Alcaraz, con martillo y pincel, a semifinales de Tokio
El tenista murciano da un recital ante Nakashima (6-2 y 6-4) antes de citarse con Ruud
Germán Abril
Domingo, 28 de septiembre 2025, 12:56
No hay muchos eventos deportivos más divertidos que ver a Carlos Alcaraz con la raqueta en la mano en este momento. Capaz de aporrear ... la pelota a 150 km/h y de acariciarla con sutileza para encontrar un mínimo agujero por el que superar a su rival. Domina todos los registros y, lo más destacable, es que ha mejorado la toma de decisiones para saber qué herramienta utilizar en cada momento. Cada día más maduro, más consistente. En los cuartos de final de Tokio tampoco dio opción a un Brandon Nakashima, rendido nada más abrir el partido.
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Seguramente el momento más apurado del partido lo vivió Alcaraz justo antes de saltar a la pista. «Voy rápido, muy rápido», le indicó el murciano al coordinador del torneo antes de entrar a toda prisa al aseo después de soltar sus mochilas. Ya con todo en orden, el número uno del mundo saltó a la pista también con prisas. Primer juego, primera rotura a su favor. Como una apisonadora, en apenas dos juegos ya había conectado seis golpes ganadores (al final del primer set serían 18). Ritmo endiablado de peloteo desde el fondo. No tenía más remedio Nakashima que devolver pelotas de cualquier manera.
Al otro lado de la red, el estadounidense tenía un torbellino que no para de elevar sus registros. La derecha del murciano llevaba fuego, pero no era su única forma de ganar puntos. Porque ahora tiene muchas más armas, como por ejemplo el revés paralelo. Necesita menos golpes para ejecutarlo un Alcaraz hoy mucho más imprevisible que ayer. También mejorado con el servicio. Ganó todos los puntos con primeros servicios en un primer acto inmaculado, cerrado en apenas media hora.
Más apretada la segunda manga, pero siempre dio la sensación de que Alcaraz iba dos pasos por delante de su rival en su camino hacia semifinales. Misil por aquí; passing milimétrico por allá. De dulce el de El Palmar, asombrado él mismo después de culminar puntos imposibles. Tampoco pudo reprimir sus emociones su padre, en pie en la grada para aplaudir una derecha cruzada con la que su hijo rompía el servicio de Nakashima. De nuevo viento de cola para avanzar a la siguiente ronda. Pero antes, un último capricho. Un juego al servicio majestuoso, repleto de puntos que solamente pueden verse en los videojuegos, para hacer las delicias de los miles de aficionados japoneses presentes en las gradas.
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«Siempre digo que cerrar un partido es difícil. Incluso más cuando vienes de tener puntos de partido en el juego anterior al resto. Perder ese juego es difícil, pero siempre me digo que tengo que mantener la concentración. Nunca he jugado un juego como este último», admitió Alcaraz tras el partido. Brillante y natural delante del micrófono, tanto como en la pista. Sigue dejando una estela de puntos de fantasía el murciano en Tokio. Le tocará mantener este nivel a Alcaraz para su duelo de semifinales. Este lunes tendrá al otro lado de la red a su amigo Casper Ruud. Compañeros de dobles hace una semana en la Laver Cup, donde también fueron rivales durante 18 hoyos en un campo de golf de San Francisco. Ahora todo eso queda atrás, no habrá amistades que valgan en busca de un billete para la final de Tokio.
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