Señales de alarma
DEMASIADO PERRO ·
No podemos dar acceso ilimitado a redes a una criatura sin ningún filtro, sin ninguna guía, sin ninguna indicaciónEn la última semana han aparecido serias señales de alarma que deberían llevarnos a tomar medidas de manera urgente porque proteger a los menores, hacer ... que crezcan sanos, que tengan una buena formación y lleguen a la edad adulta siendo personas equilibradas es una responsabilidad de todos. Hemos asistido con horror al episodio de Elche en el que un menor asesinó, presuntamente, a sus padres y a su hermano después de que sus progenitores le quitaran el wifi debido a su mal rendimiento escolar. Paralelamente a esto, la Consejería de Educación ha reconocido algo que venía siendo denunciado por equipos directivos y es que hay un repunte muy llamativo de casos de salud mental entre nuestros jóvenes. Y para rematar, un menor ha apuñalado a su profesor en clase esta misma semana.
Acción. Este es un problema que requiere una actuación inmediata. Quizá habría que ir planteando la existencia de una asignatura sobre la adicción a las nuevas tecnologías, asunto al que ya dediqué un artículo hace unos meses. Desde la aparición del coronavirus y tras el confinamiento y las medidas de restricción que hemos sufrido, los docentes hemos detectado un crecimiento exponencial de la dependencia que tienen nuestros jóvenes de sus dispositivos electrónicos. Imaginen ustedes que, si los adultos ya la tenemos, cómo puede ser la cosa en una criatura de 12 años. El otro día escuché a un psicólogo decir que no podemos dar acceso ilimitado a redes a una criatura, sin ningún filtro, sin ninguna guía, sin ninguna indicación. Se hace necesario que, desde ya, en las aulas se trate el tema con seriedad y rigor, que se programe una asignatura que los encarrile. No se trata de demonizar lo digital y mucho menos los videojuegos que no son malos y por su interactividad relajan y divierten al personal, pero un crío que accede a ellos sin límite corre un riesgo enorme.
Las familias. Se hace evidente que muchas familias, muchos padres, han desertado de controlar el tiempo que sus hijos dedican a esto, por eso se hace más necesario que nunca que este asunto se trabaje en la escuela. En la adolescencia el espacio social de un chico/a se expande de manera considerable, necesitan relacionarse con otros jóvenes, flirtear, experimentar con las relaciones sociales, con la amistad, salir. Con el coronavirus todo eso ha quedado muy mermado y desde que volvimos del confinamiento muchos no han terminado de salir del mundo digital. Durante aquellos meses la única posibilidad que tenía un adolescente de interactuar con sus iguales era el mundo digital y no hemos hecho una desescalada. Los tiempos inciertos que vivimos nos han llevado a que se incrementen las enfermedades mentales en nuestros jóvenes y eso requiere una reacción rápida que pasa, le pese a quien le pese, por volcar medios en el asunto.
Cóctel. Se han escrito muchas tonterías y algún medio ha apuntado injustamente a cierta novela en relación con el parricidio de Elche. En un caso como ese, muy sintomático, ojo, se dan una serie de circunstancias más habituales de lo que pensamos: una predisposición a la enfermedad mental de base, ausencia de control en inicio que deriva en una adicción, malos resultados académicos y, sobre todo, falta de sueño derivada de pasar tantas horas frente al dispositivo. Todo eso lleva a una pérdida del sentido de la realidad que redunda en un episodio que pone los pelos de punta. No se puede culpar a un videojuego ni a una novela, sino a que no podemos consentir que chavales tan jóvenes pasen 18 o 20 horas al día jugando, no. Para eso las familias han de ponerse las pilas, pero la sociedad, también, este es un problema muy grave y la adicción a los videojuegos es tan grave como estar enganchado a la coca o ser ludópata. Los mecanismos de la adicción son los mismos y los comportamientos similares, las mentiras, la huida hacia adelante, la negación y en última instancia hasta la violencia. El caso de Elche no puede ser ya evitado pero los del futuro sí. Si tienen ustedes hijos no les priven de internet ni de videojuegos, ni del uso del móvil, pero sí que deben tener controlado el tiempo que dedican al día a estar conectados al mundo digital, esa es la clave. Es una nueva adicción, muy potente, que nos está pillando a docentes y padres con el pie cambiado, pero debemos exigir a la Administración que se ponga las pilas en el asunto y nos dote de medios para evitar más tragedias.
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