Han Kang (Gwangju, Corea del Sur, 1970), ganadora del Premio Nobel de Literatura 2024, en Copenhague. Alejandro García / EFE

'La vegetariana', transformarse en un árbol

El libro de la semana de Ababol ·

Han Kang ha logrado crear un universo literario en el que la confrontación entre el mundo interior y el mundo exterior deriva hacia estados de profunda insatisfacción en el conocimiento del ser humano. Sobre todo si se trata de una mujer. Para la Premio Nobel de 2024 ser mujer, independiente y libre es una quimera en el mundo actual en cualquier lugar. Un duelo imposible contra las tradiciones ancestrales y la sociedad patriarcal

Antonio Ortega

Crítico literario

Sábado, 25 de enero 2025, 08:37

Cuando la escritora surcoreana Han Kang (Gwangju, 1970) fue galardonada con el Premio Nobel de Literatura de 2024, muy poco se conocía de su trayectoria ... literaria en el mundo occidental, si bien era muy célebre en Corea del Sur desde que en 1994 fue ganadora de un premio de relatos de un diario local. Su primera novela, 'El amor de Yeosu', se publicó en 1995. Dos años más tarde escribió el relato 'El fruto de mi mujer', en el que la protagonista se convierte literalmente en una planta. De ahí surgió su éxito internacional de la mano del Premio Man Booker Internacional 2016, 'La vegetariana', novela publicada en 2007. En España, la innovadora editorial Rata, de Barcelona, la incorporó a su catálogo, gracias al olfato de la escritora barcelonesa Iolanda Batallé. Ahora en 2024, la edita Random House, con lo que se amplía enormemente el radio de conocimiento de esta novelita sutil y a la vez intensa. Un regalo de prosa lírica, capaz de entrar en el interior de cualquier lector, hacerle cosquillas existenciales y dejarle el alma como un trapo.

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'La vegetariana' es el relato de una metamorfosis, podemos hablar de Kafka y sus personajes kafkianos tan desamparados en un mundo que no los reconoce, la de Yeonghye, una mujer obediente y sumisa para su marido, «sin ningún atractivo especial ni defecto en particular», quien en una madrugada cualquiera decide meter en bolsas de basura todo lo que contenga carne: ternera, anguilas, calamares, empanadillas. Ha decidido dejar de comer carne de una forma radical. En su casa, no se cocinará más. Y esta es la cuestión: ¿qué le pasa a Yeonghye?

La novela, escrita en tres capítulos, cuenta la historia que rodea esta sorprendente decisión de la protagonista desde tres puntos de vista distintos. El primero, desde la óptica incrédula de su marido, quien asiste atónito a esa radical transformación de su mujer, la que hasta ese momento era para él una esposa ideal, tan callada, diligente y a su servicio en todos los aspectos de la relación familiar. No la ama, pero le sirve como criada tradicional según su consideración ancestral. Yeonghye rompe los esquemas de la tradición coreana desobedeciendo a su marido y sus deseos y órdenes, amén de quebrar repentinamente la paz familiar. La fatídica reunión familiar en la que ella no acepta comer carne es inolvidable.

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El segundo capítulo, más etéreo, sitúa el punto de vista en su cuñado, felizmente casado con Inhye, su hermana, obsesionado con el videoarte y fetichista de los cuerpos desnudos, a los que pinta con figuras de flores y otras maravillas. También descubrimos que está obsesionado con su prudente y tímida cuñada. La relación de ambos sucede porque Yeonghye precipita severamente su negativa a comer y su marido, espantado por una situación que es incapaz de afrontar, se aleja de ella. Sus pesadillas van en aumento y su distancia de la realidad se hace cada vez más lejana, ensimismada en su necesidad de ser ella misma. La metáfora del intento de seducción de su cuñado refleja tanto su debilidad y como su firmeza para defender su libertad.

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El tercer capítulo adquiere una nueva dimensión, más lúgubre e intimista, pues desde la perspectiva de Inhye, su hermana, se desarrolla el deterioro acelerado de la decisión de negarse a comer y la apropiación que hacen las distintas patologías psicológicas de su mente. Recluida en un sanatorio psiquiátrico en la montaña de Seúl, Yeonghye se sabe incapaz de salir del laberinto mental y físico que poco a poco la corroe. Ni la compañía de su hermana Inhye, que finalmente parece entender la huida hacia ninguna parte de su hermana, ni los cuidados médicos mejoran su estado. Las decisiones definitivas son graves. Yeonghye ha apostado por rechazar todo cuanto es aceptado en su sociedad.

El cuerpo, última burbuja

Luchar contra las normas establecidas, contra las tradiciones, contra la cultura ancestral, contra las convenciones sociales, contra los estrictos rituales familiares, contra la opresión de su marido tiene un castigo inesquivable. Ser libre, decidir por sí misma, hacer lo que le dé la gana, es una apuesta arriesgada en una sociedad anquilosada, muchas lo son, que oprime a quienes no se pliegan a sus estrictas condiciones e impide el individualismo. La inadaptación a las convenciones sociales, la imposibilidad de comprender a los demás, la violencia machista que cubre la geografía de la novela, su casa, el estudio de fotografía o el sanatorio psiquiátrico, conducen de manera inexorable a Yeonghye a refugiarse en su cuerpo como última burbuja protectora en la que su independencia es plena.

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Han Kang ha logrado crear un universo literario en el que la confrontación entre el mundo interior y el mundo exterior deriva hacia estados de profunda insatisfacción en el conocimiento del ser humano. Sobre todo si se trata de una mujer. La eliminación de lo carnal -que se asocia a la violencia desde el ámbito masculino- de 'La vegetariana' hasta el experimento de su otra famosa novela, 'La clase de griego' (2011), en la que una mujer muda, Saeon, trata de aprender griego con un profesor que pierde, como Borges, progresivamente la vista. Una y otro manifiestan lo vulnerables que somos, la dificultad de comunicación y la soledad en la que cada uno está instalado en esta sociedad donde nos rodea mucha gente ajena. En 'Blanco' (2016) la autora contrasta el modo diferente de sobrellevar el dolor tras la muerte de un ser querido, en tanto que en la sociedad coreana el color del luto es el blanco frente a otras muchas sociedades en las que se representa por el negro. Finalmente, en 'Actos humanos' (2014) narra la angustia del duelo por la tortura que sufrieron los ciudadanos que protagonizaron un levantamiento popular en la ciudad de Gwangju en 1980 bajo la dictadura militar de Chun Doo-hwan.

Para Han Kang, ser mujer, independiente y libre es una quimera en el mundo actual en cualquier lugar. Un duelo imposible contra las tradiciones ancestrales y la sociedad patriarcal.

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