El autor de 'Las armas y las letras. Literatura y guerra civil 1936-1939', 'Los amigos del crimen perfecto' (Premio Nadal 2003) y 'Madrid', entre muchas otras obras. Enrique Martínez Bueso
Escritor, traductor y editor

Andrés Trapiello: «Estar en Murcia, patria del maestro Gaya, es como volver a lo mejor de nuestra vida»

El autor de 'Salón de pasos perdidos' y 'Madrid' participará el martes 7 de mayo en el Aula de Cultura de LA VERDAD

Sábado, 4 de mayo 2024

En 'La esperanza', historia que Andrés Trapiello (Manzaneda de Torío, León, 1953) firma en 'Las luces de la memoria. Relatos de España en la historia ... de Europa', editado por Zenda e Iberdrola, un soldado llamado Hernán, que ha perdido una pierna en Lepanto, habla con su compañero de hospital, Miguel, un soldado manco que nos recuerda a Cervantes. Miguel pensaba de mozo que dos caminos hay por donde pueden ir los hombres a ser ricos y honrados: el de las letras y el de las armas. Convaleciente y desarmado, Miguel se lanzar a probar con las letras. Ya sabemos todo lo que dio de sí. A Trapiello le sucede lo mismo. Quiere jubilarse. Pero no puede. El próximo martes 7 de mayo, el escritor, traductor, editor y articulista estará en el Aula de Cultura de LA VERDAD, en colaboración con la Fundación Cajamurcia y la Fundación Vocento, para hablar con Pepe Pérez-Muelas ('Homo viator', Siruela), de vida, libros y amigos. Será en un acto de entrada libre, a las 19.30 horas, en el salón de actos de la Fundación Cajamurcia en la Gran Vía de Murcia, 23.

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Casi seguidamente aparecerán dos nuevas obras en las que ha dejado una parte de su vida: el 15 de mayo sale en Destino 'Don Quijote de la Mancha', con el original de Cervantes y la traducción íntegra y fiel de Trapiello al castellano actual, por primera vez el texto clásico y el moderno; y Alianza Editorial publica, por su parte, en la colección Alianza Voces, 'Fractal del Salón de pasos perdidos': un solo tomo que resume los veinticuatro tomos y más de doce mil páginas de 'Salón de pasos perdidos', al mismo tiempo diarios y una novela apasionante y adictiva que empezó a publicar hace 35 años. Trapiello es uno de los autores más esforzados, peculiares y paradigmáticos de la mejor literatura. Y, además, dice que sería feliz viviendo en Murcia.

-¿Opina igual que el manco Miguel cuando de joven creía que el hombre podía ser honrado y rico por el camino de las letras?

-Al contrario, justamente porque yo soy pobre sigo escribiendo todavía, a veces como un forzado. Porque no me puedo jubilar. Tengo muy poca pensión, llevo cotizados 25 años y parece ser que tenía que tener cotizados, como mínimo, 35. Espero algún día poder jubilarme y dedicarme a lo que más me gusta: escribir. Mi lema de vida, que no es mío, sino de un amigo mío de Madrid, que es de las cosas mejores que he escuchado en el Rastro, me dice: 'Me gustaría llevar la vida que llevo, pero pudiendo'. Yo, a veces, llevo una vida que no me puedo permitir, con demasiado trabajo.

Valorar lo que tenemos

-Dice usted que el Rastro [al que le dedicó un libro-homenaje en Destino a través de sus objetos, sus gentes y sus calles], en su conjunto, el todo, es un tesoro.

-Allí somos todos una pequeña familia de rastreros y rastristas, y nos conocemos todos desde hace 50 años, y ya sabemos perfectamente quién es cada cual. Hay gente estupenda allí. Lo mejor del Rastro es que te enseña muchas cosas, pero te las enseña de una manera muy discreta, en voz baja, nadie te da la turra, nadie te da grandes consejos ni moralidades, pero a poco listo que seas todo el mundo aprende rápido que esto son cuatro días y que todo acaba en el Rastro de una manera o de otra. No hay que hacerse mala sangre por esto; yo creo que el Rastro nos enseña a vivir, básicamente, y a valorar aquello que tenemos.

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Oficio y beneficio

«Justamente porque yo soy pobre sigo escribiendo todavía, a veces como un forzado. Porque no me puedo jubilar»

Andrés Trapiello

Escritor

-En redes ha expresado su apoyo a Savater tras anunciarse que cerrará la lista del Partido Popular en los comicios europeos.

-Con Fernando hablo siempre. Es una persona enormemente inteligente, enormemente valiente y enormemente desinteresado. Y lo que ha hecho ahora es aplicar su inteligencia, y en un medio como el de la intelectualidad, mayoritariamente copado por la izquierda, y por la superioridad moral de la izquierda. Porque la cultura parece un predio que es solamente de la izquierda. Y precisamente por ello Savater ha sido valiente y se ha desmarcado estos últimos años. Además, insisto en lo de que es desinteresado porque no obtiene nada de todo eso. No quiere cargos. Él y yo nos presentamos en las listas de UPyD al Senado, sabiendo que no íbamos a salir, y tuvimos menos votos que el Partido Animalista. Savater ha escrito cosas divertidísimas contra los del maltrato animal, aquellos que confieren derechos humanos a los animales, que es el mayor disparate que puede haber en la ética. Fernando Savater es lo equivalente a lo que fueron Unamuno y Ortega y Gasset en un momento dado.

Retrato de Andrés Trapiello, por el pintor murciano Arturo Pérez.

¿Satisfecho? Nunca

-Usted ha llegado a los 70 con una trayectoria ciertamente abrumadora, con una producción literaria vastísima: novela, poesía, ensayo, traducción, relatos, diarios, artículos. antologías y ediciones. ¿Satisfecho? ¿Orgulloso de lo logrado? Es un espejo para todos.

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-¿Satisfecho? Nunca. El que escribe no tiene que buscar la exultación o la impresión, sino la conformidad. Yo lo que estoy es conforme con lo que he hecho, bueno o malo. Lo que encuentra uno de mejor en lo que ha hecho es entender desde el primer momento que no es exactamente suyo, al menos en mi caso. Lo que me parece bien, nunca me ha parecido mío. Y, en cambio, lo que me parece mal, solo puede ser mío. De modo que, como te puedes imaginar, sentirse orgulloso por lo que encuentras bien es una bobada. Lo que yo sí entiendo ahora, aunque no tengo tiempo para echar la vista atrás, es la conformidad.

-Siempre anda con novedades...

-En este momento hay dos cosas que salen estos días. Por un lado, por primera vez la edición conjunta enfrentada del Quijote original de Cervantes y mi traducción del Quijote; lo hemos editado como se editan los clásicos: en la página izquierda el original, y en la derecha, mi traducción. Tenemos en español la ventaja de que la distancia del castellano original al nuestro es la más corta posible. Porque la distancia del Quijote original al francés, por ejemplo, o al alemán, o al chino o el japonés, es inmensa. Y otra cosa que sale para la Feria del Libro de Madrid es un tomo de 850 páginas, una especie de resumen de los 20 primeros tomos de mis diarios, pues podría asustar encontrarse con doce mil páginas. Tres editoras amigas han reducido esos tomos en uno, y no han hecho un corta y pega, sino un tomo con el mismo espíritu del diario. Por eso lo han titulado 'Fractal del Salón de pasos perdidos', porque fractal es un trozo que es igual al todo. Este fractal no deja de ser otro tomo original, nuevo, que casi suena sencillo, pero realmente es de locos, porque hablamos de 12.000 páginas, miles de entradas, miles de situaciones, miles de temas, miles de personajes... e intentar reducir todo eso y que quede lo más parecido a un tomo nuevo ha sido un 'tour de force'.

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Sobre Fernando Savater

«Es una persona enormemente inteligente y valiente, y enormemente desinteresada»

Andrés Trapiello

Escritor

-De la traducción de 'Don Quijote de la Mancha' está muy contento.

-Sí, porque gracias a esa traducción el Quijote tiene casi 200.000 lectores más; 200.000 personas que no lo habían leído, y que probablemente con esta versión sí lo hayan leído. Lo que sucedía con el Quijote es que era un libro que se leía más en otras lenguas.

-Decía Francisco Rico, «académico, sabio, animador de la literatura española», fallecido esta misma semana y del que usted fue amigo por más de 40 años, que usted tiene «orgullo luciferino», pero su necrológica ('El amigo inmortal que ni siquiera fumaba') deja patente que no lo es, ni por asomo.

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-Porque jamás me plegué a ninguna de sus propuestas, y algunas de ellas me parecían bastante descabelladas. Yo me reía de aquellas cosas académicas que tenían ellos como académicos, pero Paco Rico no era un hombre rencoroso. Todas las sátiras que he hecho de él en los diarios, que algunas de ellas son muy crueles, realmente, también es verdad que cuando las escribí no las hice para que parecieran secretas porque estaban bien claras, en blanco y en botella. Y, con todo, Paco nunca se lo tomó a mal. Yo le preguntaba: '¿Estás muy cabreado?'. Y él respondía: 'No, para nada'. Incluso hizo fotocopias de ciertos pasajes y los enviaba a los amigos. Una cosa que me decía con gracia es que quedaba por la mañana con Javier Marías, y por la noche conmigo, y me contaba las cosas. Yo le decía, es que tú eres como bígamo, porque Marías y yo no nos llevábamos mucho, y era como ver a uno en secreto por la mañana y por la tarde ir al otro. Yo le decía: 'Tenías que dejarme claro, porque no lo tengo claro, quién es la legítima, y quién es la querida...'.

La relación con la prensa

-Desde muy joven usted colaboraba ya en la prensa escrita...

-Es que para un escritor es muy difícil vivir de lo que uno escribe. Y con el periódico, no se establece solamente una relación vicaria, digamos de necesidad, sino que te ayuda a dar la nota más alta de ti mismo. Se produce algo con el periodismo muy extraño. Yo hace muchos años asistí con un poeta, Martínez Sarrión, a la exhumación de los restos de Azorín en la Sacramental de San Isidro en Madrid. Yo en aquel momento no escribía en casi ninguna parte. Tenías que lanzarte tú a llevar los textos al periódico. Llamé entonces al ABC Cultural y les ofrecía una crónica de la exhumación, y eran sobre las ocho de la tarde, y me dijeron que estaban cerrando la edición, y me dijo la persona que me atendió que solo podía darlo si se lo enviaba en media hora. Y yo le dije que ya lo tenía escrito, y, claro, fue un farol en toda regla. Me puse a escribirlo, y es una de las páginas que más me gustan de lo que he escrito en prensa. El periodismo te pone la adrenalina en el punto justo. Y casi todos los escritores importantes del siglo XX, todos, más o menos asiduos, han escrito en la prensa: Unamuno, Azorín, Baroja, el propio Juan Ramón, Antonio Machado, Azaña. El periódico te mantiene atento. Valle-Inclán decía que el periodismo avillanaba el estilo.

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El Rastro de Madrid

«Te enseña muchas cosas, y de manera muy discreta, en voz baja, nadie te da la turra ni grandes moralidades (...). A poco listo que seas, todo el mundo aprende rápido que esto son cuatro días y que todo acaba en el Rastro de una manera o de otra»

Fernando Savater

Escritor

-Algunos de sus mejores amigos viven en Murcia...

-Yo he editado un libro de Pedro García Montalvo, y me gusta mucho como escritor y novelista, y estoy deseando que publique su nueva novela, porque es muy bueno. Creo que Murcia, sin que no se moleste nadie, tiene uno de los tres mejores poetas españoles, y uno de los tres mejores novelistas, y me refiero a Eloy Sánchez Rosillo y a Pedro García Montalvo. Y esto es muy raro que se dé. Y, bueno, y Murcia tenía uno de los tres mejores pintores y poetas españoles, y lo digo por Ramón Gaya, y han coincidido todos ellos en el tiempo. Mi sino está en Murcia, yo creo que lo que tendría que hacer es irme a vivir a Murcia, pero si viviera allí quizás no me invitaríais.

-Felices de tenerle siempre aquí.

-Murcia queda un poquito a trasmano, y eso le da un carácter diferente, la gente no está tan atropellada ni tan confusa por el ruido. No es Murcia, además, una ciudad andaluza, una ciudad poltrona. Es para mí muy especial. Realmente yo echo mucho de menos que no esté más cerca porque, como digo, allí tengo una media docena de mis mejores amigos, y los echo en falta. El hecho de que esté Madrid tan lejos de Murcia y Murcia tan lejos de Madrid, hace que a veces me escape unos días a Mazarrón con Eloy y con Pedro y sus mujeres, Marili y Encarna. No es que yo vuelva a Murcia, es que, en realidad, no he acabado de irme. Es la patria chica de la persona que fue un maestro para todos nosotros, como fue Gaya, por eso cada vez que estoy aquí es como volver a lo mejor de nuestra vida. [Trapiello está casado con Miriam Moreno Aguirre, una de las mayores estudiosas de Ramón Gaya].

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«Este hombre que nos gobierna ahora solo vive de la mentira»

-¿A qué dedicó las jornadas de reflexión que pidió Pedro Sánchez a los españoles días atrás mientras meditaba su futuro?

-Yo lo tengo clarísimo, y este sábado lo digo en mi artículo en 'El Mundo', la distinción entre mentira y engaño. Este hombre que nos gobierna ahora solo vive de la mentira. Hasta ahora había conseguido engañar a algunos de los suyos. Pero a partir de ahora no: a ellos les ha mentido y les ha engañado. Y lo que necesitamos es hacer fuertes los estamentos a los que él ha obligado a reflexionar, unos estamentos que este hombre quiere atacar, que son justamente aquellos que van a convertir que sus mentiras se conviertan en engaños, que son los jueces, y los que van a impedir que los engaños acaben en norma, que son los periodistas. Yo sabía que este hombre podía haber dimitido, pero era bastante escéptico seguro. Porque necesitó la credulidad de sus gobiernos y de sus militantes, a los que engañó como chinos, para que ellos escenificaran toda esa ridículo, 'The Celtiberia Show', que montaron en Ferraz. Reflexionar ya lo tenemos bastante reflexionado. Hay que pasar a la acción, seguir recordando las cosas que hace este hombre, lo que dijo que iba a hacer y no hizo. Todo esto es lo que nos cabe. Y llevarlo con cierto humor, porque los que hemos leído a Cervantes sabemos que el humor es mucho más eficaz que la solemnidad. Este hombre no sabe reírse, y su risa, ciertamente, pone los pelos de punta.

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