Conducción autónoma, del cerebro a la mente
Asistimos a una lucha intensa de los constructores de automóviles por incorporar la potencia eléctrica. Hasta ahora han sido un poco remilgados y han ido ... aplazando la decisión de convertir la tracción en eléctrica. De hecho, mantienen la coexistencia de combustible fósil y energía eléctrica. Se mantiene el problema de la acumulación de la carga, que sigue siendo esquiva. Pero, al margen de esta dificultad, es cierto que los objetos más tecnológicos del momento actual siguen siendo los automóviles.
En 2012 ya inició Google la licencia para el primer coche autónomo en el Estado de Nevada, un Toyota Prius modificado convenientemente. En 2016 el avance considerable de la Inteligencia Artificial en la modalidad aprendizaje de máquinas y aprendizaje profundo, gracias al cual los automóviles logran aprender a partir de su propia experiencia en los recorridos y comparten información gracias a la conectividad inteligente. La navegación mediante GPS y una buena legión de sensores exteriores se complementan con los del recinto interior el vehículo que pulsan el estado emotivo de los pasajeros controlando las pupilas y el lenguaje corporal. Como compendio de todo ello, el vehículo decide los movimientos a desarrollar y grado de aceptación de sus ocupantes.
La cuestión de interés deriva del aspecto central del tema, cual es que según los constructores estiman que los programas de conducción autónoma toman decisiones igual o mejor que una persona. Los accidentes habidos con vehículos autónomos, como los acaecidos en 2018, en su mayoría, son atribuibles a factor humano. Lo cierto es que, precisamente estos son el motivo del retraso en la aprobación de legislación sobre el tema. Seguimos en la fase de que las técnicas se limitan al aspecto de asistencia al conductor. No hay fecha estimativa de cuando irrumpirán en el mercado
Es sabido que firmas como Toyota, Nissan y Hyundai ya disponen de vehículos semiautónomos. Toyota exhibe un software libre de conducción autónoma. Tesla es el más avanzado en la órbita norteamericana que suma a General Motors y Waymo que tienen como objetivo los taxis robotizados y Mercedes Benz, figura en vanguardia en Europa en el segmento de camiones. Ciertamente es un acierto este segmento, por los problemas de carencia de choferes que lo han evidenciado. No cabe duda de que las características del transporte de mercancías, vehículos lentos, no es tan exigente a la hora de la toma de decisiones. Volkswagen figura con su Sedric, apostando por la conducción autónoma.
La resonancia magnética funcional mide los cambios de flujo de sangre en una región del cerebro, no a nivel de neuronas, sino de regiones. En cada milímetro cúbico del cerebro puede haber un millón de neuronas. Analizar neuronas individualmente, es inalcanzable, por el momento. Decodificando las zonas activas los resultados ofrecen cosas de interés. Así se concretan las partes del cerebro implicadas en una tarea particular.
No se trata de leer la mente como si se tratara de un escáner, pero si se trata de dar el salto de algo que nos dice sobre el cerebro a lo que puede entender la mente. La dificultad de partida es que una región del cerebro puede estar involucrada en varios procesos cognitivos. En el fondo es una aproximación a la identificación de la consciencia, como evidencia una publicación reciente en la prestigiosa The Lancet. En todo caso una forma rudimentaria de hacerlo.
Sin volante
El interés de esta faceta es la opción de manejar un coche con la mente. Mercedes Benz trabaja en esta dirección. Ya en septiembre de 2021 en la feria IZZ Mobility celebrada en Munich presentó un vehículo autónomo Visión AVTRT. James Cameron contribuyó al diseño. Un vehículo sin volante con el que el conductor interactúa a través de un sistema biométrico. Y así, solo con pensar se llevan a cabo tareas.
Una interfaz cerebro computador con electrodos portátiles se adosa a la parte posterior de la cabeza y permite navegar pudiendo seleccionar diversas opciones. Tras una calibración el dispositivo registra y mide la actividad cerebral y con solo mirar a una de las luces del salpicadero detecta que tarea realizar.
En todo caso, conseguir la licencia para actuar en el mercado, está retrasando la entrada en vigor de un sector que puja con fuerza. La Seguridad Vial reclama un marco en el que puedan actuar personas y máquinas, encaminados a que los vehículos sean capaces de guiarse por sí mismos. Suponemos que, de la noche a la mañana ocurra.
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