Ramón González Palazón: «No quiero dar lecciones sobre nada»
Arte. El artista multidisciplinar muleño expone en el Centro Párraga, hasta el 8 de mayo, 'A pesar de la oscuridad'
Un silencio de siglos rodea la modesta casa de campo familiar a la que se ha trasladado a vivir. Estamos en Mula, año 2021. Se ... entiende bien con la soledad. Procura que no falten nunca leños para la chimenea. Apura hasta el final cualquiera de las velas de las que le gusta acompañarse. No habla mucho, se expresa creando: pintura, dibujo, escultura, videoarte, instalaciones. Ramón González Palazón (Mula, 1977) muestra hasta el 8 de mayo, en el Espacio 2 del Centro Párraga, en Murcia, su nueva exposición, 'A pesar de la oscuridad', en la que invita al espectador «a reflexionar sobre la identidad y su interacción con el entorno».
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–¿Qué es verdad?
–El viento sopla hacia donde quiere.
Ramón G. Palazón aborda en sus obras temáticas que tienen ver con lo efímero: de lo material a lo inmaterial, de lo temporal a lo atemporal, de lo figurativo a lo abstracto... En su universo creativo, alimentado por una relación constante con la naturaleza, habitan por igual los elementos atmosféricos que el cuerpo humano, la belleza que lo tenebroso. La esperanza siempre, el abismo próximo, el más pequeño detalle, lo que está a punto de estallar, lo que esconden las sombras, lo que no se habla, el sentimiento que se apodera de ti. La ligereza, la brisa en retirada, la hoja olvidada, el peligro acechante.
«No me gusta, y lo evito todo lo que puedo, ponerme catastrófico o instalarme en el lamento»
«No quiero dar lecciones sobre nada», asegura. «No quiero llevar siempre la razón», afirma. «No me gusta, y lo evito todo lo que puedo, ponerme catastrófico o instalarme en el lamento», añade. «Lo que me interesa es que mi obra converse con el espectador, que entren en relación», indica el artista, quien tras estudiar Bellas Artes en la Facultad de San Carlos de Valencia, continuó formándose, a través de residencias de artistas, en Venezuela –Instituto Universitario de Arte Armando Reverón– y en Munich –Kunstakademie München–.
Precisamente, «rememoro en ocasiones 'Andréi Rubliov', una película de Andréi Tarkovski proyectada en la filmoteca de Caracas durante mi estancia como estudiante universitario en la capital venezolana en 2002», cuenta. «Era el principio», recuerda, «de un primer largo viaje desde España y para mí supuso el descubrimiento de un largometraje que cambió mi percepción más personal sobre el cine y la pintura».
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Y habla apasionado de este filme ruso, de 1966, en el que «se relata el pasaje de un monje pintor de la Rusia del siglo XV. Imágenes con una poética visual capaz de sobrecoger». Pero, indica, «he de resaltar un plano que me cautivó, el penúltimo de la secuencia que, a mi modo de ver, se escapa de toda narrativa. Se trata de un caballo oscuro que está con las patas hacia arriba, arrastrando el lomo contra la tierra». En efecto, «la imagen refleja un proceso de movimiento ralentizado y Tarkovski lo muestra como un instante casi perdido en la naturalidad de la propia acción».
Lo describe así Ramón G. Palazón: «El caballo irrumpe ante toda la historia de 205 minutos de metraje y se transforma en una visión, en un sueño que contribuye al deseo de verse invadido por toda esperanza». «Pero mi interés en esta imagen», continúa, «es también algo físico; es la tierra, la que aparece contra su cuerpo, la que al mismo tiempo abraza y amalgama la escena frente al ojo desnudo». De este modo, «la obra visual se transforma a su vez en una visión contemplativa, como un sueño o una especie de fantasmagoría que apela directamente a la emoción o al amor carnal y espiritual del mundo». Un mundo en el que él transita con enorme curiosidad, y en ocasiones perplejo.
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Emoción y materia
«Actualmente», dice, «en la creación contemporánea ocurre lo mismo, cuando el sentimiento y la emoción se mezclan con la materia. Ideas y flujos interdisciplinares, como son la artesanía y el arte de vanguardia, se están volviendo a coger de la mano para cruzar líneas de futuro». Y esto, añade, «se refleja, por ejemplo, en la creencia en la importancia de la artesanía y en la del diseño en la cultura actual. Todo ello a partir de su compromiso con el arte contemporáneo, con la propia artesanía y con la cultura en todo el mundo». Fuera, empiezan a ladrar los perros.
–¿Qué tiene claro?
–Cada instante de nuestra vida genera un cambio que provoca un nuevo movimiento. No podemos quedarnos quietos, paralizados, tenemos que seguir adelante y mantener una actitud positiva, de creencia en que el cambio es posible, en que se pueden transformar las realidades que no nos gustan; tenemos un compromiso de mejorar el mundo con el que nos hemos encontrado; un compromiso con los que nos trajeron hasta aquí, con nosotros mismos, con la gente que nos rodea y también con los que están por llegar. Veamos lo positivo, por ejemplo: cabe destacar una mayor incorporación de grandes y pequeñas empresas que están caminando sensibilizadas hacia la sostenibilidad medioambiental; no solo en España, sino también a nivel internacional.
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–¿Y un día qué?
–Un día espero poder vivir en Shanghái [allí mostró hace años su obra, en la Pantocrátor Gallery] una buena temporada.
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