Del 'fenómeno fan'
La desbordante pasión de los seguidores engrosa el bolsillo de sus ídolos
No recuerdo una etapa deportiva como la actual, en la que los jóvenes se adelantan al tiempo, se saltan los plazos e irrumpen sin permiso ... en las élites de fama internacional sin que nadie los espere porque, dicen los otros y el sentido común, todavía tienen mucho que aprender y progresar. Pues sí, pero –que diría un castizo– si el recorrido para superar ese aprendizaje y progreso lo hacen al ritmo de la precocidad con la que han llegado a la cúpula, la mejora les puede llevar dos metros arriba del cielo.
Por exagerar que no quede.
Para exagerados, los hinchas. En los partidos de la Eurocopa nos los muestran exaltados, vociferando o llorando, como si les fuera la vida con el gol que acaba de marcar o encajar su equipo. Luego se vuelven a casa, tristes o alegres, pero con el bolsillo aligerado, todo lo contrario que sus ídolos, quienes, aun no habiendo alcanzado el objetivo, verán su cuenta corriente crecer por el solo hecho de haber participado en la competición.
La exagerada afectación que nos muestran las imágenes del graderío confirman que el fenómeno fan no solo se da entre los adolescentes, al tiempo que viene a justificar los progresivos ingresos de los 'ídolos' por derechos de imagen ya que, lógicamente, el número de fans influye en la cuantía de los contratos con las empresas de marcas deportivas y en los ingresos de los clubes por la venta de camisetas y demás accesorios. Sirva como ejemplo que Nike quiere blindar al tenista murciano Carlos Alcaraz, con el que tanto sufrimos cuando pierde y tanto nos alegramos cuando gana, quien merced al exponencial aumento de sus seguidores, podría percibir entre 15 y 20 millones de euros por temporada y tener un logotipo exclusivo para él, al igual que ya hizo Nike con Federer y Nadal. Eso sí, las camisetas con ese logo puede que se vendan a 180 euros la pieza.
Está claro que el llamado 'fenómeno fan', presente en nuestra sociedad desde hace más de 50 años e incrementado por las redes sociales, no solo tiene un impacto entusiasta entre los seguidores, sino también en la industria y el comercio.
Así que, ante el Alemania-España de esta tarde, me permito sugerir (sugerirnos) que apretemos, pero no suframos. Que al fan no le pagan por sus emociones.
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