Más de 30.000 escolares aprenden a resolver sus conflictos en las aulas

Once años aprendiendo a resolver los conflictos de convivencia en las aulas por sí mismos, con diálogo, paciencia y mucha voluntad de consenso. La consejera de Educación y Universidades, María Isabel Sánchez-Mora, y el presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Región de Murcia, Miguel Pascual del Riquelme, presentaron ayer en el colegio Nuestra Señora de Belén de Murcia la undécima edición del premiado programa de convivencia escolar 'Educando en justicia', al que los colegios e institutos están a tiempo de inscribirse. El sistema de resolución de conflictos será aplicado este curso por al menos 30.000 escolares de 81 centros educativos, los mismos que tomaron parte el pasado año.

El programa de divulgación y conocimiento de la justicia, promovido por el Consejo General del Poder Judicial, el TSJ y la Consejería, ayuda a prevenir el acoso escolar, la violencia de género y los conflictos en las aulas a través de la formación tanto del profesorado como del alumnado en dinámicas de mediación y conciliación, e introduce la figura del juez de paz educativos.

Un programa premiado

Los objetivos finales de esta iniciativa son educar en valores, trabajar el sentido de la justicia en los centros y acercar la institución judicial a los escolares explicando su funcionamiento. La consejera Sánchez-Mora recordó ayer que 'Educando en justicia' ha recibido varios galardones, entre ellos el que otorga el Consejo General del Poder Judicial (2011) y el concedido por la Asociación de Comunicadores e Informadores Jurídicos (Acijur) en 2013. Además, el curso 2014/2015, junto con el Liceo Francés André Malraux de Murcia, obtuvo el premio internacional 'C'est ton droit'.

El sistema de resolución de conflictos introduce la figura del juez de paz educativo en los centros, que es elegido entre los alumnos. Los chavales que desempeñan ese papel asumen la función de conciliadores de conflictos mediante la participación de todos los implicados, el consenso y la reparación de los daños ocasionados. Además, fomentan un clima de convivencia que favorece la prevención. Con la intervención del juez de paz se consigue que las partes lleguen a un acuerdo sobre sus diferencias en beneficio de la convivencia escolar, y se implica a los estudiantes en la resolución directa de sus problemas.

El programa, que se ha extendido a otras comunidades, se desarrolla en tres fases: una primera en la que un juez realiza una visita al centro e informa a los alumnos sobre su papel en la resolución de conflictos; posteriormente los alumnos conocen las instalaciones y el desarrollo de un juicio; y, finalmente, se crea y potencia la figura de juez de paz educativo, que asume un alumno de cada una de las clases participantes.