Cristina Oñoro (Madrid, 1979) es doctora europea en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada y profesora en la Complutense.
El libro de la semana de Ababol

'En el jardín de las americanas. Una historia transatlántica (1871-1936)': sugestivos paralelismos de ayer y hoy

En este viaje alrededor de un jardín, de idas y vueltas, principalmente entre Estados Unidos y España, no pueden faltan mariposas y flores, pero tampoco cartas y diarios. Cristina Oñoro umple de manera extraordinaria con una labor urgente: escribir y divulgar la Historia y las historias de otro modo

Carmen María Pujante Segura

Catedrática de Teoría de la Literatura de la UMU

Sábado, 17 de mayo 2025, 07:38

Sin rodeos, aceptemos la invitación del último libro de Cristina Oñoro: adentrémonos en el jardín de las americanas y emprendamos un viaje transatlántico que irá ... de 1871 a 1936. El jardín es el compartido por la Residencia de Señoritas, que es fundada en 1915, y por el Instituto Internacional (International Institute for Girls in Spain), que entonces ejerce de arrendador; dado que este no es tan conocido como la célebre institución poco posterior a la Residencia de Estudiantes, una obra como la de Oñoro sacia la curiosidad despertada por la inesperada relevancia de ese nexo. Las americanas son quienes lo gestionan, lideradas inicialmente por Alice Gulick, una misionera protestante que se propone fundar una escuela liberal para la educación de las mujeres, al igual que otras compañeras suyas del Mount Holyoke College (Massachussets), movidas por esa misión en diferentes países del mundo donde hace tanta falta como en España. La historia que atraviesa el mar Atlántico está servida: en 1871 da comienzo con el viaje de Alice Gulick desde Boston junto a su marido y en 1936 por culpa de la guerra civil tiene su punto final aunque, en propiedad, será un punto y seguido, porque esa herencia no tendrá vuelta atrás.

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A lo largo de esos años se cruzan las vidas de hombres y, sobre todo, de mujeres que hoy llamaríamos «emprendedoras» y que todavía resulta difícil de encontrar entre las páginas de la historia. Ha sabido iluminar, compartir y aderezar de manera exquisita esa «intrahistoria» Cristina Oñoro, que así da rienda suelta a la vena ensayística emprendida en 'Las que faltaban. Una historia del mundo diferente' (2022). La compagina a la perfección con una inclinación más de carácter docente y académico en tanto que profesora de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad Complutense de Madrid y estudiosa, entre otras cuestiones, del teatro y de la obra de Vila-Matas. A esas capas que complementariamente conforman el libro se suma otra, la más personal de la escritora, pues la de este es también una historia única e intransferible, de sensibilidad, intuición y, por supuesto, amor por lo que se escribe. La curiosidad puede matar al gato, pero también puede empujar a realizar un trabajo de campo, invirtiendo muchas horas en lecturas y viajes que tienen como fruto una obra en la que no se ha de renunciar a plasmar una huella propia. Esta se aprecia en un estilo ensayístico relajado y delicado y, a la par, entretenido e incluso irónico, así como en una estructura equilibrada que alterna un repaso de la vida de aquellas mujeres del pasado con una experiencia de la autora en el presente. Esos tiempos están enhebrados por la casualidad o, quizá, por la causalidad.

Editorial: Taurus, 2025. 414 páginas

Y es que lo que comienza con un paseo por las calles de Madrid en pleno siglo XXI, en realidad, arranca ciento cincuenta años antes. Tras una introducción que nos hará agudizar los oídos para escuchar las voces del archivo, leeremos una primera parte, que gira en torno a comienzos, encuentros y mudanzas, y una segunda, a partir de 1904, que ahonda en alianzas, intercambios y finales, además de una posdata con los últimos fantasmas y, como es menester, notas y referencias. Es un viaje agradable, pero es digno de subrayar que esconde un arduo trabajo de campo, pues la inspiración le pilla trabajando a Oñoro, que tira del hilo y deshace toda una madeja.

Consigue trazar sugestivos paralelismos entre las de entonces y las de ahora, pues es la historia de una herencia que se ha de valorar en nuestros días. A través de esas intrahistorias nos permite conocer a algunas de las primeras universitarias españolas, así como los antecedentes de los lectorados o los cursos de idiomas de verano (de uno de ellos, por ejemplo, nacería el amor entre Katherine Whitmore y Pedro Salinas y, por tanto, la gran obra de 'La voz a ti debida'). También contribuye a poner en contexto y comprender el feminismo de entonces. Algunos nombres nos sonarán más, como el de Concepción Arenal o Emilia Pardo Bazán, el de Zenobia Camprubí o Victoria Kent, el de Gabriela Mistral o Virginia Woolf, pero es de justicia que se le dé voz a las que se escuchan menos y que aparecen a veces en los rincones de la historia, como María de Maeztu o María Goyri, Enriqueta Martín o Carmen Castilla. Es el contexto de las ahora conocidas como las «sinsombrero», escritoras y artistas que vivieron en un periodo de entreguerras muy rico culturalmente. Entre ellas se tejieron redes y vivieron experiencias que bien parecen historias de película (con algún parecido a la de 'Barbie'). Además, nos permite tirar del hilo de la presencia de los protestantes en España, que, por otro lado, podemos añadir, incluye un capítulo de la historia en Murcia, estudiado por Juan Bautista Vilar. Pero aguardan más sorpresas: proyectos en Honolulu o Irán, barcos contemporáneos al Titanic, biblias traducidas al caló, operaciones de márketing, etc.

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Del gusto de muchos

En este viaje alrededor de un jardín, de idas y vueltas, principalmente entre Estados Unidos y España, no pueden faltan mariposas y flores, pero tampoco cartas y diarios. Del mismo modo, gracias a las imágenes que lo acompañan (mi predilecta, la de Nellie Bly), el libro gana en valor y ligereza, cuidado y buen gusto, anunciados desde el principio con la bellísima cubierta. Todos esos ingredientes hacen, con seguridad, que este sea un plato del gusto de muchos: de docentes, historiadores, investigadores o curiosos, pues curiosos es como deben ser los lectores. Sus más de cuatrocientas páginas se leen como si se diera un paseo, un paseo por un jardín, conociendo a nuevas amistades y trenzando nuestras vidas. Así, cumple de una manera extraordinaria con una labor urgente: escribir y divulgar la Historia y las historias de otro modo. Sin rodeos, aceptad la invitación: adentraos en el jardín de las americanas y emprended este viaje transatlántico.

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