El deterioro de las aguas del Mar Menor afecta a la demanda turística

La Unesco defiende, en su Objetivo de Desarrollo Sostenible 14, la vida submarina. Advierte de que el océano impulsa los sistemas mundiales que hacen de la Tierra un lugar habitable para el ser humano. Así, la lluvia, el agua potable, el tiempo, el clima, los litorales, gran parte de la comida e incluso el oxígeno del aire que se respira los proporciona y regula el mar.

Destaca, por tanto, que una gestión cuidadosa de este recurso es una característica clave de un futuro sostenible. No obstante, apunta el organismo que «en la actualidad, existe un deterioro continuo de las aguas costeras debido a la contaminación y a la acidificación de los océanos que está teniendo un efecto adverso sobre el funcionamiento de los ecosistemas y la biodiversidad. Asimismo, también está teniendo un impacto perjudicial sobre las pesquerías de pequeña escala».

Por todo ello, incide en que proteger los océanos debe seguir siendo una prioridad. Y en que la biodiversidad marina es vital para la salud de las personas y del planeta. Las áreas marinas protegidas se deben gestionar de manera efectiva, al igual que sus recursos, y se deben poner en marcha reglamentos que reduzcan la sobrepesca, la contaminación marina y la acidificación de los océanos.

En relación a todo ello, la tesis doctoral de Genoveva Aparicio –'El impacto del deterioro del medio marino en la economía mediante un análisis microterritorial'–, desarrollada en la Universidad Politécnica de Cartagena, proponía ampliar el conocimiento científico existente acerca de la relación entre el deterioro medioambiental del medio marino y la economía. En concreto, ha investigado cómo afecta la contaminación a la movilidad turística y al tejido empresarial.

Para ello, se ha aplicado econometría espacial, una metodología que permite estudiar el efecto de la interacción espacial entre territorios y que en la tesis ha permitido estudiar el efecto de desbordamiento espacial de turistas entre municipios.

Como explica Aparicio, «la tesis introduce un punto de vista novedoso respecto a la literatura previa al considerar el propio entorno físico y medioambiental como factor explicativo de procesos económicos y financieros. A diferencia de los trabajos previos en el área de ciencias sociales hemos utilizado una medida concreta del deterioro de las aguas del mar: la concentración de clorofila, a partir del procesamiento de imágenes de los satélites de la Agencia Espacial Europea».

Recuerda que es importante investigar en estas áreas dado que son, precisamente, «los mares y océanos los que proporcionan al ser humano los bienes y servicios más valiosos para el desarrollo de las actividades económicas y también para la propia supervivencia del planeta, por su capacidad para absorber CO2 y regular las temperaturas. La contaminación de las aguas y los episodios de eutrofización marina, como los que en los últimos años se han producido con mucha severidad en el Mar Menor, ponen en riesgo el desarrollo económico regional y las condiciones de vida de la población».

La investigadora, que actualmente participa en el proyecto 'Incentivos sectoriales en la recuperación ecológica del Mar Menor: Estudio del impacto de la contaminación marina en el fracaso empresarial con Big Data Geoespacial' (financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación), desarrollado por el grupo Modelización Económica y Estadística No Paramétrica de la UPCT, llegó a la conclusión con su tesis doctoral de que «el deterioro de las aguas afecta a la demanda turística a largo plazo de manera que los turistas deciden moverse desde las zonas de la costa más contaminadas hacia otras previamente menos conocidas pero que han conservado mejor su entorno natural en los últimos años».

Por otro lado, pudo comprobar que la degradación de las aguas es un factor relevante para explicar la probabilidad de fracaso empresarial en diferentes sectores de la economía.

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