Bienvenida a la Navidad desde el Reino de los Sueños

Tras su estreno en Pamplona hace apenas dos meses, el 26 de octubre, la Compañía Nacional de Danza, dirigida por el bailarín y coreógrafo cartagenero José Carlos Martínez, llegó ayer al Auditorio Víctor Villegas, donde actuará también hoy y mañana, con la nueva versión de una de las obras de ballet más famosas y representadas, 'El Cascanueces'.

La compañía, que durante ocho años ha estado presentando 'Don Quijote', su primera producción de estilo clásico en 25 años, muestra ahora esta obra con música de Tchaikovsky que será interpretada en directo por la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia (OSRM) y la Coral Discantus, dirigidas por Manuel Coves. El libreto de Marius Petipa está inspirado en el cuento de Hoffmann, adaptado a su vez por Alejandro Dumas. Además, en el espectáculo participarán varios niños murcianos de escuelas de arte de la Región que interpretarán personajes infantiles de figuración.

La propuesta de la CND mantiene los mágicos ingredientes de siempre. La pequeña Clara, el prestidigitador Drosselmeyer, padrino de la niña, y el Cascanueces viajan del mundo real al onírico Reino de los Sueños, en el que les esperan el Hada de Azúcar y el Príncipe Coqueluche y los visitantes de España, China, Rusia y Arabia, que participan en esta magnífica fiesta.

A diferencia del relato original, en el montaje de la CND la acción transcurre durante la Navidad de 1910. De esta forma, se aumenta el contraste entre el realismo burgués que se recrea en la fiesta de la familia Stahlbaum y el mundo de Clara, donde cohabitan sus deseos con sus miedos e imágenes inquietantes y fantásticas.

Un universo mágico en el que, más allá del protagonismo innegable de los bailarines -Cristina Casa y Alessandro Riga son los principales protagonistas el viernes y Lucie Barthélémy y Anthony Pina el sábado-, juegan un papel importante escenografía y vestuario. Mónica Boromello se encarga de lo primero y ha asumido como un reto esta labor, especialmente por tener que «crear un mundo mágico, sorpresivo y poético sin defraudar el hecho de que estamos contando un cuento de Navidad, con sus códigos y sus tradiciones».

Por su parte, el vestuario corre a cargo de Iñaki Cobos. El figurinista se centra en este viaje en el tiempo de la mano de Drosselmeyer, «quien nos conducirá a distintos espacios temporales donde se desarrolla la acción: desde una cena de Navidad ambientada a principios del siglo XX, con un vestuario marcado por la etiqueta y los tejidos de la época, a lugares de fantasía como el bosque de copos de nieve o la ciudad de mazapán».