Unas risas con el Führer
'Jojo Rabbit', la comedia de Taika Waititi que acaba de estrenarse, sigue la senda de numerosos filmes que se han burlado de Hitler, con Chaplin como precursor
ROBERTO GÓNZALEZ
Lunes, 27 de enero 2020, 22:04
Nada mejor que la risa para combatir el horror. Burlarse del enemigo a través de la ficción puede tener un efecto catártico, servir como advertencia ... o funcionar como propaganda. En una escena de 'Jojo Rabbit', el último filme del realizador neozelandés Taika Waititi ( 'Thor: Ragnarok', 'Lo que hacemos en las sombras' ), uno de los niños sentencia: «No es el mejor momento para ser un nazi». En un mundo en el que la ultraderecha se abre paso en no pocos países occidentales no parece casual que Waititi haya elegido a Hitler como centro de su parodia. Pero hubo un período en que esta caricatura se realizó en tiempo real. En el cine ha habido numerosos ejemplos desde el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
'El gran dictador' comenzó a filmarse en septiembre de 1939 y para cuando se estrenó, un año después, Alemania y EE UU aún no eran enemigos. Chaplin decidió jugar con las similitudes entre su apariencia y la del Führer en la que sería su primera incursión en el cine sonoro. En su doble papel del pequeño barbero y del tirano Adenoid Hynkel, el intérprete inmortalizó escenas burlescas como la del dictador jugando con el globo terráqueo pero también se puso serio para lanzar un largo y emotivo discurso en el clímax a favor de la hermandad y la buena voluntad de los pueblos. Lástima que la realidad no quisiera escucharle.
El juego de espejos era también el eje central de 'Ser o no ser' (1942), del judío-alemán Ernst Lubitsch, en la que el título hace referencia al famoso monólogo de 'Hamlet' pero también a la suplantación de identidades. En ella los miembros de una compañía de teatro de Varsovia reemplazan a la Gestapo y al mismo Hitler para resistir ante el ataque de los nazis. La cinta alcanza su momento más reivindicativo cuando uno de los intérpretes, de apariencia judía, pronuncia un conocido fragmento de 'El mercader de Venecia'. Además, se trata de una divertidísima comedia de enredo impregnada con el indefinible 'toque Lubitsch'.
La cinta alemana 'Ha vuelto' utilizó el falso documental para despertar a Hitler en el Berlín de 2014
Durante la Guerra, Hitler también se convirtió en el enemigo a batir en el mundo de los dibujos animados. Los estudios Disney, la compañía que distribuye 'Jojo Rabbit', firmaron 'Der Fuehrer's Face' (1942), un corto ganador de un Oscar. Con una animación fluida, buenos gags y una canción muy pegadiza la pieza, dirigida por Jack Kinney, describe el desagradable día a día del Pato Donald en Nutzi Land (traducible como Nazi Landia pero también como El país de los locos). En una secuencia de pesadilla Donald llega incluso a verse caracterizado como el dictador, poco antes de despertar en EE UU y abrazar la estatua de la Libertad. La imagen del pato con el infame bigote se ha utilizado para alimentar los rumores de que Walt Disney era simpatizante de los nazis pero al menos el mensaje de esta obra es claramente proamericano. Un año después, en 1943, la factoría presentó 'Education for death' (Clyde Geromini), un corto que combina chistes con un escalofriante dramatismo para reflejar los años de formación de un nazi.
Por supuesto, los más gamberros Looney Tunes de la Warner también tenían muchos golpes que repartir a Hitler y sus aliados. 'The Ducktators' (1942) parodiaba a Hitler, Mussolini y el emperador Hirohito a través de una fábula similar a 'Rebelión en la granja', de George Orwell. En 'Daffy-The Commando' el Pato Lucas le daba al dictador un mazazo en la cabeza. Al final del genial 'Plane Daffy' (1944) de Frank Tashlin -director que después se pasaría a las comedias de imagen real- una voluptuosa femme fatale, precursora de Jessica Rabbit, conseguía arrebatar un mensaje encriptado al temerario Lucas. Al revelar su contenido podía leerse: «Hitler es un apestoso». El dictador estallaba de ira: «¡Eso no es un secreto militar!», a lo que Goebbels y Goering, situados a su lado, añadían sin pensar: «¡Claro que no! ¡Todo el mundo sabe eso!».
Primavera
Años después de la muerte de Hitler se seguían realizando comedias en torno a su figura. Otro grande del cine de humor e hijo de judíos rusos, Mel Brooks, debutó en el largometraje en 1967 con 'Los productores', en la que dos estafadores descubren que pueden llevarse más dinero si producen una obra que nadie desee ver. Su elección: un musical titulado 'Primavera para Hitler'. Los chistes sobre nazis son lo menos ofensivo hoy en día de una cinta que contiene bromas sexistas y burlas hacia personajes LGTB. Sin embargo, sigue siendo divertida por su mordaz retrato del mundo del espectáculo y de un grupo de personajes lunáticos y deleznables. El filme dio lugar a un musical que fue adaptado de nuevo al cine por la dramaturga Susan Stroman en un 'remake' más blando y domesticado en 2005.
Ya en este siglo Quentin Tarantino presentó en 'Malditos bastardos', una cinta que tiene mucho de comedia, una breve pero memorable aparición de Hitler, interpretado por el actor y director alemán Martin Wuttke.
En 2015 los alemanes tuvieron la oportunidad de reírse de su propia historia con 'Ha vuelto' (David Wnendt), una fantasía en clave de falso documental en la que Hitler se despierta en el Berlín de 2014. La cinta, basada en la novela del mismo título de Timur Vermes, intercala una trama guionizada con secuencias improvisadas en las que el actor interactúa con personas reales. Aunque es demasiado larga y mediocre en sus apartados técnicos, tiene algunos aciertos como sátira política.
En el campo de la ciencia ficción varias han sido las historias que han especulado sobre asesinar al líder cuando aún era un bebé. Una de las últimas bromas sobre el tema quedó reservada para una de las escenas post-créditos de la desigual 'Deadpool 2' (David Leitch, 2018). Quizá 'Jojo Rabbit' no alcance la brillantez de algunos filmes mencionados pero su entrañable dirección artístitica y las carismáticas interpretaciones del reparto, que incluye a unos entregados Sam Rockwell y Scarlett Johansson, suplen algunos de los problemas de una cinta que trata de combinar tonos y géneros casi disonantes pero termina siendo más convencional de lo que aparenta.
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