«Gracias a la ciencia la sociedad puede mejorar. Sin ciencia no hay futuro»

Estando en el instituto, Catalina Egea hizo un test que podía servir para orientar su carrera profesional. Según los resultados, su futuro profesional se debía haber enfocado a las letras. Pero ella lo tenía claro: «Yo era una chica de ciencias». Y no debió de equivocarse. Actualmente es catedrática de Fisiología Vegetal de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) y, además ostenta el cargo de Vicerrectora de Investigación, Transferencia y Divulgación. «Creo que ese test es ejemplo de que las barreras, muchas veces, se las pone uno mismo. Ser inteligente ayuda mucho; pero por lo general, la voluntad, el esfuerzo y el tesón te llevan a alcanzar tus metas. Los sueños, a veces, se pueden hacer realidad».

Estudió Química y se doctoró en Bioquímica en la Universidad de Murcia. «Me fascinó el mundo de las plantas así que trabajé como alumna interna del Departamento de Biología Vegetal», cuenta. El trabajo la llevó a Brasil y Reino Unido y tras la creación de la UPCT –que, por cierto, apunta satisfecha,»este año celebramos el 25 aniversario»– volvió a Cartagena con un contrato de reincorporación de doctores.

Su principal línea de investigación es el estudio de las respuestas de las plantas frente al estrés. «Estudiamos los estreses en planta, bien causados por agentes bióticos (microorganismos) o abióticos (temperatura, falta de agua, suelo, etc.) y tratamos de ver cómo reaccionan las plantas ante los mismos». Se ha comprobado que desencadenan una plétora de reacciones en las que se inducen compuestos que son beneficiosos para la salud humana. «Estamos viendo cómo se puede influir de manera controlada en ese estrés de la planta para que incrementen sus capacidades salutíferas a la hora de que se consuman». explica entusiasmada.

Desde muy pequeña Catalina Egea decía que quería ser catedrática, según cuentan sus padres. Asegura que siempre ha sido muy curiosa y le ha gustado saber el porqué de las cosas. «el mío es un espíritu crítico», dice. Además, piensa que gracias a la ciencia la sociedad puede mejorar, «puedes solucionar problemas reales que son beneficios para todos. El ejemplo más reciente lo tenemos en la pandemia y en el desarrollo de las vacunas». Y afirma rotunda. «Sin ciencia no hay futuro».

La investigadora tiene un hijo de ocho años que «se está criando en un ambiente de científicos», apunta sonriente, porque su marido es ingeniero agrónomo. «Él sabe que sus padres trabajan en la universidad. Lo hemos llevado varias veces a visitar laboratorios y creo que se le está despertando esa inquietud científica, aunque todavía es pronto. No obstante, le gustan las matemáticas y las ciencias, y dice que va a ser investigador. Nosotros siempre le animamos a que piense en soluciones que ayuden a mejorar el mundo».

Confiesa que ha sido madre un poco tarde porque no contaba con estabilidad laboral. «La carrera científica es una carrera de fondo y suele llevarte de contrato en contrato hasta que tienes la posibilidad de consolidar una plaza», como fue su caso al llegar a la UPCT. Pero hasta entonces, «nunca tuve claro si podía llegar a formar una familia. Sin darte cuenta, vas priorizando el trabajo y pasa el tiempo volando».

Ahora no solo tiene una familia, sino que, además –después de mucho pensar– se atrevió a aceptar el cargo de vicerrectora, lo que implica un esfuerzo y dedicación extra. «No fue fácil porque se trata de una decisión con una gran responsabilidad, le dedicas mucho tiempo, y tu vida cambia. Hay que restar tiempo a la familia porque la conciliación es muy complicada», pero su marido la apoyaba y eso fue un gran impulso.

«Creo que lo estamos llevando bien», dice, aunque al principio su hijo detectó que su madre no estaba tan presente y eso fue complicado. «Lo he resuelto quitándome horas de sueño y aprovechando al máximo los ratos que estoy con mi hijo para que sea tiempo de absoluta calidad y dedicación. De otra forma, estando pendiente de mil cosas, no haces bien ninguna. En mi opinión, es compatible, es más una cuestión de voluntad y cierto sacrificio».

No en vano, Catalina Egea es una firme defensora de que las mujeres acepten puestos de responsabilidad. Señala con orgullo que la Universidad Politécnica de Cartagena fue la primera institución de la Región de Murcia que se adhirió a 'Dónde Están Ellas', una iniciativa de la Oficina del Parlamento Europeo en España para dar más visibilidad a la mujer en espacios públicos profesionales.

«Las niñas, la sociedad en general necesita tener referentes» y pone como ejemplo a la rectora de la UPCT, Beatriz Miguel quien ha sido la primera mujer en ostentar ese cargo en una universidad politécnica en España. «Las chicas deben creer en sus posibilidades y sus talentos para llegar donde se propongan», concluye.

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