Los ayudantes más pequeños del campo están a ras de suelo
La tesis de una investigadora del Cebas abre la vía del uso de microbios para ayudar a liberar nutrientes en en la tierra para una agricultura más sostenible
La frase del tipo «no cojas eso, que el suelo está lleno de microbios», tan habitual en los parques donde corretean niños al cuidado de sus padres esconde una certeza y un mensaje erróneo. Efectivamente, el suelo está lleno de microbios, pero esto no tiene por qué ser negativo, como se insinúa. No lo es particularmente en los terrenos de cultivos, donde la presencia de algunos de ellos puede suponer una ventaja agraria. La investigadora del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (Cebas CSIC) María Belén Barquero, firma una tesis que ha defendido este verano en la que revela cómo estos organismos unicelulares pueden ayudar a liberar nutrientes en el suelo y favorecer una agricultura más sostenible.
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Lo que la científica ha conseguido es identificar cuáles pueden facilitar la liberación de fósforo y la movilización del nitrógeno, que son macronutrientes esenciales para los cultivos. De este modo se abre la puerta al desarrollo de biofertilizantes de nueva generación basados en microorganismos, y reduce la dependencia de fertilizantes químicos, solventando los problemas de contaminación que generan.
Desde el Cebas-CSIC explican que, en este avance, que ha sido posible «gracias a una intensa colaboración internacional», ha precisado del uso de tecnologías que apenas «están al alcance de un reducido número de laboratorios en el mundo». En concreto, se han empleado instrumentos punteros de análisis del suelo, conocidos como «herramientas multiómicas (metagenómica, metatranscriptómica y metaproteómica), que permiten identificar los genes y las proteínas implicados, así como qué microbios los producen».
El trabajo conforma «un hito para la ciencia del suelo y posiciona al Cebas-CSIC como un referente internacional del uso eficiente de los nutrientes»
El trabajo conforma «un hito para la ciencia del suelo y posiciona al Cebas-CSIC como un referente internacional en la investigación sobre la salud del suelo y el uso eficiente de los nutrientes».
La tesis de Barquero, financiada por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y fondos 'Next Generation' de la Unión Europeo, tiene un marcado interés biotecnológico, al identificar posibles microorganismo diana para el desarrollo de biofertilizantes que faciliten la provisión de nutrientes a los cultivos y reduzcan la dependencia de fertilizantes químicos convencionales.
Gracias a ella, «se ha dado un paso de gigante en la comprensión sobre cómo funciona el ciclo del fósforo y nitrógeno en los suelos agrícolas, lo que abre la puerta al desarrollo de biofertilizantes de nueva generación basados en microorganismos», explican desde el Cebas. Estos nuevos productos «podrían reducir la dependencia de fertilizantes químicos y contribuir a una agricultura más sostenible».
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El fósforo es un nutriente esencial para los cultivos, pero de disponibilidad limitada, que los agricultores añaden al suelo en forma de fertilizantes. Una gran parte de la cantidad que se vierte de este modo queda retenida y puede ser aprovechada por la planta, lo que ha llevado a un uso excesivo de fertilizantes con fósforo. Las consecuencias implican costes medioambientales y económicos, «especialmente en un contexto de disponibilidad limitada de fósforo y subida de precios». Las minas del antiguo Sáhara español, que son la principal fuente de roca fosfórica del mundo, llevan camino de agotarse en apenas unas décadas, de acuerdo con el científico titular del Cebas-CSIC, Felipe Bastida, director del estudio de Belén Barquero junto al también investigador del mismo organismo Rubén López Mondéjar.
La tesis ha desvelado, por una parte, algunos de los mecanismos moleculares que explican el fenómeno por el que los cultivo son acaban aprovechando buena parte del fósforo que se aplica como fertilizante a los terrenos donde crecen. Pero, sobre todo, ha descubierto revelado cómo ciertos microorganismos del suelo pueden liberar ese fósforo para que esté disponible para las plantas.
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En concreto, la investigadora ha puesto el foco en los microorganismos del suelo que pueden hacer biodisponible el fósforo bloqueado, «transformándolo mediante procesos de solubilización y mineralización». Además, más allá del fósforo, su trabajo «también hace hincapié en procesos microbianos de movilización del nitrógeno, tales como la nitrificación o la denitrificación, que son claves en la movilización de este macronutriente para la planta y así evitar su lixiviación y potenciales problemas medioambientales».
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