Judith Hill en el Auditorio Parque Almansa de San Javier, durante la actuación del miércoles. Jazz San Javier
Jazz San Javier

Funk soul incendiario a pleno pulmón

Judith Hill hizo retumbar el Parque Almansa tras el delicioso Kenny Barron

Viernes, 18 de julio 2025, 00:53

Si alguna vez me metieran en prisión –algo que nunca se puede descartar–, no quisiera tener de compañera de celda a esta mujer de trueno, ... con una narrativa musical potentísima, pero bastante gritona. Cuando se adentra en las arenas del soul, descubres destellos brillantes de una voz con garra y potencial para reequilibrar su propuesta. Los alaridos golpean al epicentro de esa catarsis emocional en que se mueve el género, pero si no eres James Brown, conviene ondular el tono para evitar el efecto jaula de fieras.

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El directo de Judith Hill no deja indiferente. Con sus padres a la espalda –Robert 'Pee Wee' Hill al bajo, creativo, con momentos Marcus Miller, y Michiko Hill a los teclados, fantástica con ese groove de órgano y la explosión de efectos–, la cantautora ofreció un concierto impactante. La exhibición del batería africano Shadrack Oppong, de pegada hercúlea y sumamente versátil, fue uno de los fuertes del directo. La banda familiar le dio la profundidad y el 'punch' a la cantante, que araña su guitarra y golpea el teclado con la misma intensidad que canta.

Sus temas funden soul clásico con sonidos contemporáneos, con funk, jazz y rock. Judith Hill comenzó como corista de Michael Jackson y Prince, y fue protagonista del documental '20 Feet from Stardom', ganador del Grammy. Su primer disco, 'Back in Time' (2015), fue producido por Prince, de quien no puede negar su influencia.

Así fue

  • Artistas: Kenny Barron: piano. Kiyoshi Kitagawa: contrabajo. Johnathan Blake: batería. Tyreek McDole: cantante. Judith Hill: cantante, guitarra y piano. Robert 'Peewee' Hill: bajo. Michiko Hill: teclados. Shadrack Oppong: batería.

  • Cuándo: Miércoles, 16 de julio. Auditorio Parque Almansa. Jazz San Javier.

  • Calificaciones: Elegante/Interesante

Sus interpretaciones más sutiles las deja en 'Silence', una balada soul, y 'Better Days', al que añade ese tono esperanzador de los coros gospel. La fiera de ojos rasgados va subiendo el tono para adentrarse en 'Flame', cuyo nombre describe ese funk rock con riffs infinitos de guitarra eléctrica, percusión musculada y efectos apocalípticos. «Dame caos y dame dolor, pero nunca apagarás mi llama», reta Judith entre bramidos.

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Los sintetizadores vintage hacen un pelín más amable su 'Power', uno de los temas de su último disco, 'Letters from a black widow'. Por ahí revoloteaba también el espíritu juguetón de Sly Stone, el pionero de este cóctel poderoso. Añorante del funk setentero, con abundantes solos de guitarra, es su 'Jammin´in the basement', tal vez su interpretación más Prince.

Sin recuperar el aliento, volvió a arañar el aire de la noche con 'Give your love tu someone else', alargando cada tema con continuos desgarros de guitarra y voz. Como homenaje a su madre y su abuela, 'Dame de la lumière' afila aún más la emoción con un soul de coro etéreos. El órgano Hammond pone gran parte de la magia, en las manos de Michiko. Lo hace aún más evidente en 'Angel', una balada gospel de tono espiritual.

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El rotundo espectáculo de los Hill casi diluyó la elegante y sobria propuesta de Kenny Barron, uno de los grandes pianistas de la historia del jazz, que fue premio del Festival en 2022.

En la clásica formación de trío, el maestro del piano repasó algunos de los temas más significativos de su carrera. Empezó con la melodía expresiva de 'For heaven's sake', que interpretó con Charlie Haden en 'Night and the city' en 1996. A sus 82 años, con dificultades para caminar, el genio de Filadelfia toca con la misma facilidad que al respirar. Es delicioso presenciar ese diálogo entre el piano y sus acompañantes, cómo pausa para darle voz al batería Johnathan Blake, más juguetón en 'Surrey with the fringe on top', un standard de los cuarenta, con el que el pianista demuestra su dominio del swing.

En su jazz nada se rompe. Cada cambio es una puerta a melodías fluidas y vuelos hacia otras aguas, como las que hizo en 'Calipso', una pieza suya de jazz caribeño con una pulsación más alegre, que acompañó al cantante invitadoTyreek McDole y su aterciopelada voz de barítono. En un lenguaje postbop, revivió 'Minor blues', para pasar después el bebop ligero de 'Bu-like' en un homenaje a Bud Powell. Terminó con un solo de piano en 'Memories of you', un clásico del cancionero americano, con un fraseo libre, pero íntimo. Una despedida a un mundo que casi desapareció.

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