Asier Etxeandia: «Estoy como las maracas de Machín, pero ese estado genera mucha creatividad»
Junto al músico Enrico Barbaro, con el que lidera la banda Mastodonte, llegará al Teatro de Invierno de San Javier, el sábado 26 de octubre, con 'Belleza y perdón'
Belleza y perdón son dos palabras que hacen vibrar al músico y cantante -arrollador- Asier Etxendia (Bilbao, 1975), que se ofrece en sus directos abierto ... en canal como un cordero pascual. Podrán comprobarlo, una vez más, quienes acudan, el sábado 26 de octubre -20.30 horas- al Teatro de Invierno de San Javier, donde se podrá disfrutar de la nueva gira de Mastodonte, el proyecto musical liderado por el bilbaíno y el músico napolitano Enrico Barbaro. Tras el impacto de sus anteriores propuestas, 'La transfiguración del Mastodonte' y 'Simplemente perfecto', presentarán su nuevo álbum y espectáculo en directo, 'Belleza y perdón'. Usando el contacto físico con el público para que su mensaje «pueda brillar más y su energía sacuda los corazones», 'Belleza y perdón' es un viaje que ofrece «alabanzas a la vida, revolución, canciones que actúan como terapia, mensajes místicos y paganos acompañados de ritmos y armonías sagradas...». Un 'show' que es una maravillosa locura que arrasa con la tristeza. Un repertorio, ha señalado la crítica, «con querencia a lo abigarrado que pasa del tormento al éxtasis, del vacío nihilista a la euforia del gran rock de estadio americano». Asier Etxeandia camina y tras de sí deja alborotadas las copas de los árboles.
Publicidad
-¿Qué es inevitable?
-Que lo que le pasa al hombre afecte al artista. Y, teniendo en cuenta que soy una cajita de sorpresas emocionales, y que yo mismo me sorprendo de cómo me levanto cada día, pues así es también el artista que soy, muy cambiante. Aunque la verdad es que no me puedo quejar porque tengo mucho trabajo como actor y estoy muy contento con el resultado de las canciones de nuestro nuevo disco. Estoy metido en un año muy intenso de mucho caos, de muchos viajes, viviendo más en aeropuertos y en hoteles que en mi propia casa.
«Estoy viviendo más en aeropuertos y en hoteles que en mi propia casa»
-¿No lo dirá como queja?
-¡No!, sé lo importante que es que no te falte el trabajo, y tampoco me voy a quejar de la cierta inestabilidad emocional que conlleva esta vida que yo he elegido. Estoy como las maracas de Machín, pero ese estado genera mucha creatividad, así que muy bien y que esto siga [risas].
-Las certezas de Asier.
-La fundamental: no sé hacer otra cosa en la vida que actuar pasándomelo bien. Amo lo que hago, y menos mal que tengo la suerte de poder dedicarme a ello porque para todo lo demás en mi vida, como enfrentarme a las cosas comunes del día a día, sobre todo a las reglamentarias, soy un desastre prácticamente total; esa es otra gran certeza.
Publicidad
Buena gente
-¿Alguna más?
-La de que me rodeo de muy buena gente y de gente que me quiere.
-¿En qué momento está?
-En uno importante de cambios: me estoy convirtiendo en un hombre adulto que está aprendiendo mucho y que tiene cada vez más claro lo que quiere y lo que no.
Publicidad
-¿Y qué no quiere?
-No quiero hacer cosas que no me apetezcan, que no encuentre interesantes, y eso a pesar de que sepa que van a funcionar muy bien y van a tener éxito. Tengo ya una edad en la que no necesito ser famoso, ni quiero serlo. Me debo a mi trabajo, al que yo elijo, y mientras me dé para vivir y para seguir sintiendo que lo que hago sirve para algo, para mí personalmente y para quien va a verlo o a escucharlo, yo tan contento. Quiero buscar la verdad y la autenticidad, todo lo demás que envuelve este mundo no me interesa en absoluto, quiero poder trabajar duro y merecerme lo que tenga y poder desarrollarme, y también poder trabajar con otros artistas que me inspiren. No necesito pasar por el aro de cosas por las que antes se suponía que había que pasar para llegar a ciertos lugares; a mis 49 años cumplidos, tengo muy claro qué es lo que hago. He pasado por muchos lugares de inseguridad y de muchos síndromes del impostor y me he dado cuenta de que todo eso no ha servido más que para perder el tiempo.
«Convertiremos el Teatro de Invierno de San Javier en una fiesta total, todo el mundo a bailar»
-Ni se planteará renunciar a su punto gamberro, ¿no?
-Por supuesto que no [ríe]. Yo sigo teniendo un alma punk y creo que el artista existe para divertir, pero también para reventar la sociedad, para remover, para sorprender y sorprenderse incluso a sí mismo, y para ponerse él mismo contra las cuerdas. Para mí, además, la fiesta no es algo frívolo en absoluto; es más, creo que hay que estar a la altura de saber llevar una buena fiesta y de saber cómo tratar a la gente en una buena fiesta; y de saber cómo celebrarse a uno mismo y a los demás. Hacer felices y divertir a los demás es algo que me ha hecho muy feliz en mi vida, y divertirme con los demás creo que es una de las cosas que más sentido le ha dado. Yo soy muy fiestero y muy gamberro, y me encanta emocionar a los demás, ponerles a bailar, conseguir que se abracen, verles sonreír, disfrutar...; la palabra celebrar me encanta.
Publicidad
-¿Por qué?
-En mi familia nos pasamos la vida celebrando: con los amigos, entre nosotros, con los chiquitos, con los vecinos... Yo esa felicidad que da el estar con otros celebrando la vida no la pienso malgastar jamás.
-En San Javier actuará con Mastodonte en el muy bien llamado Teatro de Invierno, ¿qué le parece su nombre?
-¡Me encanta, acojonante!
-¿Con qué se va encontrar el público que acuda a disfrutar de 'Belleza y perdón'?
Publicidad
-Principalmente, todo se basa en la música, en la experimentación musical y en nuestro nuevo disco, del que estamos muy orgullosos. Hemos pasado por un proceso bastante intimista y apasionante para poder llegar a cantarle a la verdad, a la belleza, al perdón... Pero ya sabemos que Mastodonte nunca va a ser solamente música, porque entonces no tendría sentido que yo estuviese ahí [risas]. El gran músico es Enrico Barbaro, que es el instrumentista maravilloso que toca todos los instrumentos y digamos que controla muy bien toda la producción musical y que las letras y melodías funcionen al máximo; pero en la puesta en escena entro yo como un animal salvaje [ríe]. Hemos creado un 'show', un viaje musical que tiene que ver con lo teatral, con la 'performance', con la importancia del vestuario [un espectáculo en sí mismo]...; contamos con tres coristas nuevas que todavía le dan más marcha a este 'show-performance' que también tiene aportaciones del cine y de toda la cultura que hemos mamado y que nos emociona. Y ya se sabe que, con Mastodonte, convertiremos el Teatro de Invierno en una fiesta total, todo el mundo a bailar.
«Tengo ya una edad en la que no necesito ser famoso, ni quiero serlo»
Abrir la mente
-¿Aprendió a quererse?
-A ratos, me sé querer a ratos. Yo paso de caerme estupendamente a tenerme una manía terrorífica. Además, suelo perdonar mucho más a los demás de lo que me perdono a mí mismo. No me gusta mucho juzgar, porque si juzgo demasiado a los demás, al final todo eso se vuelve en mi contra. Es que a ver, ¿cómo lo harías tú, lo harías mejor? ¡Pues hazlo tú! Siempre lo digo: antes de señalar con el dedito a nadie, gíralo hacia ti y mírate tú. Yo tampoco soy quién para juzgar los comportamientos ajenos, a no ser que me estén tocando mucho las pelotas y que vayan a por mí, porque entonces ya saco los dientes; sobre todo, si van a por alguien a quien quiero.
Noticia Patrocinada
-¿En qué sigue creyendo?
-Creo en el poder de la cultura, en sus beneficios para la convivencia, en lo necesaria que es. La cultura te abre la mente, te hace conocer muchas vidas, situaciones y planteamientos muy distintos a los tuyos y eso te hace ser más empático, menos prejuicioso, más solidario con el otro porque terminas entendiendo que el otro es como tú, que todos necesitamos que nos quieran, que nos hagan caso, que todos tenemos sueños, que a todos nos duele la traición, que estamos mejor con amigos, que nos sentimos mal solos, que todos podemos ser útiles. Yo, lo que quiero conseguir con el trabajo que hago, sobre todo con la música, con las letras de las canciones, con la forma de plantarme en escena, es que la gente se divierta, que la gente se quiera más a sí misma después de un concierto, que la gente baile y sienta que bailando uno se exorciza, que sienta que escuchando el bajo bien fuerte, que te rebota en las pelotas cuando lo escuchas, sientes que te sube todo el ánimo. Ese tipo de cosas hacen, para mí, que crezca la empatía y que crezca el querer al otro, al que reconoces porque nos pasa a todos lo mismo. Por eso confío tanto en el poder del teatro, de la música, del cine, de la cultura, de un buen libro, de una buena película...
«Confío mucho en el poder del teatro, de la música, del cine, de la cultura, de un buen libro, de una buena película»
-¿No cae en la nostalgia?
-Intento beber mucho de las cosas que me hacen ilusión y que están por llegar, aunque también me acojonen; pero también soy una persona muy nostálgica, porque he tenido una vida acojonante, he flipado muchísimo, me lo he pasado muy bomba, acumulo experiencias únicas y alucinantes, he amado y me han amado mucho, he conocido gente maravillosa y he sentido un poder de juventud muy bestia, un brillo muy grande. Las cosas vividas me crean mucha nostalgia, la verdad, y por eso intento que siempre haya en mi vida una especie de siguiente paso emocionante que vaya a dar a una aventura. Soy de buscar mucho la aventura, el lío, los proyectos, la emoción; sobre todo con gente, porque soy muy de comunidad, muy de familia.
Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión