Alternativas al uso de plaguicidas
La Universidad Politécnica de Cartagena participa en un proyecto europeo que busca introducir soluciones sostenibles al uso de fitosanitarios
Durante muchos años los plaguicidas han sido utilizados en agricultura, generando problemas como la contaminación del medio ambiente, la pérdida de biodiversidad, la acumulación de sus residuos en las cosechas, y determinados riesgos para la salud humana. Esto preocupa cada vez más y se ha generado una importante sensibilización por una gran parte de la sociedad y del sector, que ahora mira hacia una agricultura sostenible y una industria agroalimentaria de calidad. Cada vez más, los consumidores quieren comer alimentos saludables que procedan de un entorno más limpio. Esta filosofía coincide con políticas europeas como el Pacto Verde, que con las Estrategias 'De la Granja a la Mesa' y 'De Biodiversidad', pretenden reducir los plaguicidas químicos en un 50% en el horizonte del año 2030 con respecto al año 2020 y aumentar la superficie cultivada en producción ecológica al 25%.
Josefina Contreras, investigadora del grupo de Protección de Cultivos de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) pretende «ayudar a los reguladores y responsables políticos a tomar decisiones bien informadas para introducir soluciones más sostenibles al uso de los productos fitosanitarios» a través de los resultados del proyecto SPRINT (Sustainable Plant Protection Transition: A global health approach), «ya que dispondrán de información robusta y actualizada del posible efecto negativo de su uso hacia el medio ambiente y salud pública», señala.
Se trata de un proyecto europeo, en el que, desde septiembre de 2020, participan varios investigadores de la Escuela de Ingeniería Agronómica de la UPCT aportando datos sobre el uso y la acumulación de plaguicidas en explotaciones hortícolas de la Región, con el fin de evaluar los posibles riesgos de la dispersión de plaguicidas para la salud tanto de los ecosistemas como de los agricultores y consumidores. Además, han contado con la colaboración fundamental de agricultores, vecinos de agricultores y usuarios, sin los que el trabajo habría sido imposible.
Plantear alternativas
En concreto el proyecto persigue conocer si existe una relación entre la acumulación de plaguicidas y la salud del medio ambiente y humana, con el objetivo de proponer alternativas y conseguir una transición sostenible del uso de plaguicidas.A tal fin, la investigación está centrada en cinco objetivos más concretos: conocer los plaguicidas, sus residuos o metabolitos que más se acumulan en el medioambiente y los seres vivos (suelo, polvo, agua, aire, cultivos, insectos, lombrices, ganado y humanos); relacionar la presencia de estos plaguicidas con la salud y evaluar los riesgos e impactos que provocan; identificas las prácticas agrícolas asociadas a esos riesgos y también estrategias alternativas; evaluar la sostenibilidad ambiental de las alternativas; y aportar soluciones más sostenibles en las prácticas agrícolas, favoreciendo la transición de la protección vegetal acorde con la Estrategia europea de Biodiversidad y de La Granja a la Mesa, de manera que se reduzcan los posibles efectos negativos del uso de plaguicidas en el medio ambiente y salud humana, si se encuentran.
Durante los últimos meses la mayor parte de los socios del proyecto han estado recogiendo muestras para el análisis de laboratorio. «Nosotros estamos ocupados, justo ahora, realizando los muestreos de campo, ya que estamos en plena campaña de brócoli. Pronto enviaremos las muestras a analizar y tendremos información del avance de los primeros resultados».
Algunos productos fitosanitarios son potencialmente dañinos para la salud ambiental, vegetal, animal y humana. No obstante, los datos que existen sobre los riesgos e impactos asociados con la acumulación de plaguicidas son, en la actualidad, escasos y fragmentados. « SPRINT propone con un enfoque integrado, evaluar la distribución y los impactos de la acumulación de plaguicidas en la salud ambiental, vegetal, animal y humana en 11 casos de estudio de toda Europa. En cada caso, se ha elegido un cultivo representativo alrededor del cual se realizan muestreos y análisis».
España es, afirma Contreras, «el país de mayor consumo de plaguicidas de la UE y Murcia es una de las comunidades con mayor consumo nacional. Aunque a día de hoy los plaguicidas empleados en la agricultura son menos tóxicos y persistentes que los que se usaban décadas atrás y la regulación es mucho más restrictiva, sigue siendo necesario conocer los riesgos derivados de su uso para establecer estrategias de uso sostenible».
Dentro de la gran variedad de circunstancias agrícolas que reúne el proyecto, desde la UPCT se aporta un caso de estudio en la Región de Murcia con el del cultivo de brócoli. Para ello se han elegido fincas donde se cultiva brócoli de forma convencional y de forma ecológica y se toman muestras para analizar de suelo, agua, polvo, insectos, planta, de ganado (cabras) y, por último, se hacen análisis a los agricultores, sus vecinos y a consumidores. Posteriormente, se analizan los residuos plaguicidas que contienen y una serie de indicadores de salud en humanos y en el ecosistema. Además, se pregunta a los agricultores sobre las prácticas agrícolas que realiza en su explotación. Con todos los datos obtenidos, incluyendo los de todos los casos de estudios, se quiere conseguir una 'caja de herramientas' que evalúe los riesgos de los plaguicidas en la salud humana y medioambiental.
En el proyecto participan un consorcio de institutos de investigación, universidades y empresas de 10 países europeos junto con Argentina y la FAO. Los investigadores esperan tener los resultados preliminares para primeros de 2022, sobre los que trabajar para una transición ecológica en los siguientes años.