La rampa

Antes y ahora

La actualidad exige contar con líderes capaces de hallar lugares de encuentro

Hace poco más de un siglo, nuestro gran filósofo Ortega y Gasset dijo que «la España del siglo XX es una España invertebrada» y sobre ... ello data su libro publicado en 1921, cuatro años después de la gran crisis que estuvo a punto de desembocar en el caos por las revueltas de obreros, campesinos, militares y políticos parlamentarios, todas ellas coincidentes en el tiempo y con el denominador común de que cada gremio iba a lo suyo.

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–Más o menos, como ahora...

La cercanía de lo ocurrido en Rusia empeoraba la situación, ya que la burguesía temió que se reprodujese una especia de bolchevismo a la española, y todo aquello desembocó en la dictadura de Primo de Rivera quien, desconfiado de los políticos profesionales, suspendió la Constitución y disolvió el Congreso y el Senado, decisiones que, a pesar de su gravedad, en parte fueron bien recibidas por la población, dada la creciente impopularidad en la que habían caído los políticos.

–Más o menos, como ahora...

–Más menos que más. No, ahora la economía no ahoga, ni hay ruido de sables ni los políticos se rebelan porque tienen poco sueldo, sino todo lo contrario, lo cual constituye un elemento más de su progresiva impopularidad que tiene su reflejo en el voto populista.

Ahora vivimos un galimatías político que, en el mejor de los casos, nos tiene confundidos. Ahora, los independentistas catalanes, que no son la mayoría de los catalanes, proclaman abiertamente su aspiración secesionista y se les premia con financiación singular o con una amnistía que provoca duda y rechazo en juristas y el común ciudadano. Ahora, seis o siete parlamentarios imponen su ruta al Gobierno y estancan la legislatura. Ahora, la invertebración de España que Ortega trató como una enfermedad endógena ha sido aceleradamente convertida en mal crónico por parte de la clase política, enfrascada en 'sus' cosas, 'sus' lenguajes, 'sus' intereses y su carencia de liderazgo.

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La política actual, con un Parlamento tan plural, exige contar con líderes capaces de llegar a consensos, de hallar lugares de encuentro y de analizar y explicar hacia dónde nos lleva este tren tan complejo, volátil e incierto.

[El verano es época propicia al reencuentro de amigos que, luego de los saludos, se enfrascan en charlas del antes y ahora. Este artículo es consecuencia parcial de una de esas conversaciones de viejos amigos.]

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