Ver 56 fotos
Semana Santa de Cartagena
La lluvia arruina la procesión de la BurricaLos chubascos pillan a los californios con toda la procesión en la calle y el hermano mayor ordena disolver y regresar a la iglesia
En una tierra seca y sedienta como la del Sureste español la lluvia moderada es una bendición del cielo, aunque no siempre. A veces también causa daños materiales y estropea ilusiones, como ocurrió este Domingo de Ramos en Cartagena. Tras muchas semanas sin llover, las precipitaciones que entre las siete y las ocho y media de la tarde cayeron con distinta intensidad sobre la ciudad obligaron a disolver la procesión infantil de la Entrada de Jesús en Jerusalén, la de la popular Burrica, que organiza la Cofradía California. Todos los tercios de hebreos y los tronos estaban ya en la calle.
Por razones de seguridad, el hermano mayor californio, Pedro Ayala, ordenó disolver el desfile sobre las siete y media de la tarde, cuando llevaba dos horas y media y había pasado al completo por las calles del Aire, Cañón, Mayor y Puerta de Murcia. El chispeo inicial tornó en chaparrón cuando el trono de la Entrada de Jesús en Jerusalén, el de la Burrica, titular en este día, iba precisamente por la céntrica Puerta de Murcia. Así que, tras lanzar los pertinentes tres cohetes que anuncian la disolución, le dieron la vuelta y lo dirigieron a la iglesia de Santa María de Gracia por el camino más directo.
Los californios llevaron todos los tronos a la iglesia de la calle del Aire de la manera más rápida y ordenada posible en esa situación. A ella entraron formados casi todos los tercios de hebreos que estaban cerca, así como los músicos de las bandas que los acompañaban, todos empapados. Otros participantes, como los de los tercios de San Juan, sorprendidos por la lluvia a la mitad del recorrido, pudieron resguardarse en los soportales de la Plaza Juan XXIII. En media hora quedaron todos bajo techo e inmediatamente comenzaron los laboriosos trabajos para secar tronos e imágenes. La humedad es una de las mayores enemigas del patrimonio escultórico y de las tallas de madera de los tronos.
Hebreos y portapasos llegan a Santa María de Gracia entre lágrimas por la amarga experiencia de la suspensión
Entre tanto, en el templo, muchos niños ataviados de hebreos y de nazarenos lloraban desconsolados por la amarga experiencia. Y algunos jóvenes portapasos del Sermón de la Montaña, de la Imposición del Primado y de Los Milagros de Jesús se abrazaban desolados. La lluvia destrozó ilusiones en muchos chavales debutantes.
Avisos de la Aemet
La amenaza de lluvia existía y los californios eran conscientes de ello. La Aemet había avisado de posibilidades de chubascos dispersos hacia las ocho de la tarde. De hecho, protegieron con plásticos los estandartes y banderines bordados, así como las imágenes de los diez grupos escultóricos que componen la procesión. Pero tras las pertinentes consultas con sus asesores en asuntos meteorológicos, la mesa de la cofradía decidió salir a la calle con el reto de aligerar el ritmo habitual y adelantar la recogida todo lo posible para evitar riesgos. Y hasta que comenzó a chispear, el ritmo de la procesión fue rápido. Pero apareció la lluvia en el peor momento posible, cuando todo el cortejo estaba en la calle. Pocos minutos antes, se encendió el alumbrado público. Porque esa es otra: los últimos tercios salieron de Santa María de Gracia en penumbra, iluminados por las luces de los escaparates del recorrido.
Es la primera vez en muchos años que los californios se ven obligados a suspender su procesión del Domingo de Ramos. En 2007, ante el riesgo de precipitaciones por la tarde, la mesa de la cofradía decidió sacar la procesión el domingo por la mañana. Al año siguiente, volvió a su horario vespertino habitual, pese al éxito de público.
La procesión de la Entrada de Jesús en Jerusalén suma alrededor de 5.000 participantes, entre hebreos infantiles con palmas y ramas de olivo, portapasos juveniles, músicos, personajes bíblicos, nazarenos, granaderos y soldados romanos.