Cómo se ha ido poniendo coto a la caza desordenada

La actividad cinegética es la primera forma que tuvo el ser humano para ganarse la vida, así que es tan antigua como este. Con el paso de los siglos, y los avances agrícolas, ganaderos y tecnológicos, la caza fue perdiendo su ancestral sentido de subsistencia en favor de una concepción más deportiva. En un proceso paralelo, la evolución de la sociedad, los cambios de usos y costumbres y el impacto antrópico del entorno han ido precisando una regulación de esta práctica que ha ido cambiando a lo largo del tiempo. En la Región de Murcia, la competencia exclusiva en caza y pesca fluvial está en manos de la Comunidad Autónoma, de acuerdo con el Estatuto de Autonomía (Ley Orgánica 4/1982 de 9 de junio), en el que también se menciona su competencia de «protección de los ecosistemas en los que se desarrollan dichas actividades».

Estas potestades se plasmaron en la primera ley de caza que aprobó la Región de Murcia, de 1995, y que en 2003 fue sustituida por la llamada Ley de Caza y Pesca Fluvial de la Región de Murcia. Esta norma persigue dos fines primordiales: por una parte, trata de asegurar la riqueza cinegética de la Región, junto a la de los ecosistemas en los que se desarrolla, y, por otro, encarga a la Administración regional velar para que caza y protección del medio ambiente resulten compatibles. Esta ley recoge además el papel del llamado Consejo Asesor Regional de Caza y Pesca Fluvial como órgano consultivo y asesor en la materia. Este ente tiene previsto reunirse en breve y acoger la presentación de las llamadas Directrices de Ordenación Cinegética de la Región de Murcia, que ya se contemplaba elaborar «en el plazo máximo de un año» cuando se publicó la citada ley regional de caza, que ahora tiene ya más de siete años. De acuerdo con la información facilitada por el servicio de caza de la consejería de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente, estas directrices «pretenden convertirse en un instrumento de diagnóstico y gestión de la caza en la Región de Murcia, teniendo en cuenta su repercusión en la conservación de la naturaleza y en el desarrollo socioeconómico y, contando con la participación de las principales asociaciones y entidades representativas de los intereses sociales, económicos y profesionales relacionados con la defensa del medio ambiente y los recursos naturales». Se trata de unas pautas que tendrán una vigencia de diez años.

La fuente técnica de la Consejería consultada contextualiza los cambios que se están produciendo en la normativa en un marco en el que «la actividad cinegética en España y en la Región de Murcia ha entrado en un nuevo paradigma, con intensos cambios sociológicos, económicos y legales». «A pesar del peso específico que tuvo la caza en el desarrollo de la humanidad, en la actualidad, la caza constituye una actividad lúdica y deportiva», añade la fuente. Ahora, además, continúa, «los cambios de comportamiento y la ética de la sociedad actual cuestionan cada vez más que se puedan cazar animales que no provocan daños», por ejemplo, de ahí, entre otras variables, que se considere «necesario elaborar una nueva ley para adecuar la actividad a la situación actual». En este contexto, se están buscando soluciones con la Federación de Caza de la Región de Murcia y la organización agraria COAG para aprovechar la carne de los animales «que se tengan que cazar» (para reducir los daños que provocan en la agricultura jabalíes y conejos, por ejemplo), «para ponerlos a disposición del Banco de Alimentos y su adecuado aprovechamiento». Es el último paso en el viejo empeño de poner coto a cualquier caza desordenada y tratar de asegurar el buen desarrollo de una actividad tan ancestral.