El director Albert Serra, en la alfombra roja del Festival de Cannes 2022. REUTERS / STEPHANE MAHE
Director de cine y Premio Honorífico IBAFF 2022

Albert Serra: «Sentir la presión de encontrar una idea original es lo más desagradable»

El Festival Internacional de Cine de Murcia reconoce al cineasta catalán por la «libertad y experimentación narrativa de sus películas»

Jueves, 23 de junio 2022, 02:18

El Festival Internacional de Cine de Murcia (IBAFF), presume de mostrar obras que «se alejan de las convenciones narrativas» para brindar así al espectador «la ... opción de experimentar otras maneras de entender el cine». Sin duda, las películas de Albert Serra (Bañolas, Gerona, 1975) cumplen el propósito. Por ello, varias de sus cintas han sido proyectadas en las diferentes ediciones del festival – 'Història de la meva mort', en 2014; 'La muerte de Luis XIV', en 2017; y 'Roi Soleil', en 2020– y, por el mismo motivo, el jurado de la presente edición ha querido otorgar al cineasta el Premio Honorífico IBAFF de 2022 para «reivindicar su producción artística y ensalzar su figura como uno de los creadores menos convencionales del cine contemporáneo». Para los expertos, «Serra es un agitador de lo audiovisual y su concepción en nuestro país. Un realizador cuyas películas se caracterizan por la libertad y la experimentación narrativa, convirtiéndose en la punta de lanza de la vanguardia internacional».

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«Desgraciadamente, no podré recoger el premio en persona», lamenta el director en conversación telefónica con LA VERDAD, quien agradecerá su galardón mediante un vídeo. El artista, que hace menos de un mes pasó por el festival de Cannes con 'Pacifiction', un relato sobre la corrupción protagonizado por un diplomático francés en Tahití con el que competía por la Palma de Oro, se encuentra actualmente en París, en proceso de postproducción de su próxima película.

–¿Qué significa para usted este reconocimiento?

–Es un reconocimiento a un trabajo prolongado y continuado en el tiempo, es coherente y valora la búsqueda de las imágenes de hoy en día. El festival está interesado en este tipo de cine y yo estoy satisfecho, porque la obsesión de contar cosas nuevas en nuestro campo no es nada fácil.

EN EL HORNO

«Estoy con un documental sobre la vida interior de los toreros, con todo su sufrimiento, angustia, dolor y compromiso»

–¿Qué va a contar de nuevo en su proyecto?

–Estoy en proceso de postproducción de una película sobre toreros. Es un documental sobre la vida interior y espiritual de los toreros, con todo su sufrimiento, angustia, dolor y compromiso. Es algo que ha quedado un poco de lado por las polémicas a favor o en contra de la tauromaquia; de esto no va la película. El tema que trato vale la pena abordarlo de manera seria, como no se ha hecho nunca antes. Se trata la perspectiva de la persona que se pone delante del toro. No parece algo complaciente ni los toreros parecen gente que se dedique a matar animales así porque sí.

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–¿Cómo fue su última experiencia en Cannes?

–Interesante porque la película competía por la Palma de Oro. La repercusión de la película ha sido mucho mayor que en otras ocasiones. Sin lugar a dudas, 'Pacifiction' era la película más original de la competición, la propuesta más arriesgada, la menos convencional y la más enfocada en intentar crear cosas nuevas. Creo que la gente captó esto y lo disfrutó. Es lo importante. Mi obsesión hoy en día es ofrecer algo para justificar que la gente vaya al cine para encontrar algo diferente; dar sentido al pago de la entrada cuando tienes acceso a través de internet a miles de contenidos, todos iguales, por muy poco.

CANNES

«'Pacifiction' era la película más original de la competición, la propuesta más arriesgada, la menos convencional»

–Dice que falta originalidad en las propuestas. ¿Los directores se acomodan o el público se conforma?

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–No es tan fácil ser original, es una combinación de varios elementos, tener la paciencia y la determinación de pensar cosas nuevas y asumir el riesgo de que puede salir bien o puede salir mal. La industria tiende al conservadurismo y a no arriesgar demasiado porque el coste es elevado, pero el público sí que está ahí y cada vez va a haber más público para estas propuestas originales.

–Quizá desde el mundo educativo también se podría estimular la fantasía.

–Está todo dormido. Este es un tema que no afecta solo al cine. Por lo que veo, en los planes de estudio, según lo que aparece en la prensa, esto afecta a todos los campos de la vida humana. Me parece preocupante que la única solución que se encuentre para todos los temas educativos sea ir bajando el nivel. Se está aniñando a la gente joven. El nivel de conocimiento se está infantilizando. No entiendo a qué se dedican los responsables, poner ordenadores y móviles cuando todo el mundo sabe utilizarlos... lo que no se sabe son otras muchas cosas. Es lo contrario a lo que tienen que aprender, no tiene explicación.

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EN LAS SALAS

«Mi obsesión hoy en día es justificar que la gente vaya al cine para encontrar algo diferente, dar sentido al pago de la entrada»

–Ser tan exigente con lo original le llevará a sufrir en el proceso de búsqueda de la idea.

–Claro, como mínimo hay que estar a la altura de lo último que se hizo e intentar ser mejor.

–¿Qué le queda por hacer?

–Si lo supiera sería mucho más feliz. Estoy sintiendo la presión de encontrar una idea original. Esta presión es lo más desagradable del proceso, sobre todo al principio, pero al final la encontraré.

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–¿Sufre cuando la película llega a las pantallas?

–No, porque el contacto con el público es un momento más. Pienso en que la gente lo disfrute y al menos sientan que la experiencia ha valido la pena. Intento hacerles vivir algo único.

Inicios aventureros

–No le gusta hablar del cine español como una industria en sí.

–No es que no me guste o me canse, simplemente tengo unos objetivos y unas maneras de hacer diferentes. Aquí falta tradición en comparación con otros países. Estamos más atrasados en la evolución del cine de autor y se le tiene menos aprecio. Mientras esto no se solucione, poco hay que decir.

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–¿Usted cuando decidió ser director?

–La profesión me eligió a mí. Parece que tenía dotes que se adaptaban a ello y la suerte dijo 'sí'.

–¿Sus inicios los recuerda complicados?

–Complicados pero aventureros. Todo el cine que se hace en los márgenes de la industria tiene complicación pero, al mismo tiempo, como era el inicio de la tecnología digital, todo era sorprendente y posible. El coste era más barato, el riesgo era menor y el grado de experimentación u osadía era superior. Esto estimulaba mucho la creatividad. Solo algunos han sabido aprovechar las posibilidades de la tecnología digital e ir hasta el fondo con ella.

–Actualmente, ¿en qué momento estamos?

–En un momento muy interesante. Frente a las plataformas, queda la experiencia del cine, en la que tú estás frente a la pantalla grande y no puedes cambiar de cadena. Tienes la obligación de compartir estas imágenes con la dificultad que eso conlleva. Eso va a ser una experiencia más deseada frente a la homogeneización.

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–¿La pandemia ha ayudado a la creación artística?

–Sí, porque ha acostumbrado a la gente a las plataformas y luego se han cansado. Han visto que no tenían ningún valor, si no hubieran tardado más en darse cuenta. Especialmente, los contenidos banales producidos por las plataformas solo sirven para tenerte enganchado. La mayor parte de la gente se siente mal consigo misma al acabar de ver una película, siente que ha perdido el tiempo. Creo que se ha acelerado ese proceso de desafección.

–¿Qué consejo daría a los nuevos directores?

–No sirven los consejos generales. Mi caso es particular y los casos que conozco también. No tener miedo al fracaso, quizá.

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