La chistera de Sánchez
Tempus fugit ·
Mientras los barones socialistas, entre ellos el murciano Francisco Lucas, pagan las consecuencias de la huida hacia adelante de su líder nacional, aquí López Miras sigue frotándose las manos y supera el Debate del estado de la Región sin despeinarse y sin necesidad de presentar grandes proyectosPuede sonar presuntuoso, pero me doy cuenta de que me crezco en las situaciones difíciles». Esta afirmación tan alejada de la modestia corresponde a uno de los políticos más personalistas y egocéntricos de la historia de la democracia española. Se trata de un extracto de 'Manual de resistencia', el libro autobiográfico de Pedro Sánchez escrito por la periodista Irene Lozano y publicado en 2019, un año después de que el líder socialista alcanzara la presidencia del Gobierno tras la moción de censura contra Mariano Rajoy. En la misma obra, Sánchez reflexiona sobre su salida forzosa de Ferraz a la que fue sometido por el propio PSOE cuando se negó a dar sus votos a Rajoy para desbloquear la situación política del país después de tener que repetir las elecciones generales. «Optaron -denuncia en el libro- por una maniobra: la dimisión de 17 miembros de mi Ejecutiva con la que pretendían forzar mi dimisión. Todo fue terriblemente duro. Me permitió saber a quién podía considerar mi amigo y a quién no. Al llegar a casa, Begoña me esperaba con lágrimas en los ojos, porque no entendía bien lo que había sucedido. Empecé a cobrar conciencia de la capacidad de resistencia que yo podía llegar a tener».
Publicidad
No sabemos a día de hoy si esta resiliencia será infinita, pero no hay duda de que el aguante del jefe del Ejecutivo ante las adversidades que lo acorralan lo convierten en una suerte de MacGyver -aquel personaje de ficción de los años 80 y principios de los 90 del siglo pasado que sorteaba 'in extremis' y con inventos mágicos las situaciones más peligrosas a las que se puede enfrentar el ser humano- al que nada ni nadie pueden doblegar. Pedro Sánchez aspira a la matrícula de honor en su particular máster de supervivencia, aunque para ello tenga que situar a España en el disparadero de la OTAN y desencadenar una guerra comercial con EE UU al desafiar al mismísimo Donald Trump. En plena tormenta por los graves casos de presunta corrupción en las altas esferas del Partido Socialista, con dos ex secretarios de Organización imputados por mordidas, el resistente Sánchez se sacó de su insondable chistera una comparecencia urgente, el domingo por la tarde, para anunciar un supuesto acuerdo con la Alianza Atlántica sobre el gasto en Defensa a sabiendas de que sacaría de sus casillas al excéntrico presidente estadounidense y, en consecuencia, desviaría la atención mediática a un nuevo escenario en el que se erigía, por enésima vez, en garante de la justicia social y las políticas públicas. Ábalos, Cerdán, los sobornos y las sospechas acerca de tramas corruptas han pasado a un segundo plano esta semana, y casi a un tercero tras el aval de un dividido Tribunal Constitucional a la ley de amnistía diseñada 'ad hoc' para los autores del 'procés', principalmente para su máximo responsable, el prófugo Carles Puigdemont. Pero además, al fijar en el 2,1% del PIB el gasto en seguridad y defensa, en contraposición al 5% planteado por la OTAN y Trump, el presidente español ha hecho un guiño a sus socios de la izquierda radical con el objetivo de intentar neutralizar una hipotética ruptura de la coalición que lo mantiene en La Moncloa. Si Sumar lo deja caer y Podemos le retira su apoyo parlamentario -circunstancia improbable aunque no imposible-, Sánchez se vería abocado a convocar elecciones, de las que huye como del agua ardiendo protegido por unos independentistas catalanes condenados a llevar entre algodones al sanchismo como única esperanza a su hoja de ruta soberanista. Puigdemont solo quiere el perdón para sus delitos, sin un ápice de arrepentimiento, y legitimidad para planear y ejecutar en un futuro no muy lejano una nueva declaración de independencia precedida, o no, de un referéndum ilegal, o no, como el del 1 de octubre de 2017. Y no es una conjetura de quien firma este artículo, sino la constatación del desafiante argumentario de Junts. Da igual que las voces críticas socialistas -Felipe González, Lambán, García-Page, etc.- se escandalicen de la ley de amnistía y arremetan contra Sánchez por alejar al PSOE del espíritu constitucional del 78 y arrastrarlo al abismo; el secretario general del PSOE y presidente del Gobierno solo cree en él, digan lo que digan, como canta el gran Raphael.
Y mientras los barones socialistas -el murciano Francisco Lucas entre ellos- pagan las consecuencias de la huida hacia adelante de su líder nacional, aquí López Miras sigue frotándose las manos y supera el Debate del estado de la Región sin despeinarse y sin necesidad de presentar grandes proyectos, solo iniciativas menudas que de momento le sirven para dejar en evidencia esa «inacción» del Gobierno de Sánchez que denunció varias veces en su discurso del miércoles.
Oferta Cyber Week 6 meses por 2€ al mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión