¿Es el zorro un peligro para los humanos?
Un trabajo de la Fundación Séneca en la Universidad de Murcia estudia el papel de esta especie como portadora de agentes zoonóticos
Hay evidencias de que durante la Edad de Bronce los zorros fueron animales domésticos en algunas zonas, pero a día de hoy todavía se trata del carnívoro silvestre más ampliamente distribuido en España. En la actualidad, se acerca cada vez con mayor frecuencia a las áreas periurbanas, pero en este caso lo hace atraído por los recursos alimenticios que le ofrecen estas zonas con presencia humana.
El hecho de que pueda ser portador y difusor de parásitos, virus y bacterias que afectan al perro, al gato y las personas (entre los que destacan por su gravedad el virus del moquillo, la sarna sarcóptica y la parvovirosis) hace que para los científicos sea muy interesante conocer cuál es el papel del zorro en el desarrollo del ciclo epidemiológico de estos patógenos, algo fundamental a la hora de adoptar medidas de prevención sanitaria, sobre todo en aquellos lugares donde es más frecuente el contacto entre el zorro y las áreas habitadas por personas.
Carlos Martínez-Carrasco Pleite, investigador principal del grupo Enfermedades Infectocontagiosas Animales y Ecopatología de la Fauna Salvaje de la Universidad de Murcia, dirige un proyecto, financiado por la Fundación Séneca, que analiza el 'Papel epidemiológico del zorro como portador de agentes zoonóticos y de otros patógenos compartidos con carnívoros domésticos en ambientes antrópicos de clima mediterráneo semiárido'.
Dado que hay parásitos, virus y bacterias que pueden afectar a esta especie pero también a los animales domésticos y al ser humano, es necesario conocer qué está pasando con ellos
«Nuestro principal objetivo es investigar los agentes infectocontagiosos que tienen los zorros de la Región de Murcia», dice. Dado que hay parásitos, virus y bacterias que pueden afectar a esta especie pero también a los animales domésticos y al ser humano, es necesario conocer qué está pasando con todos ellos. Además, debe tenerse en cuenta que el hábitat influye en la forma en que estas enfermedades pueden manifestarse, «por lo que el estudio geoepidemiológico es clave para poder entender la evolución de la enfermedad. Esta forma de estudiar las enfermedades se basa en aplicar una perspectiva 'One Health', que solo es posible si los equipos de investigación son interdisciplinares, como es nuestro caso», según Martínez-Carrasco.
Algunos de los patógenos que se están estudiando son origen de enfermedades zoonóticas, como la toxoplasmosis, la tuberculosis, la giardiosis o la leishmaniosis. El hecho de que el zorro sea un animal inteligente, con gran plasticidad ecológica y que, en muchas zonas, sea capaz de adaptarse a la presencia humana, es motivo para considerar a este animal como un destacado componente en el ciclo selvático y periurbano de los agentes infectocontagiosos. «En nuestra Región –apunta el investigador de la UMU– donde predomina el clima mediterráneo semiárido, la presencia del zorro en zonas antrópicas es un hecho, y es previsible que en un futuro, como consecuencia del incremento de la sequedad de la región debido al cambio climático, su tendencia a acercarse a zonas habitadas sea mayor».
Una vez confirmada la presencia de los patógenos estudiados, el siguiente paso es determinar cuáles son las áreas geográficas donde existe un mayor riesgo sanitario, en función de las características ecológicas y epidemiológicas que condicionan la presencia de dichos patógenos en los zorros.
Análisis de cadáveres
El trabajo se basa en el diagnóstico de diferentes patógenos encontrados en cadáveres de zorros atropellados, que han sido recogidos durante estos dos últimos años a lo largo de la red viaria pública de la Región de Murcia, con la colaboración de la Administración Regional, entidades privadas y colaboradores particulares.
Actualmente, el grupo ha completado el estudio de unos 150 zorros y ha comprobado que presentan patógenos como el virus del moquillo y la sarna sarcóptica
Una vez que los restos llegan a la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Murcia, se les realiza una necropsia y se recogen muestras de suero sanguíneo y de distintos tejidos. Como explica el responsable del proyecto: «Con estas muestras, realizamos el diagnóstico de los agentes infecciosos y parasitarios mediante distintas técnicas serológicas, parasitológicas y moleculares (PCR). A partir de estos resultados, y con la información ambiental de la que disponemos, estamos realizando el estudio geoepidemiológico que nos permitirá describir cuáles son los factores ambientales que influyen en la presencia de cada uno de los patógenos encontrados en los zorros».
Actualmente el grupo ha completado el estudio de unos 150 zorros, y ha finalizado el diagnóstico de la mayoría de los agentes infectocontagiosos que se habíamos planteado. Entre los resultados más destacados, ha podido comprobar que los zorros presentan una gran variedad de patógenos, que en algunos casos provocan manifestaciones clínicas en los animales, entre los que destacan el virus del moquillo y la sarna sarcóptica. También han comprobado que los ectoparásitos (principalmente pulgas y garrapatas) son bastante prevalentes en la población de zorros, «lo que debe tenerse en cuenta al referirnos a las enfermedades transmitidas por artrópodos en áreas con presencia humana», recomienda Carlos Martínez-Carrasco Pleite.
Junto con la Universidad de Murcia, participa en este proyecto la Estación Biológica de Doñana, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (EBD-CSIC), la Universidad de Granada, la Universidad de Turín (Italia) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE).
El responsable del proyecto considera que este campo de investigación es fundamental para comprender cómo es la epidemiología de patógenos compartidos que, en el caso de zonas de contacto entre fauna silvestre, animales domésticos y seres humanos, pueden ser origen de procesos epidémicos. «La prevención sanitaria debe basarse en un conocimiento lo más preciso posible de los factores epidemiológicos que condicionan la transmisión de la enfermedad, y por eso es necesario que se investigue en el ámbito de la fauna silvestre».
