Joaquín Zapata: «Los flamencos me enseñan a vivir intensamente y con pasión. Es un arte complejo que sin emoción no tiene sentido»

-¿Le gusta observar el cielo?

-Aquí en Portmán, como no hay contaminación lumínica, ves todas las estrellas. El Lastre, de hecho, es mi rincón predilecto del litoral de la Región de Murcia. Este rinconcico [dice señalando una trozo de arena entre las rocas y uno de los chiringuitos de El Cubano, donde apenas hay espacio para una sombrilla o dos] es como una playa privada, tienes que llegar temprano para poner la toalla.

-¿Cuándo veremos de nuevo la bahía de Portmán como en sus orígenes, con los barcos amarrados a los noráis del viejo puerto?

-Yo estoy convencido de que lo veremos algún día, pero falta voluntad política. El proyecto está, sin perjuicio de las actualizaciones que hubiera que hacerle, y hay invertidos casi 20 millones de euros, la mitad de lo inicialmente previsto, y faltaría la otra mitad. Es una competencia exclusiva de Costas, del Estado, del Ministerio de Medio Ambiente. Se hizo un lago interior, para ir depositando los estériles dentro de las balsas y que se fueran secando. Y luego a través de unas cintas llevarlos hasta la corta de San José, colmatar la corta, y, en cierto modo, devolver el material al lugar de donde vino. No solo venía de esa corta. Falta voluntad, falta que haya un ministro que tenga intención de hacerlo y un gobierno que esté dispuesto a apostar por la Región de Murcia y por las grandes infraestructuras que necesitamos. Esto no es solo recuperar una bahía, sino una oportunidad para la ciencia, para la técnica, y nunca antes se había tenido que hacer algo así. Y, por desgracia, esto se está viendo con visión cortoplacista y sin altura de miras.

-¿Ha tenido su familia alguna relación con la minería?

-La única vinculación es que yo soy Zapata, y hay un antepasado común con Miguel Zapata. No sé si mi bisabuelo o mi tatarabuelo y él eran hermanos. Miguel Zapata es el famoso 'Tío Lobo' [propietario de explotaciones mineras en la Sierra de Cartagena-La Unión a finales del siglo XIX, inspiró a Juan Ramón Lucas 'La maldición de la Casa Grande', novela sobre el «fantástico por cruel» cacique cuando La Unión era El Dorado español]. De hecho, en la novela aparece un Joaquín Zapata. La Unión llegó a ser el primer productor de plata del mundo. Y de plomo también, porque la variedad más abundante en la sierra es lo que se llama 'galena argentífera', es decir, plata y plomo, con una riqueza importante en plata.

-¿Entre sus intenciones más tempranas, si vamos atrás en el tiempo, estaba la de ser regidor?

-Para nada. Yo me dejo llevar mucho. La vida me ha ido llevando por ese camino. Siempre me ha gustado ayudar mucho en lo que tuviera que ver con el deporte y con la cultura, dos de mis pasiones, y dentro de la cultura, el flamenco y su festival, el Cante de las Minas. Pero nunca me había planteado ser alcalde, y si quieres y te duele La Unión es muy complicado decir que no si surge la oportunidad. Ser alcalde supone dejar tu impronta y es un reto bonito. Además, aquí son los vecinos, los que te han visto crecer, los que te eligen, y, por tanto, es una gran responsabilidad.

-¿Cómo era su barrio?

-Mi vida prácticamente ha transcurrido en La Unión. En el barrio del Garbanzal, donde actualmente sigo residiendo. Fui al colegio público El Garbanzal, después al instituto María Cegarra Salcedo, y después fui a la Universidad de Murcia a estudiar Derecho. Volví a La Unión y abrí mi despacho de abogados en Cartagena.

-¿A qué litigios se enfrenta?

-Habitualmente llevo pleitos civiles. Litigo contra aseguradoras, bancos, procedimientos entre particulares, básicamente pleitos civiles en un 90%. Estoy habituado a resolver problemas. Ahora como alcalde es como si tuviera un despacho con 20.555 clientes. Estoy para resolver sus problemas.

-¿Cuáles son sus prioridades?

-La reapertura del Parque Minero y la mina Agrupa Vicenta, en la que estamos trabajando desde el primer día para analizar cuáles son las actuaciones que tenemos que llevar a cabo. El interés por mantener una ciudad viva y atractiva, con actividad cultural y social, porque estaba ciertamente abandonado ese campo. Y el tercer reto es conseguir que la calle Mayor de La Unión pase a ser una Gran Vía comercial, accesible, sostenible, moderna, que pueda ser orgullo de los unionenses. La gente que llega al festival dice lo mismo: ¡Qué bonita es la calle Mayor! Y es cierto que tenemos una iglesia como la del Rosario que es casi una catedral, pues tiene hasta girola, y la Casa del Piñón como Ayuntamiento, ciertamente bonita. Nos queda adecuar sus espacios, sus calles y plazas para que tenga más vida. El Museo Minero es atractivo, y tenemos playa, y gran potencial.

-¿Un deseo materializable?

-Me gustaría que La Unión tuviera un espacio escénico donde podamos desarrollar flamenco todo el año, desde el punto de vista formativo, de espectáculos, académico incluso, retomando los congresos académicos en torno al flamenco. Es decir, que La Unión viva, sienta y respire flamenco y minas todo el año, porque es lo que tenemos y no tiene nadie. Y, como decía Spinoza, hay que persistir en la esencia, y eso significa insistir en todo lo que tenga que ver con el flamenco y la mina. Sería recuperar un edificio, las antiguas Escuelas Graduadas, que acaban de ser rehabilitadas, un edificio magnífico, con patio, que se destinó a local de la peña flamenca de La Unión, y ahí han sucedido cosas mágicas. Porque, por ejemplo, ahí cantó por primera vez en La Unión Miguel Poveda, y tantas y tantas veces Pencho Cros y Encarnación Fernández, una mujer que es un orgullo y que ha creado escuela. Queremos que esas Escuelas Graduadas se conviertan en el gran centro de interpretación del cante de las minas, y que haya espacios para dar clases, que vuelva a ubicarse allí la escuela de Arte y Flamenco de la Fundación Cante de las Minas [de la que Zapata es presidente] y que haya también una especie de café cantante con programación continuada todo el año.

-¿Qué es lo que más ha aprendido de las familias flamencas?

-Llevo con los flamencos desde que era un niño, y ya desde los 15 o 16 continuamente. El flamenco vive intensamente, vive tal cual canta, baila y toca, es una forma de vida absolutamente maravillosa. Ellos no interpretan, se comportan como es su esencia. Me han enseñado a respetar el arte flamenco. A vivir intensamente y con pasión. Es un arte complejo que sin emoción no tiene sentido.

-¿Cómo compagina su vida familiar y laboral estas semanas de frenesí?

-Yo siempre he vivido muy intensamente el festival, primero como aficionado y luego como corresponsal de prensa de medios especializados, y ahora como alcalde y presidente de la Fundación Cante de las Minas. Lo llevo bien, trabajo muchísimo y duermo poco. La gasolina es la ilusión por devolver al lugar que merece este festival y el impacto mediático de esta edición ha crecido muchísimo, así como los seguidores por redes sociales y la venta de entradas. Y todo ha sido a raíz de lanzar la agenda cultural, que solo tuvimos dos semanas para preparar, y pese a recibir una Fundación con más de medio millón de euros de deuda. La Unión sigue teniendo amigos y muchos siguen viniendo por amor al arte. Ya lo dijo Carlos Herrera cuando le dedicamos una calle, que si La Unión tuviera que pagar con dinero la repercusión mediática que le da este festival no habría presupuesto.

-¿Qué valor le da a la amistad?

-Cuando todo falla solo hay dos redes que te sostienen: la familia y los amigos. Cuidarlos es fundamental, yo tengo pocos, pero muy buenos.

-¿Qué le gustaría que sucediese?

-La vida me ha enseñado en los pocos años que tengo que hacer planes sirve de nada, o casi nada, porque al final la vida te lleva por donde quiere. Soy el alcalde más joven de la Región de Murcia, y, por desear, me gustaría que la gente joven siguiera interesada e implicada en la política, pienso que desde la política se hace todo, desde el gobierno de las cosas pequeñas a grandes proyectos. Yo llevo afiliado a Nuevas Generaciones desde los 18 años para revitalizar la cultura y el deporte.

-¿Cómo recuerda los veranos de su infancia?

-Los pasábamos en familia en Los Urrutias, éramos felices, días interminables jugando al baloncesto, mi otra pasión. Estábamos solo en casa en la hora de la siesta, que mis padres no nos dejaban salir. No ha cambiado nada que es una playa familiar, que no hay ocio nocturno, y la gente sigue sacando sus sillas a las puertas. Sucede un poco en Portmán.

-¿Qué delicias le gusta comer como si no hubiera un mañana?

-Un buen caldero con mújol del Mar Menor, preferentemente, y un vino monastrell de la Región. Casa Cegarra, de La Unión, tiene un Solete Repsol, y El Lastre tiene chiringuitos espectaculares.

-¿Qué ve posible?

-Ampliar la línea de Feve de Cartagena-La Unión-Los Nietos hasta Cabo de Palos. Porque si tenemos que apostar por la movilidad sostenible, imagina cómo sería reducir todas esas colas que se forman en la vía rápida de La Manga con la existencia de un transporte público eficiente y que funcionara bien. Si se lo tomaran en serio desde el Ministerio de Transportes sería una solución para descongestionar La Manga y estar interconectados. Y además sería bueno que dejaran subir las bicicletas al Feve, que no dejan. No están apostando por los usuarios.

-Chiquito de la Calzada rodó en Portmán una de las películas de 'Condemor'. ¿Hay alguna más?

-Sí, algún western más, yo recuerdo haber visto los atrezos de películas de Hollywood en Portmán, y 'Punto de mira', con Jeff Goldblum. Queremos que La Unión entre en la Film Commission de la Región de Murcia y fomentar más rodajes.