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El escritor venezolano Boris Izaguirre. :: Virginia Carrasco
«Ser finalista del Premio Planeta es como una denominación de origen»

«Ser finalista del Premio Planeta es como una denominación de origen»

Boris Izaguirre Escritor. Recrea en 'Un jardín al norte' la historia de la espía británica Rosalinda Fox durante el periodo de entreguerras

JOSÉ MANUEL ANDRÉS

Jueves, 18 de diciembre 2014, 02:40

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Boris Izaguirre vuelve a las librerías con 'Un jardín al norte', una novela en la que la historia de amor entre Rosalinda Fox y el diplomático español Juan Luis Beigbeder sirve de guía por los acontecimientos del mundo de entreguerras, a través de la India colonial, el Tánger del Estatuto Internacional o el Madrid de posguerra plagado de espías.

-¿Por qué Rosalinda Fox?

-Fue una mujer que atravesó momentos decisivos del siglo XX y lo hizo con un ímpetu y una audacia que nos podrían servir de ejemplo para sortear estos años de incertidumbre del siglo XXI. Con 'Un jardín al norte' se ha convertido en una compañera extraordinaria, una persona con un ritmo y un galope en su vida que me conquistaron.

-La novela está contextualizada en un tiempo fascinante, el periodo de entreguerras...

-Rosalinda Fox tuvo la suerte de atravesar y vivir momentos tan interesantes como el proceso independentista en India, donde vivió una parte de su infancia. Luego su vida entronca con la Guerra Civil porque se enamora de uno de los personajes protagónicos del conflicto, Juan Luis Beigbeder. Todo escritor vive persiguiendo una historia y Rosalinda Fox hizo historia.

-Háblenos de Beigbeder, un hombre al que quizá esta relación le costó su puesto como ministro de Exteriores en un tiempo en que España pretendía acercarse a Alemania...

-Nunca quedó del todo claro. Una de las poquísimas cosas buenas de la devastación que supuso la Guerra Civil y la posterior dictadura franquista es que España quedó completamente fuera de la Segunda Guerra Mundial. La posibilidad de que Rosalinda Fox tuviera que ver en eso es parte de 'Un jardín al norte', aunque lo que pretendo narrar es el conflicto que supuso para esta pareja de amantes. La historia tiene muchas puertas con muchas bisagras, tengo la sensación de que Beigbeder y Rosalinda lo fueron.

-¿La historia romántica de Rosalinda tiene matices de tragedia?

-Es cierto que la historia real no tiene un final feliz pero, aunque sea una historia agridulce, te deja la sensación de que su vida fue algo extraordinario, un ejemplo de superación.

-El libro transcurre por entornos tan atractivos como la India colonial que camina hacia la independencia o el Tánger del Estatuto Internacional...

-Y el Madrid de los espías. Me fascina esa ciudad de la posguerra que imaginamos apagada y gris. En realidad fue, durante una época, un lugar de espías de todo el mundo, ya que era neutral. Rosalinda Fox veía los grandes acontecimientos del siglo XX como escenarios de su vida: el fin del colonialismo británico en Calcuta como niña y adolescente, Lisboa, también Tánger, como un lugar cargado de peligros y de intriga, pero además, como el lugar donde surge el amor, el jardín al norte.

-¿El hecho de contarlo en primera persona vincula más al lector con el personaje?

-Cada vez estoy más convencido de que lo hice así porque Rosalinda vivió sus primeros treinta años a una velocidad increíble. En su caso coincidió además con acontecimientos vertiginosos y la única manera que tenía para garantizar esa misma velocidad era utilizar la primera persona. El libro es una conversación, un diálogo con el lector. Cuando te adentras en el cuerpo de una mujer tienes que adoptar su forma de pensar. Esta novela tiene una psiquis muy femenina.

-¿Prefiere narrar sus historias desde un punto de vista femenino?

-Tengo esa habilidad pero lo he aprendido de otros, del cine, de Warhol, de Almodóvar y de Hitchcock. Es una cuestión de mucha observación, entrar y salir de esa mentalidad femenina con muchísimo respeto y admiración.

-¿Su vida literaria ha cambiado desde 'Villa Diamante'?

-Ser finalista del Premio Planeta ha sido para mí como una denominación de origen, un paso adelante en mi dedicación a escribir y publicar. 'Villa Diamante' fue como un guante que te queda bien, una prenda que estiliza tu figura.

-Usted comenzó escribiendo, luego ha tenido su faceta mediática. ¿Con cuál se queda?

-Todas ellas son escritura, muchas de mis colaboraciones en televisión han estado rodeadas de la comunicación en sí misma, puede que sea algo oral, pero no deja de tener una estructura narrativa.

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