El castillo de Benizar entra en la Lista Roja

Declarado bien de interés cultural el 22 de abril de 1949, el abandono de esta fortaleza medieval construida en torno al siglo XI es la causa de que Hispania Nostra acabe de incluirla en la Lista Roja del patrimonio en peligro con el objetivo de darlo a conocer, sensibilizar a la población y a las autoridades e impulsar la actuación sobre este elemento patrimonial en riesgo de desaparición para salvarlo.

Sobre un impresionante promontorio rocoso, se yergue, casi en la frontera con Albacete y en un equilibrio imposible, la impresionante fortaleza, que contó con dos recintos amurallados. Un primero, que rodeaba la zona amesetada y en el que hubo viviendas y aljibes, se conservan restos de los lienzos del recinto amurallado y torreones en los flancos norte y este; y un segundo, inaccesible y situado sobre un macizo rocoso que se eleva 45 metros sobre la cima, sobre el que se aprecia en la distancia lo que pudo ser la torre del homenaje, de la que se conservan los alzados originales, las almenas y la puerta.

Sin embargo, el comité científico de Hispania Nostra lo ha incluido este enero en su Lista Roja, ante el «abandono total de los restos de las murallas, en grave riesgo de derrumbe, y de sus inmediaciones, que cuentan con vestigios arqueológicos», apuntan. Y alertan de que «gran parte de los muros y torreones del recinto inferior han desaparecido casi por completo, a causa de la falta de conservación, el transcurso del tiempo, las excavaciones clandestinas y, también, al haberse convertido en un campo de almendros. En el caso de la torre que aún se mantiene en pie, muestra signos evidentes de disgregación y falta de consolidación, factores que pueden derivar en el derrumbe del bien patrimonial».

Este complejo defensivo, situado en el antiguo camino de Celda a Socovos, hoy Cordel de Hellín y una importante vía de comunicación con el interior de la meseta española en el pasado, jugó un papel estratégico en la línea defensiva junto a los castillos de Celda, Socovos, Priego y Moratalla, primero en manos de los árabes y, a partir del siglo XIII, en manos de la Orden de Santiago. Y, hoy, sigue siendo un enclave privilegiado de Moratalla desde el que observar el paisaje infinito del Noroeste y que merece la pena preservar para que la historia siga habitando en la memoria de las generaciones venideras.