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Mejorar la productividad del agua de riego

Un contratado de la Fundación Séneca en la Universidad del Estado de Washington (EE UU) investiga cómo optimizar este sistema para aumentar la calidad de la fruta

Lunes, 24 de mayo 2021, 21:05

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Uno de los principales problemas de la fruticultura es la cantidad de fruta que se produce pero que se desperdicia y nunca llega al consumidor, por la presencia de fisiopatías. Por consiguiente, se pierden los recursos utilizados para su producción: agua, fertilizantes, energía, mano de obra, tiempo y esfuerzo, entre otros. Esto, unido a que como consecuencia del cambio climático recursos como el agua son cada vez más limitados, obliga a la agricultura, principal demandante de los recursos hídricos disponibles, a adoptar estrategias de riego que aumenten la eficiencia del agua sin perjudicar ni la producción, ni la calidad de la fruta.

Con el objetivo de aumentar la productividad del agua de riego, controlar la nutrición de los árboles y disminuir la aparición de fisiopatías en peral, manzano y cerezo, el ingeniero agrónomo y becario Posdoctoral de la Fundación Séneca en la Washington State University (Estados Unidos), Victor Blanco, está desarrollando en esa institución el proyecto 'Optimización del riego para mejorar la calidad de la fruta'.

«El trabajo pone especial interés en el papel del portainjerto (o pie), y cómo puede afectar a la toma de nutrientes y la calidad de la fruta, así como a la capacidad que tenga de resistir a estrés hídrico y térmico. Esperamos poder recomendar portainjertos no vigorosos que sean capaces de adaptarse a situaciones climáticas extremas y tengan un efecto positivo sobre la calidad de la fruta», considera.

«La discriminación isotópica ha resultado un buen método para evaluar la eficiencia en el uso del agua durante el ciclo fenológico», asegura Víctor Blanco

Bajo la hipótesis de que el estrés hídrico no controlado provocado por el riego de baja frecuencia puede tener un efecto potenciador de desbalances nutricionales y fisiopatías en la fruta, el proyecto busca demostrar si la integración de estrategias de gestión del agua y de nutrición pueden mitigar la aparición de trastornos de estrés como la mancha de corcho en pera, la mancha amarga en manzana y el picado y la partidura en cereza.

Espera que los resultados que obtenga durante su estancia en Estados Unidos sean transferibles a los productores de la Región de Murcia

Según Blanco, «el proyecto consiste en evaluar diferentes estrategias de riego en frutales, peral, manzano y cerezo, para ver su efecto en la calidad de la fruta y mantener una correcta nutrición mineral en el contexto del cambio climático. Para obtener esta información se determina el estado hídrico y nutricional de los árboles a partir de la utilización de sensores en suelo y planta, se monitorizan las condiciones climáticas y se estudian técnicas especiales de discriminación isotópica de carbono y oxígeno».

Técnicas

El proyecto se encuentra en su tercer año de ejecución, aunque la situación derivada de la pandemia causada por la Covid19 dificultó la toma de medidas el año pasado, el investigador espera obtener, este año, resultados que respondan nuestros objeticos.

No en vano, asegura que «con respecto a las técnicas utilizadas, la discriminación isotópica ha resultado un buen método para evaluar la eficiencia en el uso del agua durante el ciclo fenológico. Se ha observado que en árboles sin condiciones de estrés hídrico la RuBisCO (enzima clave en la fotosíntesis encargada de la fijación del CO2) prefiere al isótopo 12C, más ligero, frente al isótopo 13C, más pesado. Sin embargo, en condiciones de estrés hídrico, cuando la hoja cierra sus estomas esa discriminación al 13C es mucho menor y la proporción entre ambos isótopos 13C/12C presentes en la hoja varía».

Con respecto a las diferentes estrategias de riego ensayadas, Blanco expone que «en manzano se observó que los árboles sometidos a un déficit hídrico controlado durante la fase de expansión celular del fruto tenían menor crecimiento vegetativo lo que promovía un mayor contenido de calcio en la manzana, y un equilibrio en sus relaciones con potasio y magnesio y reducía la presencia de fisiopatías como la mancha amarga sin afectar la calidad del fruto. Esperamos poder confirmar este año resultados similares en peral».

El proyecto está financiado por la Comisión de Investigación de Árboles Frutales de Washington, además él cuenta con un contrato postdoctoral del 'Programa Regional de Talento Investigador y su Empleabilidad' de la Fundación Séneca-Agencia de Ciencia y Tecnología de la Región de Murcia, en la modalidad de formación y perfeccionamiento posdoctoral en el extranjero.

Internacionalización y transferencia

La Washington State University, en la que trabaja Victor Blanco, colabora con la American Society of Horticultural Sciences por lo que los proyectos se desarrollan dentro de Estados Unidos en varios estados con diferentes condiciones climáticas y tipos de suelo. Además, la universidad tiene investigadores de diferentes países del mundo que aportan una experiencia y una visión diferente que enriquece el trabajo y que le permite la adquisición de conocimiento y el aprendizaje de nuevas técnicas.

«A nivel personal sigo manteniendo una relación continua con varios investigadores de la Universidad Politécnica de Cartagena, donde estudié. En concreto, del Departamento de Agronomía el catedrático Rafael Domingo y el máster TAIDA Pedro Blaya y en el departamento de Automática, Ingeniería Eléctrica y Tecnología Electrónica, con el profesor Roque Torres».

Dado que la Región de Murcia tiene una elevada producción frutícola pero también es muy vulnerable al cambio climático, proyectos de investigación que busquen desarrollar estrategias que aumenten la productividad del agua son necesarios para la sostenibilidad del sector.

El investigador de la Fundación Séneca espera que los resultados que obtenga durante su estancia en Estados Unidos «sean transferibles a los productores de la Región, especialmente a los de las comarcas del Noroeste y Altiplano, y generen conocimiento que ayude a que la fruticultura murciana no pierda productividad en un futuro, y sea capaz de adaptarse a situaciones ambientales más extremas como las sequías y las elevadas temperaturas».

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