Descubre las casas de 'Los tres cerditos' en un pueblo cercano a la Región de Murcia

Hay pueblos de la geografía española que parecen sacados de un cuento. Unos rincones en los que se rescata la fantasía de una conocida fábula y la adoptan como su seña de identidad. No hay que irse muy lejos de la Región de Murcia para adentrarse en escenarios de película, como Soportújar, a tan solo unas horas de los límites fronterizos, donde se encuentra la residencia de la bruja Baba Yagá.

La Alpujarra granadina esconde otro municipio impregnado de esta magia: Trevélez. Una localidad a 1.476 metros de altitud muy popular por la calidad de su jamón, que goza de la Indicación Geográfica Protegida (IGP). Su historia y las características del terreno en el que se construyó este enclave tiene múltiples conexiones con un famoso relato infantil: 'Los tres cerditos'. Debido a que se encuentra a unos 300 kilómetros de la Comunidad, este lugar se posiciona como un buen destino para hacer una escapada.

Su apuesta fue la de recrear las casas de estos tres personajes conservando sus características más evidentes. De este modo, se edificó una de paja, otra de madera y otra de ladrillo. Para ello, se aprovechó la distribución urbanística de la zona, que está dividida en tres barrios: el Medio, el Alto y el Bajo. En cada uno de ellos se encuentra uno de los hogares.

La elección de esta temática no solo está justificada por su tradición jamonera, sino también por la casa de ladrillo, que es una típica construcción alpujarreña. Se caracteriza por emplear la piedra y la madera como materiales de base y por incorporar una chimenea rematada con un sombrero, entre otros elementos clave.

Los que se acerquen hasta Trevélez podrán disfrutar de un paisaje repleto de fachadas blancas y tinaos. Entre los elementos decorativos que han emplazado como reclamo turístico destacan el banco con forma de jamón en el mirador, la fuente en la que el agua emana de la pata de jamón y las esculturas de animales que hay repartidas entre sus calles, como la del zorro y los caballos.

Para completar la visita por el municipio más alto de la Península Ibérica, se recomienda reservar un tour por algún secador de la zona. De este modo, se podrá conocer el proceso natural de curación de este producto tan típico. Además, por los alrededores también discurren distintas rutas senderistas que permiten explorar el encanto natural que atesora el pueblo. Por todo ello, este destino se posiciona como una buena opción para múltiples familias, ya que personifica la magia de una de las historias por excelencia de la infancia.

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