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EL ISLAMISMO EN LA REGIÓN

En las sombras de la mezquita

El Estado español ejerce desde hace años un silencioso control sobre los centros de oración para detectar actitudes radicales

RICARDO FERNÁNDEZ

Domingo, 10 de febrero 2013, 19:45

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Antes que las obras son las palabras. Tal es la premisa que justifica el control que, desde distintas estructuras del Estado español, se trata de mantener desde hace años sobre centros islámicos, mezquitas y pequeños lugares de oración. Preocupa el discurso, la palabra, el verbo..., pues son la semilla que, una vez lanzada al aire y caída en tierra fertil, hará brotar la espiga o el espino. Si se predica paz y amor al prójimo, habrá manos tendidas; si es guerra y odio lo que brota de las gargantas de los imanes..., siempre habrá alguien dispuesto a armar su mano y a alzarla contra otro. Los atentados yihadistas del 11-9-01 en Estados Unidos y, tres años más tarde, los perpetrados en Madrid, desvelaron con inconcebible horror la realidad de un terrorismo, no nuevo, pero sí bastante desconocido y casi despreciado hasta entonces como la auténtica amenaza que significaba. Un terrorismo de vocación global que a los habituales componentes ideológicos y geopolíticos sumaba una fuerte carga religiosa. El yihadismo. Una forma de terror que se activa con soflamas.

Golpeados en lo más hondo, en su propia casa, los servicios de información se conjuraron en 2004 para combatir esa forma de terrorismo, el de corte islamista radical, con igual determinación, esfuerzos y medios con los que durante décadas batallaron contra ETA, ya para entonces muy disminuida. Los 'barbudos' pasaron a sustituir a los de la 'txapela' en el primer puesto del listado de prioridades, aunque con el 'handicap' de que en ese terreno estaba aún todo por hacer.

«Antes del 11-M, los cuerpos y fuerzas de seguridad no disponían siquiera de traductores de árabe», alertaba en 2006 un exasesor del Ministerio del Interior, Fernando Reinares, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid e investigador principal de terrorismo internacional en el Real Instituto Elcano. Una revelación, efectuada con motivo de su participación en el curso 'Los nuevos desafíos del terrorismo', organizado por la Universidad de Murcia (UMU), que permite imaginar hasta qué extremo ese tipo de tarea se encontraban en mantillas, así como la urgencia con la que se busco empezar a ponerle remedio.

Dos meses después de que aquel grupo de fanáticos reventara los trenes en Madrid, cobrándose casi dos centenares de vidas, el ministro del Interior, José Antonio Alonso, anunció un plan de choque que, entre otras muchas medidas dirigidas a impedir la actuación de células radicales en España, permitiría multiplicar por seis, de manera casi inmediata, el número de agentes de la Guardia Civil y del Cuerpo Nacional de Policía dedicados a investigar y combatir el terrorismo internacional.

Desde ese momento, además, Murcia pasaba a estar incluida entre las siete 'zonas rojas' que requerían de una especial atención de los servicios de información del Estado, junto con Madrid, Cataluña, Comunidad Valenciana, Andalucía, La Rioja y Navarra. Se estaban poniendo las primeras piezas de una armadura que, muy probablemente, deberá mantenerse activada durante décadas.

Tocando fibra sensible

Casi una década más tarde, «la situación ha cambiado de manera drástica», según admiten fuentes de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Los servicios antiterroristas ya no solo disponen de traductores de árabe -un asunto que fue solucionado en breve plazo-, sino de un nivel de conocimientos sobre el terrorismo islamista infinitamente superior al que entonces tenían.

Aunque ni mucho menos de manera exclusiva, la vigilancia y el control de las mezquitas y lugares de oración -75 registradas en la Región en la actualidad, más otras 15 no legalizadas-, así como de sus líderes religiosos y de sus proclamas, constituyen una pieza fundamental de esa tarea. En primer lugar, porque en torno a estos centros se articula una parte importante de la vida de la comunidad islámica, cuyos miembros -en torno a 70.000 personas- suelen ser buenos cumplidores de los preceptos que les impone su religión. Una circunstancia que lleva a pensar que cualquier elemento integrista que pudiera llegar a Murcia acabará, antes o después, dejándose notar en esos lugares de culto y haciendo vibrar, que es de lo que se trata, algunas fibras sensibles de la red de vigilancia.

Y, en segundo lugar, porque dependiendo del tipo de mensaje -más moderado o más radical- que se lance desde esas mezquitas, algunos de esos fieles más radicalizados pueden acabar dando un paso atrás, o uno adelante, en su particular manera de concebir la 'Yihad' o 'Guerra Santa'.

La lucha de FIRM y UCIDE

A lo largo de años, desde que en 2006 la Federación Islámica de la Región de Murcia (FIRM) quedó constituida, a lo que siguió un año más tarde la implantación de la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE), los encargados de la lucha antiterrorista han seguido con especial interés la incruenta, aunque siempre intensa batalla entre ambas organizaciones por hacerse con el control de la mayor parte de las mezquitas murcianas.

Un enfrentamiento simbolizado en las figuras de Mohamed Reda El Qady, secretario de UCIDE, y Mounir Benjelloun, vicepresidente de FIRM y actual presidente de la Comunidad Islámica en España (CIE), el máximo órgano de representación de los dos millones de musulmanes que residen en el país.

Mientras a UCIDE siempre se la ha considerado más moderada en su manera de concebir y de predicar el islamismo, al contrario han sido muchos los datos que han venido apuntando a una muy posible vinculación de FIRM con 'Justicia y Caridad' (o 'Justicia y Espiritualidad'). Este movimiento radical marroquí, fundado en 1987 por el recientemente fallecido Abdessalam Yassine, aspira a destronar al rey alauita Mohamed VI para instaurar un Estado Islámico, como también a unificar todo el Islam para hacer frente a los Estados Unidos o la UE.

Aunque siempre han abominado públicamente de cualquier tipo de violencia, la radicalidad de su discurso hace temer que algunos fieles puedan hallar en ellos inspiración para acometer la 'Yihad'.

Elogios al «gran amado» sabio

UCIDE y la FIRM han mantenido una dura lucha por controlar imanes y mezquitas, y se han entrecruzado fuertes acusaciones. Aunque Mohamed Reda se declaraba este mismo viernes «amigo» de Benjelloun, y recordaba que «salí en su defensa, publicando una carta, cuando se le acusó de ser un radical», ello no le impidió manifestar en 2010 que «su pensamiento, mezclado con la política, puede resultar peligroso». Igualmente aseguró que en la Región «existen 6 ó 7 mezquitas que son radicales» y advertir de que todas ellas estaban asociadas a FIRM.

Unas declaraciones que, sin embargo, acabó matizando apenas 24 horas después, y por las que pidió públicas disculpas a Benjelloun. Las sospechas y la preocupación sobre esa aparente relación entre directivos de FIRM y 'Justicia y Caridad' nunca se han disipado del todo, por mucho que desde esa organización se ha insistido siempre en negar cualquier vínculo. Y esta semana han vuelto a surgir con fuerza al conocerse que Benjelloun viajó a Marruecos, el pasado diciembre, para asistir a los funerales del fundador y máximo líder de 'Justicia y Caridad', Abdessalam Yassine.

Especialmente llamativos fueron los elogios que, en una 'carta de condolencia', publicó en el blog de Rachid Boutarbouch, considerado el líder de 'Justicia y Caridad' en España. Benjelloun calificó al fallecido como «sabio de esta Umma» y expresó su pésame «a la orbe musulmana y a la humanidad en general, en la pérdida de un hombre que no se asemeja al resto de los hombres, por sus acciones buenas, cuyo beneficio repercute y repercutirá sobre toda la humanidad».

Acababa la carta llamándole «querido ausente y gran amado».

Un vínculo que se estrecha

La muerte del fundador y principal inspirador de 'Justicia y Caridad' no parece que vaya a traducirse ahora en un aflojamiento de los lazos, siquiera afectivos, que mantiene con FIRM. El pasado 24 de diciembre, apenas unos días después del entierro de Abdessalam Yassine, representantes de este movimiento -ilegal, aunque tolerado en Marruecos- anunciaron la designación de Mohammad Abbadi como secretario general y, con ello, máximo dirigente y sucesor en el camino emprendido años atrás por Yassine.

Una circunstancia que no parece que vaya a contribuir a relajar las sospechas de vinculación entre 'Justicia y Caridad' y FIRM, toda vez que Mohammad Abbadi mantiene buenas relaciones personales con Benjelloun, según fuentes fidedignas consultadas por este periódico. Prueba de ello, además, es que el ahora máximo dirigente del movimiento radical ofreció una conferencia, el 25 de noviembre de 2006, invitado por Benjelloun, en el Centro Islámico Assalam del barrio de San Andrés de Murcia.

No fue la única ocasión en que Mohammad Abbadi pisó la Región de la mano de los directivos de FIRM. Dos años más tarde, en febrero de 2008, el entonces 'número dos' del Consejo de Orientación y presidente del Consejo de Rectitudes de 'Justicia y Caridad' viajó a Los Urrutias, junto al Mar Menor, para participar en unas jornadas orientadas al adoctrinamiento de imanes.

Benjelloun, coordinador de la segunda jornada, que llevaba por título 'Comunidades islámicas', volvió a ser tan contundente como siempre en su discurso antiviolento. «Los imanes necesitan formación sobre leyes, costumbres y realidad social españolas para comportarse como ciudadanos de España y contribuir a la estabilidad democrática», advirtió en una rueda de prensa.

Y añadió que era necesario reconocer que aquí «todo el mundo goza de derechos democráticos y no es un lugar en el que se pueda llamar ni a la guerra santa, ni incitar al conflicto, al odio o a la violencia, sino a la paz, al amor, a la tolerancia, a la interculturalidad y al respeto de creencias distintas».

Menos convincente se mostró el portavoz de FIRM y presidente de la Comunidad Islámica Al-Manar, Ibrahim Roubi. «Aquí no miramos si uno es de una corriente del Islam o de otra. No miramos si es de 'Justicia y Caridad' o es salafista [uno de los grupos que han inspirado a terroristas islámicos]. El que tenga un problema con la Ley que lo solucione. Si 'Justicia y Caridad' es ilegal en Marruecos es porque han decidido que sea ilegal. Nosotros no censuramos a nadie».

El reciente nombramiento de Abaddi como máximo responsable de 'Justicia y Caridad' no solo puede contribuir a estrechar las relaciones con FIRM a través de Benjelloun. Y es que se da la circunstancia de que el yerno de Abaddi, Said Mehdi, imán de una mezquita de Cartagena, es otro de los dirigentes de FIRM.

Firmes defensores del velo

Más allá de polémicas sobre las influencias más o menos integristas que esta asociación pueda tener, la lucha de FIRM ante la instituciones murcianas se ha centrado durante años en conseguir que haya profesores de religión islámica en los centros educativos -se estima que hay unos 8.000 niños que podrían solicitar esa enseñanza-. También se han mostrado especialmente combativos en los momentos en que se ha puesto en cuestión el derecho de las niñas a llevar el velo en clase. «Esa medida sería inconstitucional y además discriminaría y aislaría (a las afectadas por la prohibición)», alertaron. Aunque Benjelloun emplazó a 'La Verdad' para mantener una reunión este viernes pasado -el miércoles y el jueves adujo no poder hacerlo, por tener programadas reuniones y un viaje- tampoco ese día fue posible contactar con él, ya que no respondía a las llamadas.

También el presidente de la Unión de Comunidades Islámicas (UCIDE) en Murcia, Mohamed Reda, cortó la comunicación con este periódico cuando se le iba a preguntar por el número y ubicación de los centros islámicos más radicales. Dijo que iba a buscar datos concretos sobre la distribución de mezquitas entre FIRM y UCIDE, pero tampoco volvió a coger el teléfono.

Una actitud, en este caso compartida por ambos líderes, que no parece la más adecuada para contribuir a despejar dudas ni tabúes sobre la amplia, y sin duda mayoritariamente pacífica e integrada, comunidad musulmana en la Región.

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