Los regantes y la universidad se alían para exprimir más el agua

«Debemos de entender el grave problema en el que se encuentra la agricultura: un sector que necesita un elevado porcentaje de agua, y la dificultad que representa suministrarla en suficiente cantidad y calidad, como para atender una zona regable de unas 40.000 hectáreas». Esa es la superficie irrigada del Campo de Cartagena, la comarca natural que se encuentra entre la Sierra de Carrascoy, al sur de la ciudad de Murcia, y el mar Mediterráneo, y que conforma el corazón agrario de la Región de Murcia. La cita es del catedrático Alejandro Pérez Pastor, del grupo de Sistemas de Precisión para la Sostenibilidad Agroalimentaria, Medioambiental y Social de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT). Y el contexto en el que se ha pronunciado así es la firma del convenio anual que esta institución docente y de investigación ha suscrito este mes con la Comunidad de Regantes del Campo de Cartagena (CRCC), «mediante el cual ambas entidades reafirman su alianza para impulsar la fertirrigación sostenible».

Para Pérez Pastor «somos muy afortunados de tener una comunidad de regantes como esta en nuestro entorno, comprometida con el medioambiente», explica sobre esta entidad de usuarios del agua, que fue especialmente criticada por la contaminación del Mar Menor durante episodios de eutrofización como los de 2016. En esos procesos, la aportación excesiva de nutrientes, especialmente nitratos y fosfatos, por las actividades agrarias intensivas, originaron un crecimiento descontrolado de filoplacton en la albufera murciana que redujo los índices de luz y oxígeno y provocó la consecuente mortandad de organismos marinos.

El profesor de ingeniería agronómica explica que, ahora, la CRCC actualmente «realiza una gran labor no solo de acompañamiento de los usuarios del agua en su zona regable sino también actuando de una manera muy activa en la participación en diferentes proyectos que persiguen la sostenibilidad en la cuenca vertiente del Mar Menor».

Los regantes del Campo de Cartagena y la UPCT llevan desde 2021 con un convenio en vigor que les ha permitido «implementar tecnologías avanzadas orientadas a reducir la lixiviación de nutrientes, optimizar el uso del agua y transferir conocimiento técnico al conjunto de los regantes», de acuerdo con la información facilitada por la CRCC. Esas tecnologías se asientan en gran medida en el uso de sensores para monitorizar las condiciones de los terrenos y los cultivos, de modo que la fertirrigación se ajuste lo más posible a las necesidades precisas de las plantas.

El experto habla de «incrementar la productividad del agua consumida por el cultivo, recortando de manera quirúrgica el agua aplicada a través del riego», para referirse a las innovaciones que están incorporando en estos trabajos. Por esta vía, continúa, se favorece «la proliferación de raíces absorbentes que son las que van a permitir al cultivo mostrar más resiliencia ante un estrés hídrico de la planta».

Conseguir un suministro de agua en calidad y cantidad suficientes para regar este gran espacio, indica el catedrático, «supone un reto muy difícil». A su juicio, «la CRCC no solo lo realiza, sino lo hace de forma continuada y aplicando la innovación más necesaria y eficiente, a través de proyectos de investigación y colaboraciones como las que venimos desarrollando desde hace años desde la UPCT».

Esta universidad, que ya es «muy conocida internacionalmente por desarrollar una transferencia tecnológica muy elevada con el sector productivo», asegura el investigador, ha logrado con este convenio «estrechar aún más esa relación». Para ello ha tenido que ganarse la confianza de los agricultores hacia sus desarrollos, hasta el punto de que han puesto sus cultivos «a nuestra total disposición», subraya antes de dar un nombre como «gran valedor de nuestra tecnología», que ha permitido estos avances. Pérez Pastor se refiere a Manuel Martínez, el presidente de la Comunidad de Regantes del Campo de Cartagena.

«Ahora nos pide todo el mundo las sondas», reafirma Martínez. «Tenemos monitorizado casi el 100% de las parcelas regables y en otras zonas nos están copiando, porque se apuesta por el conocimiento». El máximo responsable de la CRCC, que es el colectivo mayor de todos los que forman el Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura (Scrats) incide en que, en la actualidad, «ya no tiene ningún sentido aplicar fertirrigación y que el agua se vaya por debajo de la zona radicular de las plantas». Si esto último ocurre, recalca, «perdemos dinero y afectamos al medio en el que nos desenvolvemos». Para evitarlo, los regantes de la comarca están aplicando las soluciones de la plataforma de monitorización Irriman. Con ella, el usuario del agua conoce el estado hídrico de su parcela y la huella de carbono de sus cultivos sin necesidad de visitarlos in situ. Al mismo tiempo, explica Pérez Pastor, «mantenemos un control en tiempo real de la concentración de nitratos y salinidad del agua de riego para que el agricultor la pueda contabilizar a la hora de fertilizar el cultivo», con lo que acaban «reduciéndose de esta manera los fertilizantes nitrogenados en forma de nitratos».

La herramienta Irriman es un desarrollo pergeñado por investigadores de la UPCT que ha dado lugar a la empresa 'spin-off' (derivada de la universidad) denominada Digital Data Farm. Básicamente, el sistema consiste en captar y monitorizar información sobre el estado hídrico del suelo, las plantas y la atmósfera junto a distintos índices multiespectrales y térmicos en cada parcela. Los científicos, liderados por el catedrático Alejandro Pérez Pastor, también emiten informes recomendando pautas de riego y con detalles sobre la eficiencia en el uso del agua.

El líder del proyecto asegura que no se precisa ser un gran productor para beneficiarse de estos avances. «De hecho, nuestra solución digital se está implementando en todo tipo de agricultor, grande y pequeño, al aire libre y bajo invernadero». En concreto, se refire a superficies de cultivos que van desde una hectárea hasta otras que alcanzan incluso las 3.000. «En el caso de la CRCC, la tenemos implantada en las 40.000 hectáreas de su zona regable, gracias a las imágenes multiespectrales y térmicas procedentes de drones o satélites».

La UPCT revela que la plataforma Irriman va a incluir una capa de información hídrica e imágenes de drones al visor topográfico con el que cuenta la comunidad de regantes en internet. En este portal se delimitan e identifican todas las parcelas del Campo de Cartagena y se geolocalizan las balsas, la red de tuberías, los drenajes y otras infraestructuras claves para el riego de esta extensa área. Ambas entidades, UPCT y CRCC, también cooperan con la» caracterización hidráulica de la red de drenaje y el estudio de su compatibilización para la reducción de la erosión hídrica y la retención de sedimentos».

«Todavía hay margen de mejora», sentencia el catedrático: «y es ahí donde nos dirigimos en estos momentos». Y cita avances relacionados con la digitalización de los conocimientos agronómicos y el uso de la biotecnología, para el mejor empleo de bioestimulantes, por ejemplo.

El rector de la UPCT, Mathieu Kessler, lo resume al indicar sobre el renovado convenio que, con él, «colaboramos con la sostenibilidad del regadío desde la Ingeniería Agronómica y la Ingeniería Hidráulica para aprovechar al máximo el agua disponible».

Una jornada técnica titulada 'Investigación e innovación: estrategias para un regadío sostenible en el Campo de Cartagena' reunió a agricultores, investigadores, técnicos y distintos expertos este mes de la mano de la UPCT y la CRCC para exponer alguno de los avances más importantes que se están desarrollando en este ámbito. Entre ellos figura un proyecto de fertirrigación de precisión, encabezado por el catedrático Alejandro Pérez Pastor, basado en la incorporación de sensores, sistemas de control remoto y modelos de predicción para ajustar el riego a las condiciones reales de cada suelo y cultivo.

La ingeniera agrónoma María José Briongos, de la compañía valenciana de «ecosoluciones sostenibles» Paimed, expuso «un ambicioso proyecto ambiental centrado en la recuperación ecológica de nueve balsas de riego», explican desde la CRCC, promotora de esta iniciativa subvencionada por la Fundación Biodiversidad, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Su objetivo es naturalizar balsas de riego y sus entornos a través de la creación de filtros verdes con los que mejorar el agua de riego, al paso que sirven de refugios de biodiversidad y reducen la erosión, entre otros.

Expertos del ámbito académico y de la investigación aplicada de la UPCT, del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental (Imida), debatieron también en una mesa específica sobre los avances en tecnologías de riego, el monitoreo hidrogeológico, la sostenibilidad ambiental y la transferencia de conocimiento, «reafirmando el papel del Campo de Cartagena como territorio de referencia en regadío inteligente», de acuerdo con la información facilitada por la propia entidad.

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