No es mal plan perderse un rato en 'El jardín de Pepa'
Una palabra tuya ·
Me pregunto si le gustarán a Pepa las cerezas y los olivos, y si disfrutará bebiendo su zumo verde y descansando junto a sus troncos ... milenarios. ¿Y el amor, aunque a veces juegue malas pasadas, seguirá siendo su aliado más fiel?, ¿y seguirá siendo cómplice del viento que hace volar las cometas y los sueños? Y Pepa, ¿alguna vez se habrá pintado los labios color granada?, ¿y estará abierta a los caminos por descubrir: misteriosos y propensos a las aventuras y a los encuentros con los otros habitantes del planeta?
Pepa es la mujer a la que está dedicada la exposición de Willy Ramos que ya puede disfrutarse en el murciano Palacio Almudí, titulada 'El jardín de Pepa'. Sin ella no existiría este jardín, esta hermosura que ha creado el pintor colombiano.
Sus jardines, aunque solitarios, están poblados por respiraciones que hablan de amores, amistades, tristezas, noches estrelladas, fuego en los corazones y frío en las casas donde anidan lo mismo la paz que el desasosiego. «La paloma / compuso el primer poema épico / al volar sobre el cráter de un volcán», dicen unos versos de Abbas Kiarostami, tan enamorado de las flores hasta que se evaporó en la muerte.
«Esta vez une / la araña / las ramas / de la morera y el cerezo», cuenta en otro poema, y «siguiendo el espejismo / llegué al agua / sin sensación de sed», en otro más. Le gustaba la naturaleza, un día contempló algunos paisajes de pintores levantinos, entre ellos los radiantes y juguetones de Willy Ramos, y sonrió al ver sus flores, que se le antojaron reales ante sus ojos.
Adoraba las aguas cristalinas, las caras de asombro que ponen aquellos que están escuchando buenas historias, las obras de arte que resultan inspiradoras, seductoras, que emocionan...; le hubiese encantado recorrer este 'jardín de Pepa'. En él no se acaban los caminos por recorrer, ni las historias que te puedes imaginar en esos escenarios que te llaman, que te incitan a dejarte acariciar o a reposar en ellos. O a desaparecer para siempre...
Hay un poema de Forough Farrokhzad, 'El viento nos llevará consigo', en el que puede leerse: «El viento tiene una cita con las hojas de los árboles». En este 'jardín de Pepa' habitan viento, sol, rocío, aleteo de insectos, misterio, júbilo, la Creación, calma, amenaza(s) invisibles, algún susurro de amantes heridos...
Qué bien sienta en los momentos de agobio, en esos días tensos, como de hielo, volver a saborear con la memoria, si acaso, aquellas obras que los recuerdos convierten en algo indestructible. Contra el cansancio y el desánimo, he aquí un artista que pone en pie renaceres y cánticos felices. Sencillamente. Su pintura fluye como un clamor de sirenas, un estallar de cíclopes, un galopar de orquídeas que rechazan el tedio y saben que han nacido para deslumbrar vidas.
Es un santo vividor Willy Ramos, afincado en España desde hace décadas y estrechamente vinculado a Murcia por motivos familiares; su mujer, ¡Pepa Cano!, es murciana militante. El artista, experto en conseguir que el ánimo del espectador se venga arriba hasta desear hacerles frente a las murallas de Troya, es feliz junto a su compañera de vida, como lo es deleitándose en la complicidad que mantiene con sus dos hijas y creando en su refugio-estudio de Calpe, junto al mar.
Cánticos
Sus jardines, sus flores, sus ensoñaciones, entroncan con ese deseo de gozo que simboliza el jardín del Edén, que aparece tanto en el Corán musulmán, como en el Tanak judío, como en la Biblia cristiana. Unos versos de T. S. Eliot dicen: «Leo durante gran parte de la noche, y en invierno parto hacia el sur». Sí, en busca de sol y de brazos desnudos, de baños de oxigeno y de cánticos de los pájaros al aire libre. Es buena idea aproximarse a sus obras con la inocencia y el deseo de vibrar con los que arrancan su danza los girasoles. No sólo le debemos a Willy Ramos su arte y su presencia entre nosotros, también el vino compartido y la mano que te tiende. Su obra es un antídoto contra la soledad y las esperas eternas.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión