¿Y si todo saliese bien?

Necesito pensar que vamos a poder corregir este horror de sociedad nuestra, lleno de sepulcros blanqueados

Sábado, 4 de diciembre 2021, 08:46

Hace unos días me acatarré y di una conferencia, quedándome totalmente afónico y me tuvieron que pinchar Urbasón para que se entendiese algo. A estas ... alturas me comunico por signos. Es raro, porque estoy trabajando en una cosa de Goya y estoy empatizando con su sordera. Él no oía, a mí no me oyen. Los dos nos volvemos maniáticos con la edad y a los dos se nos presenta una España cada vez más negra que habitar. Él contó la vida de una forma que cambió la percepción del mundo, yo junto letras para unos cuantos amigos que no tenéis hoy otra cosa mejor que hacer que leerme este sábado de incertidumbres, como ahora son todos los días del año.

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En medio de mi drama del primer mundo, el martes viajé a Madrid en ese AVE escalonado que tenemos ahora. Iba estudiando y tomando café, pero abrí un momento Facebook y me enteré. En Barcelona había ardido una familia sin recursos. Ocupaban una antigua sucursal bancaria. Un matrimonio con un niño de tres y otro de uno. El tren se desplazaba como sobre una alfombra por el páramo manchego a la manera de un tubo luminoso y yo daba vueltas en mi cabeza a lo de Barcelona. En Madrid hablaba esa mañana en la Fundación Telefónica. Como mi madre fue telefonista en los 70, me presenté como 'hijo del cuerpo' y hablé para políticos y gestores de cifras y de cultura. Pero tenía la cabeza en Barcelona y la voz en algún sitio remoto. Horas de reuniones, metros y taxis. Y la familia de Barcelona. El pensamiento circular es improductivo. No nos da nada y nos roba la capacidad de producir ideas. Me sobraron dos horas y me fui al Prado a saludar a Goya. En ese tiempo no pensé en ellos, pero al volver al tren la noche de los campos de España me hizo buscar la noticia. No quería saber detalles, era una tragedia en la que no podía hacer nada, pero no podía evitarlo. Eran indigentes, pero habían creado un hogar con lo que encontraban en las basuras. Las fotos de Servicios Sociales que publicaban los medios mostraban una casa en la que el cariño y la limpieza intentaban tapar a los niños que eran muy pobres. Ellos no sabían que eran ilegales. Niños ilegales. Vaya sociedad de mierda es esta en la que un niño puede ser ilegal. El mayor estaba escolarizado, ambos eran queridos y cuidados. Se ahogaron. No sé si han perdido la vida que este país mío les podía ofrecer o se evitaron el infierno que mis conciudadanos han creado para los ilegales. Poco a poco voy dejando de pensar en ellos. Pero no se van del todo.

El poder tiene dos formas de controlarnos: el enemigo y el miedo. El primero es un clásico, fue lo que dio unidad al Imperio Romano en los momentos difíciles, la razón por la que los colectivos humanos se agrupan desde su origen. Cuando hay un enemigo estamos unidos por supervivencia. Ese enemigo debe ser muy malo y el miedo que nos inspire debe forzarnos a hacer piña con los de alrededor para crear un 'nosotros' distinto del de la convivencia natural, es el 'nosotros' que el poder puede manejar. Se ha hecho un buen trabajo con eso, los enemigos que han agitado pasean por la calle y pueden ser nuestros vecinos. El enemigo de cercanías sería el inmigrante, que es el diferente, el heredero del bárbaro que unió a los romanos.

La familia de Barcelona es el enemigo de gente que basa su patriotismo en odiar a los otros. Él era paquistaní, ella rumana. Los niños no lo sé. Eran ese enemigo que viene a quitarnos el trabajo. Lo único que nos quitaban eran los juguetes que nuestros hijos ya no quieren. Los recogían de la basura, los limpiaban y se los daban a sus hijos para que jugaran. En las fotos aparecen muñecas sin brazos y juegos de mesa. Si ese es el enemigo que os da miedo no valéis nada.

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En algún momento de hace unos años el futuro dejó de ser mejor que el pasado. Desde entonces vivimos en una zozobra que se parece mucho al miedo, una sensación de que no vamos a ser capaces de enderezar el rumbo suicida de nuestra sociedad y, en definitiva, de la vida en el planeta. Sé que el miedo es el mensaje, que es una forma de control de masas cuando el enemigo no es suficiente fuerte. Sé que hay gente mala que viene de fuera, aunque yo solo he encontrado gente mala de aquí, de rancio pedigrí hispano.

Sin embargo he tenido toda la semana la poderosa necesidad de que todo vaya bien. Necesito pensar que vamos a poder corregir este horror de sociedad nuestra, lleno de sepulcros blanqueados. Necesito pensar que en el lapso de mi vida, en mi paso por la Tierra, voy a ser capaz de mejorar la vida de gente como ellos, que mis hijos podrán andar por la calle con la cabeza alta, porque no solo no saben odiar sino que necesitan ayudar a los demás.

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No es mucho, pero es un principio.

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