Casi otra conjura de necios
Destaca su original trama y ese estilo epistolar que ahora se usa a través del correo electrónico
PATRICIO PEÑALVER
Lunes, 21 de febrero 2022, 21:21
Si leíste una novela que te pareció muy interesante, que cuando cerrabas las páginas del libro te quedabas con las ganas de seguir, que al ... mismo tiempo que te entretenía también te hacia reflexionar, y que después de haberla leído, ya hace unas semanas, los personajes y la trama siguen latiendo, ya no tienes ninguna duda de que se trata de una buena novela. Y eso ocurre con 'La tienda de la felicidad', con una original historia y con ese estilo epistolar que ahora se usa a través de los correos electrónicos, con esa escritura directa, sin recovecos, telegráfica, y a veces aparentemente insustancial.
Desde las primeras páginas el personaje principal, Carmelo Durán, encerrado entre cuatro paredes, con su ordenador conectado a internet, nos envuelve y nos integra en su cotidiano trascurrir con su ironía, su punto canalla, y su sutil humor cervantino, tirando de tarjeta de crédito y consumiendo vía 'online', hasta que después de un error en uno de sus pedidos al súper se pone en contacto con atención a los clientes, le atiende Mari Carmen Gómez, y la trama da un giro inesperado.
Cotidianidad
En mitad de esa cotidianidad, entre los mensajes de su madre, los de su hermano y las respuestas del protagonista con ese punto gruñón y divertido, a los 'e-mails' de sus familiares o a esos otros que recibe como 'spam', nos van envolviendo en una atmosfera, que a veces por absurda y otras por surrealista, nos atrapa y nos cuesta abandonar la lectura. Nos deja una sonrisa, y, sin duda, queremos volver a abrir el libro.
Ciertamente tiene Carmelo Durán un aire de aquel Ignatius, que tanto nos hizo reír en 'La conjura de los necios'. Con 'La tienda de la felicidad' el escritor da un giro de 180 grados con respecto a su anterior novela: 'La casa de los pintores', en la que con carácter intimista contaba sus vivencias con sus progenitores, los pintores Lucio Muñoz y Amalia Avia. Rodrigo Muñoz Avia, decía entonces: «Uno debe escribir de aquello que más sabe, debe compartir, de la manera más honesta que sea capaz, la mejor historia que lleve dentro. En este momento esta era mi mejor historia».
Y ahora con 'La tienda de la felicidad', no tenemos ninguna duda de que este momento necesitaba contar esta otra historia, que sentía la necesidad de experimentar y pisar otros territorios.
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