El vuelo del Potez
DEMASIADO PERRO ·
Fue uno de esos incidentes que, quizá, pasó desapercibido y que tiene muchísima importancia a la hora de entender nuestra contiendaEn nuestra sociedad te encuentras con gente que ve la Guerra Civil bajo un punto de vista sectario y, dependiendo de su tendencia política, identifica ... a unos como los malos y a otros como los buenos. Luego hay otros que dicen que «vaya rollo con la Guerra Civil» y no quieren saber nada del asunto, argumentando incluso que es un asunto que está suficientemente analizado. Hay otro grupo de ciudadanos a los que nos interesa el tema, que nos acercamos a él libres de forofismo, aunque sin equidistancia, ojo, y contemplamos aquellos sucesos en clave histórica. No en vano, hace 85 años de aquello, esto es casi un siglo. Por eso somos muchos los escritores, historiadores, investigadores y lectores a los que nos fascina aquel hecho histórico siendo como fue una precuela de la mayor guerra que vieron los tiempos, enclavadas ambas en un período de tiempo crucial para la historia de la humanidad que va de 1936 a 1945. Y es ahí donde comprendes que aquella generación que sufrió, asistió o participó en dos guerras tiene vidas azarosas, de película, y a poco que investigues un poco, te encuentras con multitud de sucesos, de incidentes, de peripecias que dan no para una sino para cien novelas.
El doctor Henny. Y una de ellas es 'el vuelo del Potez', incidente que aparece en mi próxima novela, '36', un suceso que debería concitar el interés del gran público por ser uno de esos incidentes que, quizá, pasó desapercibido y que tiene muchísima importancia a la hora de entender nuestra contienda. El 8 de diciembre de 1936, el avión en el que viajaba el doctor Henny, observador en el bando republicano de la Sociedad de Naciones, debía hacer su trayecto habitual entre Madrid y Tolouse. Era un avión militar francés, perfectamente señalizado como de uso civil y que cumplía la función de valija diplomática francesa. Henny salía de España para acudir a Ginebra donde debía pronunciar un esperado discurso en la Sociedad de Naciones, embrión de la posterior ONU, sobre la situación real en la España republicana. Debía haber viajado el día anterior, pero una 'inoportuna' avería le impidió realizar el viaje. Álvarez del Vayo, ministro de Estado de la República, tenía también que pronunciar un discurso en el mismo foro.
El derribo. Curiosamente, no mucho después del despegue, dos cazas pasaron a toda velocidad junto al avión diplomático, para dar la vuelta a continuación y, atacando de abajo a arriba, ametrallar el aparato provocando que el piloto tuviera que realizar un meritorio aterrizaje de emergencia junto a Pastrana (Guadalajara). En el avión iban: piloto, operador de radio, el propio Henny, el periodista francés Louis Delapreé autor de 'Morir en Madrid', André Chapeau, corresponsal de la agencia Havas, y dos chicas, apenas adolescentes. Las autoridades republicanas llegaron con extraña celeridad al lugar y encontraron a Henny herido de bala en una pierna y recostado en un árbol mientras que, curiosamente, la valija con sus papeles ardía vivamente en el fuego que habían encendido «para calentarse». Era evidente que el doctor no quiso que cayeran en manos de las autoridades. La prensa del momento no se ponía del todo de acuerdo con los nombres y heridas de los pasajeros, pero sí sabemos que Delapreé murió a consecuencia de aquello, pues parece ser fue herido en el abdomen y la ingle.
Propaganda. Inmediatamente la prensa republicana utilizó el incidente para cargar contra el otro bando porque «dos cazas facciosos» habían derribado un avión civil francés incumpliendo la normativa internacional. Todos los periódicos criticaron con dureza el hecho y esa fue la versión que se impuso. Pero García Lacalle, jefe de cazas de la República, reconoció en su propia biografía que los pilotos que habían derribado el avión francés eran los soviéticos G. Zajarov y N. Shimelkov. Los cazas fueron republicanos. Henny no pudo llegar a la Sociedad de Naciones, se recuperó en Madrid de sus heridas y en cuanto pudo salió de España. La Sociedad de Naciones había colocado también un observador en el bando nacional y sus informes no eran buenos. La opinión pública internacional estaba mayoritariamente de parte de la República y quizá que Henny contara lo que había visto no convenía. ¿Se actuaba en el bando republicano con corrección? ¿Había paseos? No sabemos exactamente el contenido de su discurso ni qué pruebas llevaba, pero una cosa queda clara, a algunos no les interesaba que el observador internacional llegara a Ginebra. ¿Por qué? La respuesta es, en sí misma, interesante. Y luego dicen que la Guerra es un tema acabado.
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