La monarquía del futuro
ASÍ ME PARECE ·
La abdicación de Don Juan Carlos en 2014 fue el primer paso imprescindible para recuperar el prestigio de la CoronaPero, ¿tiene futuro la monarquía? En la actualidad, lamentablemente, muchos españoles se hacen esta pregunta. Hasta el punto de que se teme que, si se ... iniciase una reforma de la Constitución, se cuestionaría la forma de Estado. ¿Cómo hemos llegado a esta situación? ¿Qué podemos hacer para superarla? Necesariamente nos tenemos que remontar al pasado:
1. El 14 de abril de 1931 se proclamó la II República española. Después vino la Guerra Civil y casi cuarenta años de régimen no democrático. Durante este largo periodo histórico sin monarquía, había en España algunas pocas familias que conservaban las convicciones monárquicas heredadas de sus antepasados, pero a la mayoría de los españoles la monarquía les era completamente indiferente. Fue Franco el que decidió que España era un Reino, y designó a D. Juan Carlos como sucesor en la Jefatura del Estado, a título de Rey. Pero la Monarquía había dejado de estar arraigada en la sociedad española. Como dijo entonces Emilio Romero: «A los españoles les da igual la corona de un rey que la chistera de un presidente».
2. Cuando murió Franco y empezó la Transición, muchos españoles empezaron a ver en el Rey el símbolo de la unidad de España y de la permanencia y la continuidad del Estado. Se consideraba, además, que la Corona era un importante factor de moderación social y política. Y poco a poco fue creciendo el número de personas que, al margen de sus planteamientos ideológicos republicanos, en términos de contingencia histórica entendían que en esos momentos lo más apropiado para España era la monarquía. La figura del Rey concitaba progresivamente más adhesiones. D. Juan Carlos, por otra parte, impulsó la transición a la democracia. José María de Areilza le llamó «el motor del cambio». Por eso, al redactar la Constitución, algunos partidos abiertamente republicanos, como el PSOE y el PCE, aceptaron que en España se estableciese una monarquía parlamentaria.
3. El prestigio personal de D. Juan Carlos I contribuyó a consolidar la monarquía española. Este prestigio alcanzó su punto más alto el 23 de febrero de 1981. Ante el intento de golpe de Estado, la conducta del Rey en defensa de la democracia conquistó el corazón de muchos españoles. Se llegaba a decir entonces que en España no había monárquicos, pero sí 'juancarlistas'.
4. Décadas después, el pueblo español ha tenido conocimiento de algunos comportamientos del Rey nada ejemplares. Se han aireado algunos supuestos de enriquecimiento injustificado, y varias conductas poco honestas y transparentes. D. Juan Carlos ha dilapidado en poco tiempo el prestigio personal que había acumulado durante muchos años. Y su desprestigio personal ha perjudicado gravemente a la Corona. Ya nadie se proclama 'juancarlista'. Y los adormecidos planteamientos republicanos han reaparecido con nuevos bríos y cargados de razón.
5. La abdicación de D. Juan Carlos en 2014 fue el primer paso imprescindible para recuperar el prestigio de la Corona. En su primer discurso como Rey, Felipe VI ya anunció que tomaría medidas para hacer a la Corona «merecedora del respeto y la confianza de los ciudadanos bajo los principios de ejemplaridad, transparencia, rectitud e integridad».
6. Desde luego, este esfuerzo de recuperación del respeto y de la confianza no está siendo nada fácil. La decepción general causada por D. Juan Carlos ha sido demasiado profunda y demasiado dañina. Sin embargo, D. Felipe VI lo está intentando. Debió de ser muy doloroso distanciarse de su hermana y de su padre; y renunciar a lo que en el futuro pudiera heredar de ese enriquecimiento obtenido por D. Juan Carlos.
7. Políticamente, el 3 de octubre de 2017, D. Felipe VI se ganó el respeto de todos. Ante la grave crisis institucional causada por los separatistas catalanes, D. Felipe VI pronunció un discurso televisado que adquirió dimensiones históricas. El Rey demostró inteligencia y coraje, y puso de manifiesto la utilidad de la monarquía para garantizar la unidad de España.
8. Pero después se han seguido conociendo conductas escandalosas de D. Juan Carlos. Y es muy difícil lograr que todo esto no perjudique a la Corona. Sin embargo, Felipe VI lo sigue intentando. Acaba de hacer público su patrimonio, en un inédito alarde de transparencia. Y en el BOE del pasado miércoles se publica el Real Decreto 297/2022, de 26 de abril, sobre reestructuración de la Casa de S. M. el Rey. El real decreto reconoce que las medidas que contiene pretenden consolidar las reformas ya efectuadas por D. Felipe VI y «continuar el proceso de modernización iniciado en el año 2014 y ahondar en el reforzamiento de los principios de transparencia, rendición de cuentas y publicidad, en línea con el compromiso de la Corona con la sociedad de observar una conducta íntegra, honesta y transparente».
9. Quedan muchos pasos que dar. Algunos tan importantes como delimitar el ámbito de la inviolabilidad a que se refiere el artículo 56 de la Constitución. Pero, de seguir así, estoy seguro de que la Corona recuperará el respeto y la confianza de la sociedad. Y la monarquía española tendrá futuro.
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