La directora de cine documental Arantxa Aguirre. Cedida
Cineasta

Arantxa Aguirre: «Hay ganas de enturbiar el diálogo y empeño en que estemos distraídos»

Tras presentar en San Sebastián 'Ciento volando', sobre Eduardo Chillida, abre este lunes el ciclo que dedica a su obra la Filmoteca Regional

Lunes, 30 de septiembre 2024, 00:59

Es un placer hablar con ella de Luis Buñuel, de Galdós, de la trágica Hécuba, de música, de danza, de arte, de su madre –la ... gran actriz Enriqueta Carballeira, ¡la mejor intérprete de la Angustias de García Lorca!–, de su padre –el cineasta Javier Aguirre–... Arantxa Aguirre (Madrid, 1965), directora de cine documental cuyo último trabajo, 'Ciento volando', sobre el universo personal y artístico del escultor Eduardo Chillida, ha podido disfrutarse en el recién acabado Festival de Cine de San Sebastián, estará este lunes en Murcia, donde la Filmoteca Regional mostrará su trabajo «documentando el movimiento». La cineasta presentará la segunda entrega del ciclo, comisariado por Vicenta Hellín, 'Pantalla en danza', tras la dedicada al cartagenero José Carlos Martínez, actualmente director del Ballet de la Ópera de París. Se mostrarán, en cuatro sesiones, los documentales sobre danza realizados por Aguirre junto al Béjart Ballet Lausanne, el gran legado de ese genio llamado Maurice Béjart. La primera será este lunes –18.30 horas– con 'El esfuerzo y el ánimo' (2009), para continuar el 23 de octubre con una sesión doble en la que se proyectarán 'Béjart Ballet Au Palais Garnier' (2010) y 'An american swan in París' (2011). Y ya, el 27 de noviembre, la segunda sesión doble ofrecerá las obras 'La gira por China' (2013) y 'Juan y Teresa' (2012). Finalmente, 'Dancing Beethoven' (2016) se proyectará el 18 de diciembre. Una gozaba visual, alimento para el alma.

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–¿Qué se considera?

–Afortunada por haber vivido en una familia que, comprometida con el antifranquismo, trataba de abrir los ojos en una sociedad anestesiada y de hacer todo lo posible para que las cosas cambiaran. Hay que predicar con el ejemplo.

–¿Qué observa usted con preocupación?

–Me da una profunda pena todo ese odio tan desmesurado que percibo, un odio sin control que circula, sobre todo, por las redes sociales; me apenan el enfrentamiento, la falta de diálogo, las faltas de respeto, el griterío...; creo que los valores del humanismo, para mí fundamentales, están en peligro.

«Tenemos que hacer algo para que nuestro pequeño paso por este mundo no sea en balde»

Propone Aguirre: «Hay que abogar por la convivencia, por el diálogo, por escuchar al contrario, por llegar a acuerdos, por el respeto, por la seriedad; en fin, por una serie de cosas que veo que están bastante descontroladas ahora. Pienso que tenemos que ponernos serios, ponerle fin a este predominio de los rumores y del ruido que hacen que nos olvidemos de los verdaderos problemas que hay en este país, que deberían ser resueltos jugando limpio y con buena fe, pensando en lo que de verdad nos afecta. Tanto ruido está enturbiando el diálogo y la convivencia».

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Primitivo

–¿Qué ha pasado para llegar a esta situación?

–Creo que, en parte, tiene que ver con la falta de honestidad de muchas personas que tienen el poder de decidir de lo que se va a hablar y de cuándo se va a hablar de esto u de lo otro. Hay muchas ganas de enturbiar el diálogo, razones ocultas para no hablar de lo que de verdad interesa y es importante, y empeño en que estamos distraídos.

«Este predominio de los rumores y tanto ruido están enturbiando la convivencia»

–¿Qué le atrae de la danza?

–Su lenguaje es universal, y los bailarines la hacen posible con lo más elemental: sus propios cuerpos; Ni siquiera necesitan, como si lo precisa la música, un instrumento. La danza es un arte muy primitivo, muy esencial, muy potente, además de que el movimiento tiene también profundas raíces filosóficas. Estamos vivos porque la sangre se mueve en nuestro cuerpo, porque el corazón hace que la sangre circule; y cuando se para ese movimiento interior, se para la vida. Y otra cosa muy importante: el movimiento nos pone en contacto con los demás y, por supuesto, tiene que ver mucho con el cine, que es el arte al que me dedico. El movimiento está en el corazón del cine, y por eso tantísimos grandes cineastas han hecho películas sobre danza –por ejemplo Carlos Saura en España–, el cine musical americano fue muy popular durante tanto tiempo, y después llegaron películas musicales que fueron éxitos mundiales como 'Grease' (1978) y 'West Side Story' (1961). La danza se lleva muy bien con el cine porque es tan visual y tan poderosa... Es una maravilla filmarla porque es dinámica, espectacular, emocionante... Cuando la filmas, te sientes atrapado por su magia.

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–¿Usted baila?

–Di clases de ballet hasta los 18 años, luego lo abandoné. Aquella experiencia me ayuda mucho para, por ejemplo, empatizar con los bailarines.

Imaginación

–¿Ya no lo hace ni siquiera en bodas, bautizos y comuniones?

–[Sonríe] Ni siquiera, nada. Ahora bailo con la imaginación [ríe].

–¿Cómo se plantea su vida?

–Creo que el poco tiempo que te toca vivir en este mundo, pasar por aquí, tienes que tratar de hacer cosas útiles para los demás y participar de ese amor universal que, al final, pienso que es lo que hace latir el universo. Como decía Cervantes, «ningún hombre es más que otro si no hace más que otro». Llegas a este mundo y, fíjese, te encuentras muchas cosas que, gracias a otros que te precedieron, te hacer mejor la existencia. Eso de ser independiente es una tontería, somos absolutamente dependientes de lo que han ido haciendo los demás. Muchas de las cosas positivas de las que estamos disfrutando hoy se las debemos al esfuerzo, la entrega y el trabajo de otros. Y deberíamos ser conscientes de esa deuda que tenemos con todas esas personas que han contribuido a mejorar nuestra existencia. Tenemos que corresponderles y hacer algo para que la vida de los demás sea mejor. Que nuestro pequeño paso por este mundo no sea en balde.

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«La danza es un arte muy primitivo, muy esencial, muy potente. Su lenguaje es universal»

–¿Por qué hace películas?

–No las hago para mí, para ahuyentar mis propios fantasmas o cosas así. Hago las películas para los espectadores, para que ese tiempo que van a pasar en el cine se sientan bien, conozcan un nuevo punto de vista, descubran algo nuevo, accedan a otras experiencias. Al hacer una película, soy muy consciente de que los espectadores me van a entregar lo más valioso que tienen, que es su tiempo, así que siempre trato de estar a la altura y devolverles enriquecido ese tiempo.

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