La historiadora del arte Gema Ruiz observa con lupa una Dolorosa típicamente levantina llevada al CeartUM para su estudio. GUILLERMO CARRIÓN / AGM

Detectives del arte tras las pistas de sus autores

Expertización. Los investigadores del CeartUM ponen su conocimiento científico al servicio de la sociedad para documentar y certificar el origen de las obras, y autentificarlas

Lunes, 5 de julio 2021, 22:09

Sobre la mesa y los caballetes del Centro de Expertización de Arte de la Universidad de Murcia (CeartUM), que empezó a funcionar hace escasos 10 ... días, hay hoy: «Una pintura flamenca interesante por lo extraordinaria y poco común»; una Dolorosa, de «estilo típicamente levantino del siglo XVIII»; la misma cronología que la «cruz de Jerusalén de nácar y madera, que se hacía en Tierra Santa como 'souvenir', en muy mal estado de conservación». Se las han llevado ciudadanos para su estudio. También tienen un Napoleón «de bronce, firmado y fechado en 1840, muy característico de la escultura francesa del XIX» y un abanico de «seda bordada de tradición modernista». El nuevo servicio, que pretende «transferir los conocimientos y la experiencia adquiridos y acumulados en la Universidad de Murcia, devolviendo a la sociedad parte de lo que nos ha dado», se ha instalado en una especie de caja fuerte dentro del Campus de la Merced y cuenta con una segunda sede en el Museo Diocesano de Arte Sacro de Orihuela. «La seguridad es clave para nuestro trabajo y para dar confianza a las personas e instituciones que recurren a nosotros para profundizar en el conocimiento de sus obras», destaca Manuel Pérez Sánchez, profesor de Historia del Arte de la UMU y codirector del CeartUM. Aunque, puntualiza, «solemos acudir a domicilios y a instituciones porque, como principio de conservación, cuanto menos se mueva la obra mejor».

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Mariano Cecilia Espinosa, codirector del CeartUM y profesor de Historia del Arte de la UMU, observa con luz ultravioleta una obra flamenca para conocer cuáles son las partes originales y cuáles repintadas. GUILLERMO CARRIÓN / AGM

Como si de detectives del CSI se tratara, inician la observación y el análisis de las piezas. Primero con técnicas no invasivas, a simple vista y también haciendo uso de herramientas específicas como la luz ultravioleta, que «nos permite conocer qué parte de las pinturas son originales y qué son repintados», comenta Mariano Cecilia Espinosa, que observa la pintura flamenca que les acaba de llevar Fernando Guerao, un cliente del CeartUM vinculado profesionalmente al mercado del arte. «Lo que se ve verde es la capa de barniz original y lo que tiene tonos lilas o azulones es lo que se ha repintado 'a posteriori'», aclara señalando las manchas lilas que revela la linterna en 'Las tentaciones de San Antonio'. Tras estas, llegan otras técnicas: la reflectografía infrarroja, que permite descubrir si hay un dibujo previo o arrepentimiento bajo la capa visible de una pintura; la radiografía, el tac y hasta análisis químicos van revelando al detalle materiales, pigmentos, herramientas y técnicas empleados en su creación. Todo ello para determinar con la mayor precisión científica la autoría de la obra, la fecha de creación y el estilo al que pertenece. «Arrojar luz sobre una obra es impagable», afirma Guerao, que ya antes de existir CeartUM acudía a la universidad para sus consultas. «Celebro que se haya formalizado este servicio que, cueste lo que cueste, resulta barato», añade.

Detalle de las manchas lilas que indican lo repintado. GUILLERMO CARRIÓN / AGM

Del Renacimiento hasta hoy

«Durante los años más graves de la crisis –dice Manuel refiriéndose a la del 'pinchazo' inmobiliario, en 2008–, se detectó un aumento de la salida y venta de obras de arte de manera silenciosa y, muchas veces, sin que los propietarios conocieran su valor real», explica el profesor de Historia del Arte especialista, como el centro, en patrimonio levantino, artes decorativas y joyería y orfebrería.

Una docena de investigadores especializados en distintos campos del arte integran este centro, que colabora con especialistas de todo el mundo y tiene entre sus integrantes a números 1 como Víctor Javier Martínez López, murciano formado en la UMU que es «el mayor experto en instrumentos musicales» y trabaja actualmente en la restauración del patrimonio musical de la Casa Real. «Este centro está en disposición de ofrecer un amplio abanico de servicios entre los que se incluyen la expertización (estudio en profundidad de técnica, autor, contexto histórico...), autentificación de obras y antigüedades; peritaciones y valoraciones; asesoramiento para la compra y venta; realización de inventarios y catálogos de colecciones públicas y privadas; ejecución de estudios técnicos; diagnósticos en procesos de conservación y restauración...

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Gema Ruiz observa y analiza la iconografía de una cruz de Jerusalén del s. XVIII de nácar y madera. Guillermo Carrión / AGM

Un 'nuevo' retablo renacentista

Precisamente uno de estos trabajos de inventariado ha dado la última alegría: han recompuesto un retablo renacentista dedicado a la Asunción de María con piezas sin aparente vinculación. Hallaron las pinturas (lienzos y tablas), las columnas, el friso y el banco entre los almacenes del Museo Diocesano de Arte Sacro y de la Catedral de Orihuela. El estudio de las piezas y la comparación de sus marcos han permitido recomponer el puzle. Ahora, el estudio detenido en los archivos de la Catedral permitirá atribuirle la autoría definitiva a esta obra del último cuarto del s. XVI, que creen que podría ser del itialiano Artus Tizón.

El equipo de CeartUM recompone el retablo del siglo XVI descubierto por piezas en los fondos del Museo Diocesano de Arte Sacro de Orihuela y de la Catedral de la localidad alicantina. UMU

«No tasamos, no compramos ni vendemos y no tenemos interés lucrativo, por eso somos objetivos», incide Pérez. Además, la variada especialización de sus miembros y colaboradores abarca desde la pintura y la escultura hasta el patrimonio industrial y audiovisual, pasando por arquitectura, joyería y orfebrería, artes decorativas, cerámica, loza,... «Y somos el único centro especializado en arte levantino», puntualiza Pérez Sánchez, que aclara que van a incorporarse especialistas en química orgánica, derecho y otras disciplinas necesarias para redondear su trabajo científico.

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El conocimiento exhaustivo y especializado y el trabajo de campo en archivos históricos (regionales, eclesiásticos y locales), pero también a través de internet, completan una labor detectivesca que, a «un módico precio», también permitirá ampliar la formación práctica de los estudiantes de Historia del Arte para que «adquieran las competencias para trabajar en el mercado del arte» y dotar de mejores equipamientos al centro y a la UMU para afrontar cualquier reto. «En definitiva, somos formadores y educadores y divulgamos ciencia fuera de los ámbitos académicos para que se valoren las ciencias sociales».

Mariano Cecilia Espinosa revisa las piezas de una casa de subastas. Guillermo Carrión / agm

La colaboración con las fuerzas de seguridad permite encontrar piezas robadas décadas antes

El equipo que lideran los profesores de Historia del Arte de la UMU Manuel Pérez Sánchez y Mariano Cecilia Espinosa no necesita que nadie le ponga medallas. Ellos se las ponen solitos. Es lo que ocurrió en 2016, cuando dos alumnos de Pérez, escrutando las piezas a la venta en casas de subasta dieron con un curioso vídeo sobre una joya de esmeraldas ahumadas.

Lo cuenta entre risas Manuel Pérez, que atribuye todo el mérito del hallazgo a Antonio Gil y Juan Manuel Rodríguez, que, conocedores de su especialización en joyería y orfebrería, le preguntaron por lo que la casa de subastas vendía como técnica singular de la joya: el ahumado de gemas.

«Como todo el mundo entendido sabe, ahumar una gema solo hace que pierda valor, así que, cuando me mostraron el vídeo, lo comparamos con las fotos que había de la cruz pectoral que el obispo Victoriano López Gonzalo trajo de Puebla de los Ángeles (México) como obsequio para la Virgen de la Fuensanta, en el último tercio del siglo XVIII», recuerda el profesor y explica que esa cruz pectoral con 16 esmeraldas pertenecía al Tesoro de la Virgen, que desapareció en el gran robo de la Catedral de 1977 y que «el ahumado se debía al gran incendio que durante dos días sufrió la Catedral en 1854», vuelve a sonreír. Junto a esa pieza, que recuperó el grupo de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil y autentificó el equipo de la UMU, también volvieron a la Catedral el collar de aguamarinas y diamantes (donado en 1849 por Laureano Andreu) y un farol de plata del XVIII, procedente del mismo botín, que iba a venderse en una casa de subastas de Madrid y que, recuerda Manuel Pérez, era obra del importante maestro platero Rafael Proens.

Y también cita, entre otras colaboraciones con la unidad de Patrimonio de la Guardia Civil, «una pieza textil soberbia, bordada y vinculada a la Casa Real» que recientemente autentificaron y lograron que no fuera subastada y se recuperara para el patrimonio nacional.

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