver, abres por fin el ... documento de la novela y comienzas a releerlo. La cita que escribiste en la pared te motiva. Sientes, sin embargo, que has perdido la conexión con la historia y debes volver a meterte de nuevo en su interior.

Mientras cenas, te tragas varios episodios de 'El legado de Júpiter'. Es una bazofia, pero hay gente que vuela y eso te gusta.

Comienzas a leer 'Nora Webster', la novela de Colm Tóibín. Tu agente te comentó que tu manuscrito tenía algunos momentos que le recordaban a su escritura. Rápidamente, te dejas seducir por el tono y la potencia narrativa, también por la manera en la que poco a poco se introduce en la mente de la protagonista. Es, sin duda, la profundidad psicológica que quisieras lograr.

Martes 18 de mayo

Temprano, a la universidad. Dos horas de clase desde el despacho. Se te hace largo. No aguantas un segundo más las videoconferencias. Después, tutorías.

Llegas a casa cansado. Estás todo el día así, sin fuerzas.

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Por la tarde, fisio. Y, justo después, Club Renacimiento. Hoy hablas del ecosistema literario en España. Agentes, editoriales, premios. La literatura también es el contexto institucional en el que surge, no solo las historias que se escriben en los libros.

Cuando llegas a casa, eres consciente de que estas semanas no vas a encontrar demasiados ratos libres para escribir y que tardarás más de lo previsto en regresar del todo a la novela. Se viene encima el peor momento para la gestión departamental, la organización docente, y también una plaza, y los exámenes, y los TFG y TFM, y las tutorías de tesis. Robar tiempo para la escritura va a ser difícil.

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Pero al menos has vuelto a empezar. Tienes de nuevo el manuscrito sobre la mesa. Y ahora es cuestión de tiempo. Y cuestión también de no entrar en nada más que no sea esto. No aceptar más conferencias, no meterte en más proyectos.

Miércoles 19 de mayo

A primera hora, preparador personal. Te duchas y llegas justo a la última clase del curso. Sientes que no has logrado conectar del todo con los estudiantes. Al menos, no tanto como el año pasado.

Por la tarde, taller de escritura. Después, preparas la maleta y te acuestas temprano. Mañana viajas a Salamanca. Apenas duermes tres horas.

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Jueves 20 de mayo

Te levantas de madrugada y coges el tren de las seis menos veinte. Con la mascarilla no puedes dormir. Tampoco tienes la cabeza para trabajar. A media mañana, asistes por Zoom a una comisión de coordinación que ocupa casi el viaje entero a Salamanca.

Después de ocho horas, llegas a la ciudad y comes rápido para intentar dormir la siesta y recuperarte, pero a las cuatro y media hay reunión virtual para hablar del próximo curso y la organización docente. También se van casi dos horas.

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Terminas con el tiempo justo para ducharte y salir hacia el acto en la Letras Corsarias. Te esperan en el hotel, Javier y Alex, los organizadores del Congreso de Novela y Cine Negro.

Tenías ganas de conocer la librería. También ganas de conocer a Olga, que ha ganado el Premio Pata Negra con 'La forastera'.

Habláis de vuestros libros y al final firmas alguno. La conversación es agradable y estás a gusto. También después en la cena.

Al llegar a la habitación, se te ocurre consultar el 'mail' y ves que han llegado ya las instrucciones para el plan de ordenación docente. Las han enviado a las doce y diez. Quisieras dejarlo pasar, pero no puedes evitar abrirlo. Ves lo que se viene encima. Entre eso y el cansancio extremo ya no puedes dormirte. A las tres de la mañana logras cerrar los ojos, pero te despiertas enseguida.

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Viernes 21 de mayo

Temprano, escribes el diario y lo envías.

Te duele la cabeza y es de la preocupación. En todo momento, la tienes en otro lugar. Sabes todo lo que debes hacer a la vuelta. Es imposible viajar ya sin llevarte los problemas del departamento que requieren atención inmediata. En esto sí que notas la dirección, en que ya no hay desconexión. Siempre hay algo que resolver. Por muy lejos que estés.

Terminas de nuevo casi sin tiempo para vestirte y sales para la charla con Beatriz Osa. Habláis sobre 'Realidad y ficción criminal'. Hace calor en la sala y la mascarilla te agobia más de la cuenta. Eso te hace perder lucidez. Estás cansado y se te nota. Al menos tú lo notas, aunque a los organizadores parece gustarles tu intervención. Comes después con ellos y coges un tren a Madrid. Es el momento de dormir. O eso creías. Porque lo intentas y, una vez más, no hay manera. La puta mascarilla.

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En Madrid, Viva Suecia ha presentado su último tema, 'La voz del presidente'. Cada canción que hacen es mejor que la anterior. No parecen tener techo. Anoche te emocionaste volviéndola a escuchar. Por la letra y por la música. Y por todo lo bueno que les está pasando. Te alegras como si te estuviera sucediendo a ti. El éxito de los amigos se disfruta como el propio.

Llegas al hotel, dejas la maleta, metes la cabeza debajo del grifo y sales para el Micue, donde ya te esperan todos. Te abrazas con Alberto y Rafa y les das la enhorabuena por la canción y por la campaña de promoción. También está Leo, y Pablo y Santi, a quienes conoces esta noche.

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Hasta que no te tomas una cerveza y comienzas a cenar, no eres persona. Sigues con la cabeza en otro lado, preocupado, y te cuesta entrar en la conversación. Poco a poco te vas creciendo y vas conectando con el ambiente. Cuando percibes eso, tratas de mantenerlo y aprovecharlo, de estirarlo todo lo que puedes. La música, la conversación, la complicidad. Miras a tu alrededor y sientes el privilegio de estar ahí, rodeado de amigos, asistiendo a algo especial.

Te quedas hasta el final. Enseñas tu ombligo reconstruido y dices que huele a ombligo.

Sábado 22 de mayo

Volvéis en el coche de Alberto. El regreso se hace largo y tenéis que bajar las ventanillas más de una vez para sentir el aire en la cara.

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La siesta es reparadora. El Atleti gana la liga. Está todo en segundo plano.

Con Raquel asistes al concierto de Cuscús Flamenco en el Festival Murcia Tres Culturas. Te gusta especialmente la música andalusí. Genera una alegría contagiosa. También el baile de Eva, que tiene un brillo especial. Lo comprobáis después en la cena, con ella y con Fernando. Se os hace corto el reencuentro.

Domingo 23 de mayo

En las redes critican el vídeo de una campaña en la que has participado. Te lamentas por no haber sabido decir que no, por no preguntar, por confiar a ciegas. Ni siquiera te paraste a pensar un segundo que todo está politizado y que se iba a hacer un uso partidista del vídeo. Pero la culpa es tuya. Estás aprendiendo a fuerza de equívocos. Admiras a los que saben decir que no. Ahora mismo te lo prometes: no volverás a firmar un manifiesto, ni una carta abierta, no volverás a participar en ninguna campaña, no volverás a sumarte a nada que no salga directamente de ti.

En cualquier caso, tienes claro que necesitas desaparecer un tiempo. No resistes más la sobreexposición. Las redes, los eventos, incluso este diario. Te quedan dos semanas para regresar a la sombra y poder escribir –y vivir– fuera de foco. Escribir y pensar.

Decía Hannah Arendt que el pensamiento solo es posible en la oscuridad, fuera de la exposición pública. Y eso es en el fondo lo que ahora necesitas: reencontrar la penumbra, refugiarte en el silencio, apartarte de la luz.

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