Tropas y legiones toman el centro camino de la contienda
Grupos de guerreros listos para el combate animan con su presencia las terrazas antes de marchar al frente de la Cuesta del Batel
Los Magistrados de Roma, que se dieron un homenaje de barbacoa, la Legión de Harpástum, con pasta y ensalada, y las Amazonas de Capadora, que dieron buena cuenta de un menú en el que figuraba el arroz, fueron tres de los grupos que se reunieron para tomar fuerzas en torno a una mesa bien servida, en la Puerta de Murcia, antes de marchar a la batalla. Baal Hamon hizo lo propio con platos combinados de alto poder energético en la Plaza del Rey. «¡A estas horas nada está perdido, todo está por conquistar!», coreaban algunos de los miembros más aguerridos de los grupos dispuestos a combatir en el frente.
Las mesas y sillas de las terrazas de las calles Villamartín, Carmen y San Miguel, y las plazas Alcolea y San Francisco también se llenaron de grupos de personas neutrales en la pugna entre soldados púnicos y legionarios. «Nosotros nos acercaremos luego a ver cómo se desarrolla su pelea», comentaba Nuria, ante una tapa de ensaladilla rusa acompañada de una cerveza bien tirada. Como ella, decenas de personas disfrutaron de un almuerzo surtido bajo un cielo azul y un sol espléndido.
Gaitas y tambores
Después del arroz, la pieza de carne o de pescado y un postre surtido, muchos optaron por un asiático, mientras escuchaban los redobles de tambor, las gaitas y las fanfarrias de las bandas de acompañamiento de los cuerpos de ejército, que calentaron motores desde el mediodía.
El buen tiempo de estos primeros día de otoño permitió a los bares y restaurantes de las zonas más concurridas contar con una abundante clientela. Parte marchó luego a ocupar su localidad en las gradas de la Cuesta bel Batel para presenciar la batalla que posteriormente libraron las tropas carthaginesas al mando de Magón y las legiones del general Escipión.
También el campamento registro actividad. Allí velaron armas otros grupos de guerreros que tomaron el último tentempié antes de desfilar rumbo a la defensa de las murallas de Qart Hadast, en el caso de los carthagineses, y de la conquista de la ciudad para convertirla en Carthagonova, en el de los romanos. Por el camino, aprovecharon para hacer algún auto en los principales establecimientos del centro y tomar un último impulso antes de darlo todo en el campo de batalla.