El movimiento comunero según Lorenzo Silva

Dichos deslizamientos autobiográficos, que asimismo se pueden identificar con el llamado 'género de autoficción', comparecen metódicamente hasta el punto de alternarse con los tramos del relato histórico de la insurrección frente a Carlos V. Los primeros se dirigen al lector en una primera persona que a menudo echa mano del tiempo pretérito. Los segundos se hallan redactados en una omnisciente tercera persona y en un tiempo presente que agiliza y marca un ritmo emotivo a la narración. Y así nos lleva el autor a la primavera de 1521 y a Toledo, a la iglesia gótica del monasterio de San Juan de los Reyes, en la que un franciscano arenga a los fieles para que se levanten contra el joven Carlos de Gante y su corte flamenca así como contra los abusivos impuestos para sufragar la guerra.

En ese mismo plano narrativo discurre, con verosimilitud novelesca y conseguida solvencia técnica, la sublevación que se produce aquel mismo año y que encabezan Padilla, Bravo y Maldonado; la derrota de la milicia y el movimiento por las tropas imperiales, la ejecución de sus líderes, la resistencia que presenta María Pacheco, viuda de Padilla, durante los meses en que gobierna la ciudad y se pone al mando del alzamiento de las Comunidades de Castilla que terminan capitulando en febrero de 1522. La novela se extiende cronológicamente hasta el año 1531 y el exilio de la heroína, que se hospeda en una de las casas del obispo de Oporto. 'Castellano' es una lograda visitación histórica en la que el presentismo no llega afortunadamente al exceso de interpretar el movimiento comunero a la luz de la alienación marxista ni del pacifismo.