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Sofía Tornero en el estudio, junto a su obra 'Alma'. :: S. G.
Cultura

«Romper una escultura a martillazos ha sido como limpiarme el alma»

Sofía Tornero. EscultoraSu exposición 'Emergentes' se presenta en Madrid el próximo 22 de junio

PEDRO SOLER

Lunes, 13 de junio 2011, 03:02

Desde que era muy joven, llevaba dentro «un algo que necesitaba expresar, aunque no sabía muy bien de qué forma». A raíz de sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios, «unos profesores muy buenos, como Dionisio Paje, María García o Javier Mañas, a quien tengo en el recuerdo, consiguieron sacar eso que llevaba dentro». Así llegó Sofía Tornero al mundo de la escultura. Ahora dicen que sus obras «brotan de su propia realidad, buscando una liberación, mirando al futuro». Y, según ella, adentrarse en la piedra, en el hierro, en la resina, en la escayola..., la animó a seguir indagando en la experimentación, en las formas, en el cuerpo humano. Obtener el primer premio en el concurso de escultura Murcia Joven, en 1998, fue la apertura de un camino definitivo que, con el paso del tiempo, ha ido ensanchando su mirada y sus proyectos. Sus esculturas han pisado Tánger, Cuba, Italia, México&hellip A partir del próximo día 22, una amplia colección de pequeñas obras, presidida por una grandiosa 'Alma', ocupará la madrileña Víctor i Fills Arte Gallery.

-No siempre comienza un artista su carrera con algún premio del que presumir.

-Es verdad. Fue en el 98 cuando, en el concurso Murcia Joven, tuve la suerte y la satisfacción de alcanzar el primer premio. Fue un empuje muy animoso, que me proporcionó una fuerza que me ha hecho seguir metida en este mundo. Después, me seleccionaron para el Simposio de Escultura de Carrara. Otra experiencia inolvidable, porque estuve junto a veintidós escultores de todo el mundo y tuve la posibilidad de aprender un poco de cada uno de ellos. También estuve seleccionada para una exposición en México, en la que participaban escultoras de la talla de Mar Solís. Era emocionante aquella exposición, en una avenida kilométrica, de esculturas al aire libre, al alcance de todas las gentes. Es muy importante llevar la escultura a la calle para que la gente la sienta, la pueda palpar.

-En Murcia parece que están todos los espacios copados.

-No sé hasta qué punto, pero a mí me encantaría, porque es un reto, para que la gente contemple qué sabes hacer. Además, creo que la escultura desempeña un papel muy importante en la calle porque tiene mucha fuerza, mucho poder; algo que se refleja a través de la ubicación, del punto donde esté colocada. Así se convierte en lugar de encuentro y paso de la gente. En los juzgados de Mula sí hay esculturas mías, que son como mis hijos. Cuando vuelvo por allí, voy a verlas, porque me producen una satisfacción enorme.

-¿Y esa 'Alma' que impera a la entrada del estudio?

-Ésta supone un cambio. Es como si el alma humana emergiera de ese cubo sobre la que está asentada. Tiene vibración, tiene karma, como librándose de la forma geométrica en la que se asienta. Es un cambio muy radical, en cuanto a material, a forma y a color.

-¿Por qué ese color azul?

-Porque para mí es el color del alma. Me da la impresión de que transmite energía.

-Es curioso, pero todas sus esculturas tienen títulos muy intangibles: 'Alma', 'Autodeterminación', 'Firmeza', 'Vocación', 'Privilegio', 'Independencia'&hellip ¿Por qué?

-Son palabras que me resultan vivenciales, porque para mí la escultura es el día a día. Tengo la necesidad de sacar, de exponer mis vivencias íntimas y transmitirlas. Por esto, mis esculturas son el sentido de mi vida.

-Habrá vivencias muy buenas o muy malas. Cuando son muy malas, ¿también es capaz de reflejarlas en sus obras?

-Por supuesto. Luego, la escultura no sale mejor o peor, pero sí brota con mucha fuerza. He vivido experiencias muy malas en mi vida y la escultura me ha surgido con enorme desgarro, rompiendo. Ella y yo estamos a caballo, pero creo que puedo más.

-Se va a Madrid. ¿Qué lleva?

-Obras que arrancan de las que existen en los juzgados de Mula, pero no se trata de una repetición, sino del deseo de indagar más para llegar más allá de esa libertad que necesito mostrar. Creo que el dinero, el poder, el capitalismo, corrompe. Y si no corrompe directamente, sí pienso que debemos romper un poco con todo lo que estamos viviendo.

-¿Y qué hace que no está acampada con los 'indignados' del 15M?

-Porque tengo mucho trabajo. El 15M es una forma de unión y de decir que no estamos de acuerdo con la situación en la que nos encontramos. De hecho, mis últimas esculturas son como un paso hacia esa liberación personal, para llegar a estar unidos.

-Por lo visto, le ha venido bien el 15M como fuente de inspiración.

-Donde me llega la inspiración es en el taller, trabajando. Lo mejor es levantarme, desayunar, sacar a los perros al campo y coger fuerzas, aunque también es verdad que, en otras ocasiones, sí me surge el numen inspirativo. Lo que hago entonces es coger el lápiz y el papel.

-¿Se declara artista socialmente comprometida?

-Sí, porque la mujer juega un papel muy importante en el mundo del arte y ha estado mucho tiempo sin poder expresarse. Ahora hay escultoras buenas y potentes. He pasado una etapa de mi vida complicada. Ahora me siento con la fuerza y el convencimiento de poder enseñar mi obra a todo el mundo, pero también con la libertad de expresar lo que pienso y de manifestarme contra lo que no estoy de acuerdo.

-¿Le basta con sentirse satisfecha o espera algo más?

-Como ya he dicho, lo que espero es primordialmente poder expresar lo que llevo dentro, mi gozo, y dar las gracias por disfrutar con algo que me apasiona, y también, claro, con que la gente vea lo que hago y lo disfrute como yo.

-¿Hasta dónde cree que ha llegado?

-No lo sé. Yo voy pasito a pasito, caminando. Tampoco sé hasta dónde llegaré, pero sí digo que, hasta el día de hoy, me siento muy orgullosa. No busco la seguridad de que la gente acepte o no mis obras. Gratifica, por supuesto, y te da fuerza para seguir; pero consigo la aceptación plasmando sentimientos, realizando algo en lo que creo, en lo que para mí es, realmente, una necesidad.

-Ha trabajado en piedra, en hierro, en madera, en barro&hellip

-Sí. A mí el barro me habla. Cuando cojo un pegote y lo pongo sobre la mesa, empiezo a hablar interiormente. Llevar ese barro a otros conceptos de la resina, de algo plástico, rompe un poco con el concepto de clasicismo. También me gusta utilizar materiales de reciclaje, para quebrar ese formalismo y hacer algo más contemporáneo. De todas formas, tampoco quiero plasmar la escultura a la perfección.

-¿Alguna vez le ha lanzado improperios a sus obras?

-¡Ufff! Le he lanzado martillazos.

-¿Y cómo han reaccionado ellas?

-No lo sé, pero romper un escultura a martillazos ha sido para mí como la limpieza del alma, el mejor modo para que salgan unas cosas y entre algo nuevo.

-¿Le ha costado recuperarse?

-No. He destrozado el trabajo de muchas horas, y acaso en ese momento dices: 'Tiro la toalla'. Pero es una sensación que solo dura cinco minutos. Una de mis virtudes es que dispongo cada día de la fuerza necesaria para seguir. Vuelvo y con mayor fuerza.

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