«Tovar no es creíble ni honesto»

Víctor Martínez le discutió a Óscar Urralburu el papel protagonista del debate con sus diatribas y sarcasmos. Con un estilo sosegado pero cortante, consiguió que los diputados populares se vinieran arriba a pesar de la tormenta de críticas recibidas desde los tres grupos de la oposición.

Centró su fuego en el PSOE y Podemos, a los que acusó de utilizar «a los murcianos como un medio al que manipular para alcanzar el poder», y en sus líderes. A González Tovar le increpó con el título de «campeón en perder elecciones», y a Óscar Urralburu le censuró por «poner esta institución al servicio de sus ambiciones y engañar a los murcianos con falsas esperanzas».

Reprochó a ambos portavoces el querer convertir la sesión de investidura «en un debate sobre la corrupción», aunque tampoco él hizo mucho por tratar de reconducir la situación y saboreó cada ovación recibida de sus compañeros por sus estocadas, como cuando tachó a González Tovar de «no ser creíble ni honesto, porque si lo fuera habría pedido disculpas a Marcos Ortuño y a Adela Martínez-Cachá», dos cargos populares para los que el PSOE pidió su dimisión antes de que las causas en las que estaban imputados se archivaran.

Utilizó también las desavenencias internas que Tovar y Urralburu padecen en sus propios partidos para tratar de desacreditarles, así como su frustrado intento de tripartito. «Han dejado de ser el trío que parecía Los Chunguitos para convertirse en el dúo Pimpinela», dijo. «Nadie nos podrá decir que no hemos luchado en estos dos años por algunas materias como el agua», señaló en otro momento para reprochar al PSOE que se hubiera mantenido «como observador» en este asunto. «Y cuando uno es solo un observador es porque o es un cobarde o un traidor», remató el portavoz popular, quien ayer actuó como principal fuerza de choque de su partido.