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Cultivo de brócoli en una finca de secano.
La agricultura intensiva pone en alerta a los viticultores por la extracción de agua

La agricultura intensiva pone en alerta a los viticultores por la extracción de agua

La polémica por la puesta en producción de nuevas plantaciones de brócoli y lechugas en zonas de secano, usando pozos, llega al Pleno

ángel alonso

Jueves, 11 de mayo 2017, 02:38

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Una tierra de uvas y olivas ahora empieza a parecer una huerta llena de lechugas y brócoli. En pocos meses, en el término municipal de Yecla se multiplican los terrenos que son adquiridos por grandes empresas procedentes de Lorca y Cartagena dedicadas a los cultivos intensivos de regadío.

Atraídas por la posibilidad de tener terrenos baratos, en la mayoría de ocasiones comprados y otras alquilados, y con la posibilidad de conseguir también previo pago los derechos de extracción de agua a los agricultores, estas empresas agrarias están asentándose en la zona a toda velocidad. Lo que parecía un anécdota se ha convertido en una fiebre que está cambiando el tradicional paisaje rural de la zona con viñas y olivos, a otro de campos verdes llenos de hortalizas propios de otros lares.

La Denominación de Origen de los Vinos de Yecla envió ya una carta a la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) en la que ponía el acento en la gran cantidad de agua que estas plantaciones intensivas necesitan en una tierra en la que solo se puede obtener del subsuelo.

En la misiva, la DO pedía a la Confederación que fuera vigilante del agua que se extraía para evitar que sean esquilmados los recursos hídricos de una zona y dejen sin agua al agricultor que lleva décadas en la zona trabajando con recursos limitados. En definitiva, que se extremen los controles sobre lo que están haciendo. Y es que Yecla, y el Altiplano en general, sigue siendo la única zona de la Región que no tiene una conexión con alguna de las cuencas hidrológicas para abastecerse de agua.

El aviso de los viticultores tuvo su eco en los concejales no adscritos del Ayuntamiento de Yecla que hace unos meses advirtieron ya de las consecuencias de la llegada de estas empresas, «que no dejan riqueza para el municipio porque los empleados son de fuera, sacan todo el agua que pueden y exprimen los terrenos hasta dejarlos improductivos». Además, cerca de los campos de cultivo intensivo se están construyendo grandes embalses para acumular el agua debido a la alta cantidad que requieren diariamente.

Algunos de esos argumentos y otros nuevos se escucharon también en el último Pleno. Allí Ciudadanos llevó a la sesión una moción en defensa del agua de esta tierra donde habló de la «legalidad de estos cultivos» pero dudó de que fueran sostenibles medioambientalmente aquí, donde cada vez se tiene que profundizar más para conseguir agua para el abastecimiento, «3,5 metros más cada año», expresó el portavoz municipal de Cs, Antonio Puche. Aseguró que las empresas cuentan con los permisos de la Comunidad y del Ayuntamiento sin que se valore el impacto ambiental que están generando. Además, se escuchó que los tratamientos que estas explotaciones agrícolas utilizan en los cultivos pueden contaminar los acuíferos que se comparten con la comunidad valenciana que los utiliza para abastecer a lugares como Benidorm.

El Gobierno municipal del PP ha defendido la llegada de las explotaciones agrarias de carácter intensivo porque «suponen diversificar la economía local» , a la vez que anunciaron que el último informe remitido al Consistorio por la Confederación Hidrográfica dice, según el edil Jesús Verdú, que «se mantienen los niveles del acuífero e incluso de se recuperan ligeramente».

El límite del año 2027

En el Pleno del Consistorio se escuchó y en la cabeza de muchos suena cada vez más una fecha: 2027. Ese es límite temporal que la Unión Europea ha puesto para que se deje de utilizar el agua del subsuelo donde los acuíferos no presenten valores positivos de recuperación y obliga a que se construyan las infraestructuras necesarias para que no haya zonas como el Altiplano murciano sin una alternativa hídrica.

Una conexión a los canales de la Mancomunidad del Taibilla o al Júcar-Vinalopó son las dos posibilidades actuales que se manejan para que Yecla y Jumilla tengan un abastecimiento diferente a los pozos que en estos momentos suministran el elemento vital de la vida: el agua. Algo que sigue en el aire pendiente de decisiones políticas.

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