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Instalación escultórica, en la galería Carol de Bucarest, del artista yeclano.

«Sabemos que somos cárceles», asegura Lidó Rico

El artista plástico yeclano expone hasta el 4 de noviembre, en Bucarest, 'Brain Inside (out)', una selección de sus cráneos

Lunes, 14 de octubre 2019, 22:22

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Un desierto de cráneos, un oleaje de cráneos, un laberinto, una hoguera, una montaña, una cascada de cráneos. Cráneos que cuentan historias, cráneos que anuncian la muerte y nos incitan a vivir, cráneos que nos llaman, nos tientan, nos piden que nos acerquemos para hablarnos al oído. Inconfundibles cráneos de resina de Lidó Rico (Yecla, 1968) que protagonizan la exposición 'Brain Inside (out)', que hasta el próximo 4 de noviembre puede visitarse en la galería Carol de Bucarest. «De alguna manera, mi trabajo siempre plantea una reflexión sobre la existencia, sobre todo de la existencia de las ideas», explica Lidó Rico, acostumbrado a dejarse la piel en sus trabajos escultórico/teatrales, en esas obras tan personales que muestran de mil formas distintas y extrañas, ácidas y delirantes, vivas y muertas, todas las posibilidades de comunicación de un rostro, o de un cuerpo a merced de la espesura del tiempo y de esas esperanzas que casi nunca ven llegar un final feliz.

En 'Brain Inside (out)' son los cráneos los que toman el poder. «El cráneo se convierte en una especie de soporte para narrar historias que podrían pertenecer al pasado de cada uno de ellos. Cada cráneo es como una especie de ventana, como una puerta abierta que tiene la capacidad de transportar al espectador a un mundo de luces y sombras, a un universo congelado que se activa cuando el espectador descubre lo que hay en el interior».

Para que esto suceda, el espectador «se ve obligado a unirse literalmente a las piezas, a unir su cabeza con mis cráneos, y así establece un diálogo dolorosamente íntimo». Con los cráneos se eliminan las apariencias, los parecidos anatómicos y, sobre todo, se elimina la piel y resta el hueso como soporte, como bastidor; el tiempo terminará por ponernos a todos esa misma cara, sin maquillaje alguno pero sí con una historia...», afirma el artista.

«Despertamos y todo se convierte en invasivo, todo se convierte en frentes de batalla»

La comisaria de la exposición, Raluca Băloiu, recuerda que «el escultor español ha colaborado en diversas investigaciones con el neurofisiólogo Kuei Y Tseng -de la Facultad de Medicina de la Universidad Rosalind Franklin de Chicago-, y el neurobiólogo José Luis Ferrán, de la Universidad de Murcia (UMU)».

Dos visitantes observan las piezas mostradas hasta el 4 de noviembre. | Lidó Rico, junto a una de sus creaciones. | Una de las obras expuestas más inquietantes.
Imagen principal - Dos visitantes observan las piezas mostradas hasta el 4 de noviembre. | Lidó Rico, junto a una de sus creaciones. | Una de las obras expuestas más inquietantes.
Imagen secundaria 1 - Dos visitantes observan las piezas mostradas hasta el 4 de noviembre. | Lidó Rico, junto a una de sus creaciones. | Una de las obras expuestas más inquietantes.
Imagen secundaria 2 - Dos visitantes observan las piezas mostradas hasta el 4 de noviembre. | Lidó Rico, junto a una de sus creaciones. | Una de las obras expuestas más inquietantes.

«Lidó Rico y los dos investigadores», añade Băloiu, «han intentado dar una nueva visión del cerebro, enfocándose en aspectos funcionales y problemas específicos, como las adicciones. Por ejemplo, en sus esculturas, Lidó Rico enfatiza los circuitos cerebrales y las regiones afectadas por adicciones. El artista ilustra las consecuencias de las adicciones en el comportamiento y la memoria. También toma en consideración otras áreas que están en estrecha relación con las adicciones o, por ejemplo, con la enfermedad de Alzheimer».

«Mi lenguaje no es el de la palabra sino el de la materia», precisa Rico, convencido de que «tras un primer impacto al ver la crudeza de la exposición, la curiosidad del espectador irá venciendo y los interiores de esos cráneos se convertirán en asideros que te ayudarán a emerger».

Le gusta reflexionar sobre el hombre: «Viendo tantos disparates como vemos todos los días, incluido el de la pérdida de respeto hacia todo, a veces puede dar la impresión de que el hombre es un error de la naturaleza. La soberbia que padece le hace sentirse único. Ante tanto disparate, también en el mundo del arte, no hay ni que replegarse ni que dejarse llevar; hay que plantarse». «En el fondo todos nos creemos sabios», indica el creador, «pero pienso que estamos adulterados y posiblemente algo podridos y también algo carentes de autenticidad y de libertad; en resumen, tan lejos de la naturaleza que por eso nos podríamos considerar un error».

Conciencia

En su opinión, «la vida es violencia en estado puro, despertamos y todo se convierte en invasivo, cada instante se llena de imágenes, olores, sonidos, caricias, absolutamente todo se convierte en frentes de batalla, donde la información va solapando nuestra libertad y modelando nuestra conciencia. Somos un frágil estado de conciencia». «En el fondo, sabemos que somos cárceles», asegura el artista, siempre en ebullición.

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«Sabemos que somos cárceles», asegura Lidó Rico