Un mapa con cinco estilos en el Mubam
Barnuevo, Belzunce, Haro, Romera y García Silva, siempre juntos
Cinco pintores y amigo de un tiempo en Murcia, todos «inequívocamente mediterráneos» (Begoña Torres González). Experiencias, retos, influencias, amistades y complicidades que les han llevado hasta el Museo de Bellas Artes (Mubam) de Murcia, gloria entre las glorias de esta patria chica. 'Un encuentro a cinco' es la exposición -hasta el 19 de enero de 2020- que reúne 40 obras inéditas en las que han trabajado en los dos últimos años Manuel Barnuevo (Murcia, 1947), Manuel Belzunce (Lorca, 1944), Paco García Silva (Marchena, Sevilla, 1945), Ángel Haro (Valencia, 1958) y Marcos Salvador Romera (Puerto Lumbreras, 1953). Universos independientes que, según la comisaria, Julieta de Haro, mantienen aspectos conexos y no conexos, tanto en el ámbito pictórico como extra pictórico. «Al mismo tiempo, su compromiso como artistas les hizo a través de la gestión cultural en el ámbito privado y público, y de la docencia, ser artífices de la puesta en marcha de proyectos, programas e infraestructuras culturales para la Región de Murcia. Sin ellos, la historia cultural de las últimas décadas se hubiera escrito de forma diferente», apunta la comisaria. A estos cinco artistas se podrían sumar «los nombres de otros muchos creadores de la Región».
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La exposición parece «un mapa de estilos, con cinco nombres representativos, que se afianzan y reorientan», opina Begoña Torres, exdirectora del Museo del Romanticismo de Madrid. «El resultado son diferentes canales de respuesta a las complejas y variables cuestiones que alcanza la etiqueta pintura, sin precipitaciones, sino desde la perspectiva crítica, desde el choque directo con el contexto y la realidad». Barnuevo, integrante de la 'generación límite', presenta pinturas signadas y rubricadas por la voluntad dominante del color. Belzunce, nómada por naturaleza y presente en el ámbito del arte francés, holandés y belga, se vuelca con azules, verdes, rojos, anaranjados, amarillos y violetas, que liga entre sí «con la fuerza tectónica del negro y de los grises».
Según la comisaria, las pinturas de García Silva, con sus composiciones de raigambre abstracta y fondos casi monocromos, delicadamente matizados, se complementan con formas geométricas, sobre todo círculos y cuadrados. Y Ángel Haro, que toca todos los palos (lenguajes expresivos, la pintura, la ilustración, instalaciones, el mundo de los objetos y escenografías teatrales, operísticas y cinematográficas) se permite ciertas licencias figurativas en su universo abstracto.
«Sin ellos la historia cultural de las últimas décadas se hubiera escrito de forma diferente», afirma Julieta de Haro
Romera, pintor, ilustrador, escritor y gestor cultural, defiende obras «habitadas por una muy variada constelación de formas», una batería de representaciones, «nacidas de una voluntad constructiva, pero que al tiempo aparecen como elementos con un hálito personal, orgánico y libre».
Los cinco artistas, a su modo, comparten ese amor y respeto, incuestionables, por la misma madre: la pintura.
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